La legendaria ganadería de Atlanga, que lidió tres toros el sábado pasado en la corrida celebrada en la plaza Ranchero Aguilar de Tlaxcala, tiene una historia insólita en su haber.
Uno de sus becerros, de nombre Sancho, fue amansado y domesticado, literalmente, por Josefina Rodríguez, hermana del ganadero Emilio Rodríguez. Cuando el becerro llegó a ser toro, se lidió en el coso de Orizaba. Lo toreó Arturo Álvarez “El Vizcaíno”, aquel pundonoroso torero capitalino del siglo pasado.
Sancho fue indultado y regresó a la ganadería, ubicada junto a la laguna de Atlangatepec. El cineasta Dalton Trumbo visitó la dehesa, conoció los detalles de la historia y la llevó al cine, modificándola un poco. La película se llamó “El Niño y el toro”, protagonizada por el matador Fermín Rivera y Elsa Cárdenas. En 1957 fue nominada al Óscar como mejor guion original.
Atlangatepec fue el refugio de Nezahualcóyotl. La ganadería tiene el tentadero más grande del estado de Tlaxcala.
Esta vacada, que es una de las más antiguas de México, fue fundada en 1890. Se presentó en la Ciudad de México en la antigua plaza de Tacubaya el 14 de junio de 1896. En la antigua Plaza México debutó el 28 de enero de 1906, hace casi 118 años.
Atlangatepec significa “el cerro del que caen las aguas”.
En la corrida de marras, dio la sorpresa José María Macías, diestro huamantleco que sin tener actividad frecuente demostró valor sereno, naturalidad, buen gusto y temple. Un torero muy rescatable. ¿En dónde estaba José María Macías?
