Por Salvador Cosío Gaona
“Bienvenidos a la Luna”.
Estas fueron las palabras del director ejecutivo de Intuitive Machines, Steve Altemus, tras el alunizaje con éxito del módulo lunar Odysseus (Odiseo). El vehículo espacial, también llamado módulo de aterrizaje Nova-C, tocó suelo en nuestro satélite el jueves, una semana después de su lanzamiento.
“Houston, Odysseus ha encontrado su nuevo hogar”, respondió Tim Crain, director de tecnología de la empresa, entre celebraciones de los operarios en la torre de control
Se trata de la primera nave desarrollada por una empresa privada que aterriza en la Luna y también la primera estadounidense en lograrlo en más de 50 años, desde el célebre programa Apolo y su última misión: la del Apolo 17 en 1972.
Bill Nelson, director de la NASA, calificó el logro como “un gran salto para toda la humanidad”, emulando las palabras de Neil Armstrong, la primera persona que pisó la Luna en 1969.
El Odiseo se lanzó al espacio el pasado 9 de febrero a bordo de un cohete SpaceX Falcon y durante los siguientes días recorrió casi un millón de kilómetros hasta alcanzar la órbita de la Luna.
Antes del alunizaje se tuvo que reajustar varias veces la hora exacta en la que la nave tocaría suelo.
Aterrizó cerca de un cráter llamado Malapert A, ubicado en el entorno de la región del polo sur del satélite.
El alunizaje en ese lugar específico representaba un importante desafío técnico, dada la complejidad de las maniobras de descenso y la precisión requerida para aterrizar en un área de interés científico.
La región del polo sur de la Luna es desde hace mucho tiempo foco de interés para los científicos, ya que se cree que en sus cráteres bajo sombra permanente abunda el agua helada.
Acabamos de presenciar un momento importante, no solo para la explotación comercial del espacio sino para el programa espacial estadounidense en general, dijo Jonathan Amos, corresponsal de Ciencia de la BBC.
Intuitive Machines ha puesto fin a medio siglo de ausencia de Estados Unidos en la superficie de la Luna. Desde la última misión Apolo, ningún equipo estadounidense había realizado un aterrizaje suave en el suelo lunar.
El módulo espacial Odiseo no tiene nadie a bordo, es solo un robot, pero sus investigaciones científicas planificadas lo convierten en un explorador para el regreso de los astronautas a finales de esta década.
La pregunta que todos nos hacemos ahora es: ¿en qué condiciones se encuentra?
Claramente aterrizó lo suficientemente suave como para transmitir a la Tierra, pero los controladores de Intuitive Machines no tienen la claridad que esperaban… al menos no todavía.
En las próximas horas, mientras los ingenieros trabajan para comprender las señales que provienen de la Luna, surgirá una imagen sobre el estado de la nave.
Recordemos que tuvimos que esperar un par de horas antes de que la agencia espacial japonesa pudiera decirnos que su módulo de aterrizaje Slim estaba abajo y a salvo, aunque en una posición incómoda.
Odiseo también puede encontrarse en una posición incómoda.
Pero no subestimen lo que acaba de suceder. Estados Unidos está de regreso en la Luna.
La NASA pagó US$118 millones a Intuitive Machines para llevar a cabo la operación.
El Odiseo operará durante un máximo de siete días terrestres, el tiempo que dura el día lunar antes de que se quede sin energía por la llegada de la noche en el satélite.
El módulo porta a la Luna instrumentos científicos de la NASA y carga comercial.
Los primeros servirán para llevar a cabo investigaciones científicas sobre la superficie lunar, especialmente en el área del polo sur, que pueden aportar valiosa información sobre la geología lunar, la composición del suelo y el entorno de radiación, entre otros aspectos.
También permitirán probar nuevas tecnologías en el entorno lunar, desde procesos de aterrizaje hasta instrumentos científicos y sistemas de movilidad, lo que allanaría el camino para futuras misiones de exploración humana y robótica.
Por otra parte, la misión busca sentar las bases para transportar y desplegar cargas útiles de clientes comerciales, lo que podría incluir tecnología de comunicaciones, experimentos científicos privados e incluso dispositivos culturales o promocionales.
Así es como cinco décadas después de la última de las misiones Apolo, la Luna vuelve a estar en la mira de la exploración espacial. Solo que ahora la NASA no es la única interesada ni capacitada para llevar a cabo una exploración lunar.
