Por Diego Mendoza | Pablo Hernández Avendaño |
El mes inició de manera violenta; la noche del primero marzo, dos hechos vehementes sacudieron por completo las conciencias de Tepic y Xalisco, ambos sucesos acumularon tres fallecimientos, dos de ellos minutos después de haber ocurrido, el tercero al amanecer del día siguiente.

Muerte frente al abandono
En Xalisco, la noche acababa de caer cuando la tranquilidad de la avenida del Sol se vio interrumpida por los gritos de auxilio de un joven que ensangrentado salía de un consultorio dental.
Ashab Emmanuel Huerta Miramontes, un alumno de quinto año de la Unidad Académica de Odontología de la Universidad Autónoma de Nayarit, fue atacado a cuchilladas mientras se encontraba a cargo del establecimiento médico por un sujeto no identificado; las razones del acto violento hasta el momento son desconocidas, lo que sí está confirmado es que el joven salió herido pidiendo auxilio a los empleados de una farmacia que se encontraba en el edificio contiguo del lugar de los hechos.

Al lugar arribaron agentes de la Policía Municipal de Xalisco quienes solamente observaban como al joven se le escapaba la vida, mientras esperaban por más de 40 minutos la atención médica.
Pero ese tiempo que pareció una eternidad, pudo haberse evitado si tan solo en la base de Protección Civil de Xalisco que tiene su sede justo enfrente del lugar de los hechos hubiera habido personal operativo que pusiera en marcha el protocolo de atención, encendiendo la ambulancia estacionada que a 20 metros de distancia podría haber servido para trasladar al joven Ashab.
El problema es que en Xalisco al parecer esta institución es un simple elefante blanco; en un momento donde la crisis institucional también golpea a la Secretaría de Seguridad Municipal quien en este caso demostró su falta de capacitación ante una emergencia; y que hace unas semanas entró en el ojo del huracán por el fallecimiento de una de sus agentes, la cual pese a dedicar su vida a garantizar la seguridad de los ciudadanos, no contaba con seguro social, ni de vida.

El adiós a Ashab Huerta es un nuevo capítulo que golpea a la comunidad universitaria de Nayarit, la cual hoy inunda las redes sociales con mensajes de tristeza y condolencias para los familiares del joven profesionista a quien recuerdan por su actitud alegre, ejemplar y emprendedora.
“Alzamos la voz y exigimos se dé #JusticiaParaAshab”, redactó el Rector de la Universidad Autónoma de Nayarit, Jorge Ignacio Peña González en un comunicado compartido en redes sociales.
Muerte en la familia: Entre la impotencia y el menosprecio
En Tepic, la historia comienza sobre la calle Francisco González Bocanegra de la colonia Amado Nervo, cuando un individuo de nombre Alfredo “N” sostuvo una acalorada discusión con el señor Alfonso Ramos; Alfredo sacó un cuchillo e ingresó al domicilio atacando al señor Ramos, en ese momento la hija del agredido de nombre Yulyhana Nieves, intercede para auxiliar a su padre en detener a su vecino, recibiendo una herida en el abdomen; el agresor abandonó el lugar.

Ante la desesperación de ver a su hija desangrarse, don Alfonso detiene a un conductor que en ese momento transitaba por los alrededores, al cual le pidió auxilio; de este samaritano del cual hasta el momento no se tiene el nombre, pero fue quien de manera instintiva acudió al Sanatorio Guadalupe para que le brindaran los primeros auxilios; este joven, comenzó a grabar los sucesos, para “no tener broncas después” y no se le viera involucrado.
Los videos que circulan en diferentes redes sociales, donde se ve el arribo de la joven Yulyhana al sanatorio, en ellos se puede observar la endeble condición con la que llega, la voz quebrantada y palideciendo ante los dolores por el desangramiento; un paramédico de dicho sanatorio se observa que comienza a revisarla con unos movimientos bruscos, sin saber cómo controlar la situación.
Otro de los videos, muestra a la joven siendo retirada del sanatorio en silla de ruedas, para después ser aparentemente abandonada a su suerte en la banqueta de la calle Juan Escutia; también se observa a su padre Alfonso Ramos, doliente ante la situación, impotente de no poder auxiliar a su hija, todo mientras el también sufría de una lesión, pero eso no impedía que suplicara por apoyo.

Al parecer, la falta de médicos capacitados orilló al joven paramédico de tomar una decisión que para muchos es inhumana; dejar en la calle a alguien convaleciente. Minutos más tarde, la Policía Estatal arribó al lugar ante el reporte de una femenina, deambulando desorientada, la cual refirió haber sufrido una agresión física, por parte de su vecino, con una navaja; en la valoración preliminar de los agentes observaron la herida con sangrado activo, para después canalizarla a un nosocomio, el cual nuevamente fue el Sanatorio Guadalupe, lugar donde perdió la vida; mientras tanto la madre de Yulyhana, identificada como Martha Elena que también fue agredida durante la riña era trasladada al Hospital Civil, horas más tarde falleció, dejando a don Alfonso viudo y sin hija; por si fuera poco Yulyhana dejó a dos menores en orfandad.
La alerta está encendida
Ambos sucesos se caracterizaron por una falta de humanidad e indolencia tanto de personal médico, como de seguridad municipal que demuestra una nula capacitación en la respuesta inmediata ante emergencias de esta índole.
La culpa no recae sobre el individuo, sino sobre las instituciones que no garantizan el desarrollo profesional de quienes las integran, incluso desde la formación como en el caso de los próximos médicos que no han tenido la oportunidad de realizar prácticas médicas en campo real; o en el caso de los próximos policías que han realizado protestas ante el repentino cambio de su plan de estudio.
Hoy la muerte presenta dos nuevas caras que dejan tristeza y consternación en una sociedad cansada por convivir a diario con ella; pero que a la vez recuerdan la ineficacia de un sistema que se caracteriza por el abandono y la indiferencia ante lo que sucede en su cercanía.