Un ingenio en crisis y soluciones necesarias

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Por Ernesto Acero C.

La reactivación de las actividades productivas del ingenio cañero ubicado en Puga, es un asunto de interés superior para el Gobierno. Lo es en especial para el Gobernador Miguel Ángel Navarro Quintero. Cierto, es de sumo interés dados los orígenes familiares del mandatario. La atención del gobernante nayarita se ha expresado en los hechos, en una eficiente operación mediadora. La importancia del ingenio trasciende hechos de coyuntura. La presencia del ingenio posee connotaciones, al menos históricas, sociológicas y culturales, además de las económicas.

En el año 1619, el nueve de mayo, hace más de 400 años, aparece en Tepic una cruz de zacate, de acuerdo con lo consignado por varios historiadores. Un año antes (1618), según una versión o un año después (1620), según otra, empieza a funcionar un trapiche en la localidad que hoy conocemos popularmente como Puga. Hablamos en ambos casos, el de Tepic y el de Puga, de asentamientos humanos que se desarrollan en el contexto de la colonia, tras la cruenta conquista española.

El dato que se conoce es que ese trapiche habría sido fundado por Félix Velázquez de Puga. De ahí deviene el topónimo con el que se conoce ese sitio.  Ese molino de caña de azúcar, en funciones ya sea desde 1618 o desde 1620, continúa operando con altas y bajas, durante otros (casi) tres siglos, aunque en constante crecimiento y con numerosos cambios.

Los registros indican que es en 1906, en los últimos días del porfirismo, cuando el trapiche se transforma en un ingenio, con todo su significado e importancia. Pasa por las manos de Juan Aguirre que en 1940 habría de vender el ingenio a Manuel Suárez. De ahí que, durante años, el lugar también fue conocido como Estación Aguirre, en el sistema de ferrocarriles.

En 1978, el ingenio pasa a manos de Azúcar S.A., este último organismo gubernamental creado durante el gobierno de Pascual Ortiz Rubio. En ese año, 1978, era presidente de la República José López Portillo. Ese mismo año, es asesinado Gilberto Flores Muñoz en su residencia localizada en la Ciudad de México. La muerte del ex gobernador de Nayarit se da en ese contexto y siendo titular de la Comisión Nacional de la Industria Azucarera (CNIA).

En 1988, en los meses finales de la administración federal de Carlos Salinas de Gortari, se pusieron en venta los ingenios que antes se habían nacionalizado. Uno de esos ingenios, el de Puga, pasó a manos de la familia de Abelardo García Arce, un empresario originario del estado de Jalisco.

Durante varias décadas, el ingenio funcionó con altas y bajas, con niveles de productividad que llevaron a esa empresa azucarera, a exportar buena parte de su producción. No obstante, una y otra vez, el ingenio era apoyado por el gobierno que se encargaba de construir caminos saca-cosechas, y a la vez, sus instalaciones eran cerradas por las protestas de productores de caña o de los mismos obreros de la factoría.

La región donde se localiza el ingenio está influida culturalmente por la presencia de siglos de una actividad a la que se liga la vida cotidiana de los pobladores. De la producción de caña se derivan empleos directos en la fábrica y otros en el campo, en la producción de la caña de azúcar. La mayoría de las personas poseen un vínculo con la industria cañera, pues de ahí surgen recursos para financiar la actividad de las familias, para la educación, para el transporte. La construcción de vivienda en buena medida se financia con recursos originados en el eje de su actividad económica, el ingenio. Una colonia completa se construyó con los recursos provenientes de las cuotas obreras y patronales aportadas para ese fin.

La serie de problemas en el manejo de la empresa se han expresado en constantes protestas de obreros y productores del campo. Ahora, se ha señalado como causa de la crisis que vive el ingenio, la irresponsabilidad, la negligencia y hasta la corrupción. Se habla de irresponsabilidad dado que los propietarios se habrían desentendido de la administración de la fábrica desde hace años, esperando solamente que se les entregase dinero cada año. Se habla de negligencia por la falta de compromiso que habrían mostrado los propietarios que deberían ser los más interesados en una buena administración de la que es todavía su empresa.

Lo más grave en este asunto, es que se hable de corrupción. Algunos integrantes del sindicato de trabajadores del ingenio, hablan de una serie de irregularidades en el manejo del conglomerado del que son propietarios los dueños del ingenio de Puga.

Los críticos de la administración hablan de un posible engaño (en el mejor de los casos) del que podrían ser objeto los propietarios del ingenio. Se refieren a los problemas de adeudos que tienen en crisis al ingenio.

El contexto histórico es el descrito. El contexto actual es el de una empresa que declara adeudos superiores a los cuatro mil millones de pesos. Se alude a un ingenio que podría tener un valor cercano a los cinco mil millones de pesos. Solamente que algunos de los interesados en la adquisición de la empresa, han estimado el valor de la factoría en menos de los cinco mil millones de pesos y los adeudos menores a los cuatro mil millones.

El tema principal en este caso es el que se relaciona con los adeudos de la empresa. Los críticos acusan a los propietarios de la fábrica, de convertir al ingenio en una especie de resumidero de deudas de otras empresas que se encuentran bajo la propiedad de los mismos dueños del ingenio.

El ingenio tiene deudas con los trabajadores, con los productores de caña, con Hacienda, con el Seguro Social, con proveedores diversos, etcétera. Algunos líderes del sindicato aseguran que todos los interesados en adquirir el ingenio han manifestado su voluntad para asumir las deudas directas que tiene el ingenio. Lo que los interesados no aceptan absorber, son las deudas de otras empresas que son propiedad de las mismas personas, pero no de la misma empresa, que en este caso es el ingenio en venta.

Los propietarios del ingenio de Puga caminan por una cuerda floja. Al menos esa es la conclusión de algunos dirigentes sindicales, pues los manejos turbios pueden quedar al descubierto y como consecuencia, las autoridades pueden proceder hasta penalmente contra los dueños del ingenio.

Creo que los propietarios del ingenio han actuado de buena fe, aunque con abulia extrema. El Gobernador del Estado, Miguel Ángel Navarro Quintero, ha mostrado lo mejor de su persona al apoyar a los trabajadores, a los productores cañeros y hasta a los empresarios. La explosividad de la crisis actual, es enorme. La explosión ha sido contenida. En esa tarea han sumado esfuerzos los colaboradores clave del mandatario nayarita liderados por el Secretario General Juan Antonio Echeagaray.

La paciencia es necesaria, aunque la cuerda no debe tensarse hasta el extremo de que se rompa. Una bella historia como la del ingenio de Puga, no debe terminar de forma humillante. El fracaso de la empresa puede dejar una evidencia del fracaso empresarial. Eso no le conviene a nadie.

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