El número de astronautas que han caminado en la Luna es el mismo desde hace más de 50 años, sólo 12 personas han tenido ese privilegio y todas son estadounidenses. Pero eso está a punto de cambiar.
Gobiernos y empresas comerciales desde Europa y Medio Oriente hasta el Pacífico Sur, están llevando a cabo el lanzamiento de misiones para orbitar la Luna o aterrizar en su superficie.
La histórica competencia binacional entre las agencias espaciales estadounidense y soviética por la exploración lunar se ha convertido en global.
A pesar del éxito de las misiones Apolo de Estados Unidos entre 1969 y 1972, hasta la fecha sólo cinco naciones han alunizado.
China es uno de los países más ambiciosos en su objetivo de llegar a la Luna.
Después de dos misiones orbitales exitosas en 2007 y 2010, China alunizó el Chang’e 3 no tripulado en 2013.
Seis años después, el Chang’e 4 se convirtió en la primera misión en aterrizar en la cara oculta de la Luna.
El robótico Chang’e 5 devolvió muestras lunares a la Tierra en 2020 y el Chang’e 6, que se lanzará en mayo de este año, traerá las primeras muestras de la cara oculta de la Luna.
Y los planes del país asiático no terminan ahí.
“China aspira abiertamente a enviar a un par de sus astronautas a la Luna antes de 2030”, afirma el periodista espacial Andrew Jones, especializado en la industria espacial china.
“Hay avances demostrables en una serie de áreas necesarias para llevar a cabo tal misión, incluido el desarrollo de un nuevo vehículo de lanzamiento tripulado, una nave espacial tripulada de nueva generación, un módulo de aterrizaje lunar y estaciones terrestres en expansión”, dice Jones.
“Es una tarea tremenda, pero China ha demostrado que puede planificar y ejecutar proyectos de vuelos espaciales tripulados y lunares a largo plazo”.
No es sorprendente que los retrasos anunciados recientemente en el programa lunar Artemisa de la NASA, que postergó los planes de llevar astronautas a la superficie lunar hasta septiembre de 2026 como mínimo, hayan llevado a que se hable de “carrera lunar” entre Estados Unidos y China.
“Creo que China tiene un plan muy agresivo”, dijo el jefe de la NASA, Bill Nelson, en una teleconferencia con medios sobre la modificación en los tiempos de Artemisa.
“Creo que les gustaría aterrizar antes que nosotros, porque eso podría darles algún golpe de relaciones públicas. Pero no creo que lo hagan”.
China, por supuesto, también puede experimentar retrasos en su calendario de lanzamientos.
“China necesita un lanzador superpesado para empezar a colocar grandes piezas de infraestructura en la Luna”, dice Jones.
“Su proyecto del cohete Gran Marcha 9 ha sufrido cambios, por lo que esto puede retrasar las primeras misiones desde el año 2030 hasta principios o mediados de esa década”.
Otras misiones
En agosto de 2023, India se convirtió en el cuarto país en aterrizar en la Luna con el Chandrayaan-3, sin tripulación, que alunizó cerca del polo sur lunar.
Tras su éxito, el presidente de la Organización de Investigación Espacial de India (ISRO) anunció su objetivo de enviar astronautas a la Luna para 2040.
Mientras tanto, la misión japonesa Slim colocó recientemente su módulo de aterrizaje Moon Sniper en suelo lunar y se convirtió en el quinto país en llegar al vecino más cercano de la Tierra.
La agencia espacial japonesa Jaxa también está llegando al final de las negociaciones para enviar un astronauta japonés a la Luna como parte del programa estadounidense Artemisa.
Otros países –como Israel, Corea del Sur y numerosos estados miembros de la Agencia Espacial Europea (ESA)– también han colocado naves espaciales robóticas en órbita lunar.
La NASA anunció recientemente que el Centro Espacial Mohammed Bin Rashid de Emiratos Árabes Unidos proporcionaría una esclusa de aire para Gateway, su estación espacial en órbita lunar planificada para las misiones Artemisa.
Las razones para regresar a la Luna ahora son varias: desde el conocimiento científico y los avances tecnológicos hasta la perspectiva de acceder a recursos lunares potencialmente útiles y el valor político o económico. Ya veremos quién lo logra primero.
@salvadorcosio1