El tendedero cerca del Palacio

0
599

Por Kenya G.

Aunque son una imagen que nos remite al siglo pasado cuando nuestras abuelas y quizá nuestras madres, tendían sus sábanas en grandes lazos en el corral de la casa, los tendederos me parece que son como una forma de humanizar una vivienda y ya ni se diga en los condominios de las grandes ciudades donde hay jaulas con candado para tender y resguardar aquel patrimonio: Lo que no se puede evitar es que uno que otro eche andar su imaginación al ver aquellos biquinis  sensuales y cómo lucirían si estuvieran cercanos a sus boxers. Y bueno, los tendederos en el medio rural, siguen siendo el paisaje nuestro de cada día, donde el sol y el viento, le impiden el paso a cualquier secadora Whirlpool.

Aprobada o no esta práctica de tender ropa a la vista de los transeúntes, resulta interesante y hasta divertido observar los lazos que sostienen el calzón de mangas del abuelo, la bata de franela de la abuela, el vestido que ni con lavadas se le quita el olor al viejo Chanel #5 de la mamá, ni la tanga de la jovencita que sin pudor alguno ante el paisajismo exhibe su talla 5 o de plano 3 que cuelga en el patio, en el balcón y hasta en las ventanas; lo que nos parece un insulto para quienes a duras penas entramos en la 36. Ya no hay respeto ni al patrimonio arquitectónico ni a la diversidad de la tabla de pesos y medidas.

Pero si de exhibir se trata, nacen los tendederos universitarios y ahora en las marchas feministas donde las mujeres cansadas de ir a los juzgados, denunciar vía redes sociales, hablando en la junta de vecinos, decidieron elevar sus protestas con el apoyo de activistas en su mayoría para exponer no un problema sino una situación de hartazgo por acoso, intento o violación y en el peor de los casos, feminicidio y donde la respuesta ha sido nula. Para ejemplos ahí el caso de la Universidad Benemérita Autónoma de Puebla BUAP o en el mismísimo ITESM que se han visto obligadas a redactar un protocolo para la atención de la violencia de género, que ha amortiguado, pero no erradicado el delito y la prueba es la existencia de tendederos donde se denuncia el abuso y quien lo cometió con nombre y fotografía.

Y una buena noticia es que luego de una convocatoria pública institucional donde invitaban a enviar anónimamente su  caso o el caso de una prima de una amiga que hubiera sido víctima de violencia a mujeres y niñas. ¿Porqué este sector de la población? Pues porque es el más vulnerado. Y ayer, ahí a unos metros de Palacio de Gobierno o a la Casa del Pueblo, dependencias públicas relacionadas con las mujeres y con la cultura, colocaron unos lazos donde pendían con pinzas de madera y de plástico, mensajes impresos de jóvenes y no tan jóvenes, alumnas, maestras, enfermeras, madres, hijas, empleadas, subempleadas y desempleadas, relataban cómo han sido sujetas de acoso y hostigamiento de varones que a nuestros ojos son desconocidos, pero otros no tanto. Todo lo contrario.

Celebro que nos animemos a usar el tendedero a unos pasos de Palacio de Gobierno, que lo hayan colocado unas instituciones, que las mujeres se hayan animado a compartir sus historias que además servirán para hacer el guión de un cortometraje que multiplique el mensaje en todo Nayarit. Ojalá un día sean innecesarios a falta de delitos por denunciar, mientras tanto, ahí estaremos como Doña Florinda de la Vecindad del Chavo, tendiendo a medio patio y esperando que el tendedero conteste: ¡Qué milagro que viene Usted por acá!  ¡Tal vez no sean los tendederos la  vía correcta de la denuncia, pero sí una alternativa!

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí