Antes de popularizarse los cursos y diplomados de unas horas en línea hicieron época los seminarios que sin preparación previa graduaron a muchos como consultores políticos en tres días. Se incorporaban a responsabilidades estratégicas en equipos de campaña electoral o en gobiernos disertando sobre discurso político, sociología, neurociencia, hipnosis, lingüística, demoscopia, teoría de las decisiones y de juegos y una centena de autores, de Maquiavelo a Tomás Moro. Algunos pocos fueron brillantes en sus profesiones de origen; el resto era un misterio cómo habían logrado concluir su secundaria o preparatoria. Sabían nada, hablaban con palabras de sabios, cobraban fortunas y llegaron muy lejos. Fueron hombres con suerte que supieron encontrar clientes ganadores a los que convencían de haber participado en sus triunfos. Nunca aceptan un fracaso. Eran y son simpáticos, como los bribones.