Una transformación con mando y rumbo

Concentración en favor de las transformaciones. Liderazgo forjado en el Crisol de la lucha social. Activismo al seno del movimiento transformador

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Por Ernesto Acero C.

El proceso transformador del país y en el estado, tiene rumbo y tiene mando. El rumbo lo define la gente y el mando recae en liderazgos forjados en las luchas sociales. El rumbo es claro: la construcción de un Estado Benefactor viable. El mando, firme, recae en Andrés Manuel López Obrador en el país y en el estado, en el doctor Miguel Ángel Navarro Quintero.

El liderazgo del movimiento transformador no se construyó alentado por las potencias dinerarias, ni por la lógica hereditaria-endogámica. El liderazgo de López Obrador se construyó durante décadas de lucha, en el crisol de las luchas sociales y en el mar tempestuoso de las ideas. El liderazgo de Navarro Quintero se forjó en el esfuerzo, se fortaleció con el idealismo que ha mantenido contra viento y marea, con la amarga experiencia de los golpes recibidos como castigo a su rebeldía.

El liderazgo de López Obrador y el de Navarro Quintero, se gestaron tras toda una vida de luchas, de esfuerzos y de constante cercanía con la gente. Ni López Obrador ni Navarro Quintero, son pobristas; ambos apoyan a todos los sectores de la sociedad, sin exclusiones. Ese es el origen de la legitimidad de un mando y del rumbo de los cambios.

La concentración realizada en el zócalo de la Ciudad de México, nos rebela el enorme apoyo popular que cobija las transformaciones que vive el país. Sin ese respaldo, sería imposible de realizar los cambios. Sin ese respaldo no habría rumbo. Sin ese apoyo popular, tampoco habría mando viable.

El choque de concepciones del país, es real y todos somos testigos del encontronazo. Una de esas concepciones llevó a convertir al país en una carnicería, en el marco de una Guerra contra el crimen. La otra concepción se manifiesta cuando se despliegan estrategias encaminadas a crear oportunidades para el desarrollo humano. Los que vivimos son tiempos de cambio, de profundas transformaciones.

En contraste, la élite beneficiaria de los privilegios, entra en una fase de convulsiones derivadas de las viejas prácticas que ya no les funcionan. Esa élite de privilegiados, siguen atascados en las imposiciones, en su lógica endogámica y en la defensa de sus mezquinos intereses ajenos a los de la sociedad. Ese choque es real y ajeno también a lo que dispone la ley.

El objetivo está claro y tiene que ver con la construcción de un Estado Benefactor. Se trata de un proyecto de sociedad en el que nadie carezca de lo indispensable. No se trata de crear artificiosa o demagógicamente una sociedad sin diferencias. El propósito no consiste en desaparecer diferencias; sí se trata de acabar con injusticias sociales de proporciones brutales. De lo que se trata es de acabar con las injustas desigualdades que matan en vida. Se trata de lograr que las diferencias entre las personas deriven del desarrollo de las virtudes de las personas, no derivadas del saqueo, la explotación y la expoliación.

Los defensores de los privilegios también se mueven. Ya tienen candidata y ya tienen las listas con las que se van a repartir diputaciones, senadurías, gubernaturas y todos los cargos que deberían ser de elección popular. Son las listas de la endogamia y la corrupción, pero también de la ingenuidad y el aventurerismo.

El movimiento transformador muestra el resultado de un constante activismo político en defensa de sus conquistas. Ese movimiento no se realiza al margen de la ley. Si bien puede tener consecuencias electorales formales, no es un movimiento que se desarrolla para elegir candidatos.

Por el contrario, los adalides del movimiento por la defensa de sus privilegios sustentados en endogamia y corrupción, descaradamente violan disposiciones constitucionales y legales, al adelantar tiempos legalmente determinados. El proceso electoral 2023-2024 aún no da inicio, pero PRI, PAN y PRD, no solamente ya dieron inicio al proceso de elección de sus candidatos, sino que ya tienen la lista de “beneficiarios”.

La excepción es Movimiento Ciudadano, acrónimo que carga con el pecado capital de los negocios familiares y carentes de vida política orgánica. Estas siglas se han contenido de realizar procesos de elección interna a sabiendas de que el proceso electoral no da inicio aún. Aquí, las imposiciones se dan hasta el final, o por lo menos se anuncian en la antesala de los procesos electorales o ya que estos arrancan. Una buena parte de los descontentos con las imposiciones ajenas que ya se empiezan a registrar, van tener ese derrotero. Los que no sean beneficiarios de las imposiciones “prianrredistas”, esperan ser impuestos como candidatos en MC.

Es evidente qué a los aliados en favor de la transformación de México, no los empuja ni la prisa ni tienen ya hechas las “listas”. De ahí el activismo desatado al seno de esa agrupación aliada que encabeza Morena. El activismo interno no está prohibido por la ley.

Ese activismo tiene una razón de ser. Las transformaciones que han dado inicio en el país y en el estado, no pueden darse de un día para otro. Para consolidar el objetivo, la implantación de las instituciones del bienestar, se requiere de tiempo, de liderazgo y de respaldo popular. Sentar las bases de ese proceso transformador, apenas es el inicio de una historia que exige profundas transformaciones.

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