En dos ruedas y a recorrer el mundo

“Un día platicando con mi hermano, me dijo que él quería viajar a Perú y lo motivé para irnos hasta Argentina, un viaje programado para realizarse un año antes de que él se casara”, recuerda Tobías

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Yuvenia Ulloa

Tobías Barba Torres quien es originario de Los Dolores, Jalisco, es un joven motociclista quien se atrevió a su corta edad a vivir la experiencia y las aventuras de recorrer diversos países en dos ruedas, tales como; Belice, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, Colombia, Perú, Brasil, Argentina, Chile y Bolivia.


Barba Torres narró que a la edad de 16 años comenzó a manejar moto como su medio de transporte en su pueblo natal y fue a partir de los 18 cuando su familia materna y amigos lo motivaron para tomar la decisión de conocer diversos lugares del mundo.

El joven de apenas 23 años de edad contó que nunca había salido del territorio mexicano, sin embargo, las ganas de hacer su primer viaje a la República Argentina eran inmensas:

“Para viajar en una motocicleta no importa la marca, lo que se busca son unos buenos frenos, eso es esencial, yo nunca había salido del país, los viajes los hacíamos de un fin de semana, entre dos o tres días y recorrimos el norte de México: Tijuana y Sonora. Y un día platicando con mi hermano, me dijo que él quería viajar a Perú y lo motivé para irnos hasta Argentina, un viaje programado para realizarse un año antes de que él se casara, hablamos con los amigos porque la mayoría no habíamos salido del país”.

Mencionó que para llegar a la República Argentina tuvo que pasar por diversas travesías durante su recorrido que duró seis meses, no obstante la experiencia de conocer otras culturas, idiomas y sobre todo enfrentarse al mundo solo, fueron únicas: “Viajé seis meses para llegar a Argentina y, salir del país es algo inimaginable, conoces muchas cosas y de la realidad que vivimos día con día cambia, no en todos lados es lo mismo, aprendí muchas cosas, por ejemplo; a la hora de salir yo tenía mucho miedo de llegar a la frontera, no sabía qué hacer, no sabía cómo desarrollarme en un país, qué voy a hacer con el dinero o con las barreras del idioma, porque aunque es Sudamérica, hay lugares que sólo hablan inglés o portugués, todo eso me intrigaba, perdí los miedos y en algún momento del viaje me separé un mes y medio a Chile, fue una parte de Argentina, Bolivia y Perú”.

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Cuando se le preguntó cuáles son los riesgos que un motociclista viajero desafía en carretera y en tramos peligrosos, Tobías, respondió:  

“Pareciera que estás expuesto a muchos peligros, pero para mi perspectiva viajar hacia Argentina era ya como circular en México y yo sé que si me pasa algo en la carretera hay personas que son muy humanas, por ejemplo; en el sur si ven a un viajero tratan de ayudar, yo hice dos amigos en Chile y me quedé a dormir con ellos en el transcurso del viaje. Ya no sentía miedo viajar solo porque yo sé qué es la Aduana, cómo son los trámites, qué asuntos debo tener en regla y qué puntos tengo que cuidar; en la moto hay que llevar ciertas refacciones que son vitales, el riesgo que puede existir es que algo le pase a la moto y no tan fácil se pueda arreglar y te quedes tirado, pero me voy preparado, llevo casa de acampar, llegué a dormir en gasolineras porque Chile es muy caro”.

Explicó que un viajero lleva lo más indispensable, ya que si sobrecargan su motocicleta puede provocar caídas, especialmente en las curvas: “Sin tanto peso; ropa, refacciones, lámparas, porque el peso hace que te caigas, yo me caí bastantes veces, entre ellos, tuve dos accidentes leves porque después pude caminar. En algún momento del viaje para pasar de Panamá a Colombia, mi moto la pesaron para mandarla en avión porque no había otra posibilidad, no hay carreteras en ese trayecto”.

Al referirse, cuál es la diferencia entre viajar de un país a otro solo o acompañado, el joven Barba Torres, comentó: “El estar solo es ser dueño de tu tiempo, del destino a dónde quieres llegar, no hay conflicto de nada porque cuando estábamos juntos era difícil tener un conflicto porque nos conocemos bien, pasaban pero eran muy simples, se solucionaban pronto. Pero al ir acompañado te limitas  de conocer ciertos lugares, a la hora que estuve solo marqué los puntos que quería visitar y tomaba el tiempo que quería. Para entrar a Chile no aceptaron a mis amigos y me fui solo, sin embargo pasaron tres semanas y ya extrañaba,  me estaba frustrando por diversas circunstancias, el negocio estaba mal y ya era la recta final del viaje, y donde yo me separo de mis compañeros me retrasé mucho y yo tenía que recorrer en cuatro días lo que ellos en dos semanas, fue pesado, los últimos días yo los quise alcanzar y Chile solamente tenía una frontera abierta, opté por subir y bajar de prisa, pasar esa frontera y después subir por el lado argentino, yo los quise alcanzar en Bolivia pero no pude, logré alcanzarlos en Perú; la moto me empezó a fallar, llegué a un pueblo para que la arreglaran y seguí mi camino”.

Relató que su mayor logro como viajero fue llegar al fin del mundo, una insignia de los motociclistas: “Llegué a Ushuaia, el último municipio del continente americano, es muy emblemático del motociclismo, normalmente es como la travesía, insignia mundial, todos quieren de ir a Alaska a Ushuaia, atravesar América es como una estrellita que se ponen, realmente es un lugar muy helado, los atardeceres son mágicos, le llaman tierra de fuego porque en el atardecer baja el sol y todos los días el cielo se pinta de rojo y son preciosos los atardeceres, los viajes son experiencias únicas y te garantizo que en Argentina, precisamente en Ushuaia vi los mejores atardeceres de mi vida”.

En este mismo sentido, Tobías Barba Torres mencionó que a pesar de que su familia estaba preocupada por el viaje que iba a realizar hasta Argentina, le brindaron su total respaldo y respetaron sus decisiones de esta nueva aventura:

“Por el lado de mi familia fue muy difícil aceptar que yo viajara en moto, cuando yo me aseguré de quién me cuidara el negocio familiar, entre mi hermano y yo íbamos a hablar con mi papá porque ambos habíamos planeado el viaje, sin embargo mi hermano me comentó que no estaba seguro y yo le respondí que mi amigo Tito y yo ya estábamos listos y si él no iba, viajaríamos solos, ya tenía planeado yo todo, estaba motivado; al día siguiente platiqué con mis papás y a pesar de que se le hacía complicado, me dieron su total apoyo y comprendieron, a mi papá no le gustaba la idea pero respetó mi decisión, se preocupaba mucho. Al momento de partir al viaje me despedí de mis padres, de mis hermanas, mis hermanos, mis sobrinos, fue muy triste y se me hizo difícil, tenía sentimientos encontrados, estaba emocionado por irme pero triste por dejar a mi familia, a pesar de todo, nos apoyaron muy chingón y por parte de la familia de mi mamá como son muy aventureros, nos dieron su apoyo. Cada vez que me comunicaba con mis papás ellos estaban muy contentos de que todo estaba bien. Ya me tocará a mí aguantar las decisiones de mis hijos”.

Antes de concluir la entrevista, el joven dijo que en compañía de sus amigos preparan un nuevo viaje a Honduras: “Estamos platicando para nuestro próximo viaje realizarlo a Honduras, en el pasado viaje conocimos una la Isla Utila, nos dieron hospedaje y un curso básico de buceo, certificado, tenemos nuestra licencia, la verdad está precioso, me encantó la experiencia y se las platiqué a unos amigos y están emocionados, ellos no han ido y yo quiero volver, quizás para fin de año se haga ese viaje, la clave en todo es poner una fecha”.

Finalmente, Barba Torres sostuvo que recorrer diversos lugares le cambió su forma de pensar, ya que  con los viajes no se vive en el pasado y se desconoce lo que el destino depara: “Mi perspectiva cambió al momento de viajar, nosotros tenemos una vida y una rutina, y generalmente los días son parecidos y a uno se le va el tiempo como agua, y cuando sales fuera no planeas, no sabes qué va a pasar al día siguiente, es algo impactante viajar, lo que más me llenó del viaje es que no importa qué pasó ayer y no importa qué va a pasar mañana, no se conoce nada del lugar, vas a un rumbo desconocido, la impresión que un niño tiene sobre la vida, todo es nuevo. Mi padrino alguna vez me preguntó qué aprendí del viaje y mi respuesta fue: tienes que ver cuántas horas de tu día dedicas a hacer lo que te gusta”.

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