Hombre de 92 años de edad recorre las calles de la ciudad a bordo de una silla de ruedas para vender a los transeúntes  garapiñados, (cacahuete envuelto caramelo) y con ello lograr adquirir sus alimentos.

En entrevista, el señor Francisco Avendaño López contó que nació el día 4 de octubre del año 1932, viudo, no procreó hijos, vive de arrimado en una casa de una amiga licenciada  y no puede caminar.

Explicó, que desde hace aproximadamente un año dejó de caminar porque sus rodillas perdieron el líquido que le permitía tener flexibilidad en sus extremidades: “y desde hace poco más de un año no puedo caminar, por eso ando en la silla de ruedas vendiendo mis garapiñados”.

Don Francisco, recordó que al morir su esposa, se vio en la necesidad de vender un terreno que era de su propiedad: “vendí mi terreno para poder sepultar a la que fue mi mujer y me quedé en la calle”.

Comentó, que de joven se dedicaba a trabajar en la construcción: “yo trabajé en la construcción del hotel Fray Junípero Sierra que está en frente de Catedral, ese hotel tiene 18 metros de cimientos, pero además cuando fui joven le hice un trabajo de albañilería a una licenciada, al pasar de los años nos volvimos a encontrar y le dije que mi mujer había fallecido y que no tenía dónde vivir, fue por eso que ella me prestó un cuarto para vivir ahí, y ahí vivo”.

A punto del llanto, don Francisco dijo que él como ser humano, sufría mucho: “sufro mucho porque vivo solo, no tengo esposa, no tengo mujer, no tengo hijos, no puedo caminar, la situación económica no es buena, vendo muy poco y en la casa donde vivo, muchas veces he sentido que soy un estorbo, pero qué hago, ya me tocó vivir está vida, qué más hago, vivo de arrimado y se sufre mucho también cuando vive uno de arrimado”.

Al cuestionarle al entrevistado, si le tenía miedo a la muerte, don Francisco Avendaño respondió: “No. Para morir nacimos, es el compromiso que tenemos como seres humanos, por qué voy a tener miedo morir, pero sólo Dios sabe cuándo nos va a recoger, pero mientras no mande por mí, seguiré buscando ganarme la vida de manera honesta, nunca me ha gustado el mal camino, aunque sea pobre quiero morir siendo honesto”.

Finalmente, don  Francisco Avendaño López reveló que uno de sus sueños es tener una casa propia: “yo no tengo familiares, sólo pido una casa y cuando yo me muera que se la quede el gobierno con ella, porque yo no tengo a quién dejársela, mi sueño siempre ha sido tener una casa de Infonavit, porque es muy triste vivir de arrimado, ojalá y un día mi sueño se haga realidad, solo quiero vivir en una casa de Infonavit lo que me resta de vida y una vez que muera pues la casa la recupera el mismo gobierno o quien me la preste,  mi domicilio es calle Monterrey 138 entre Bravo y Victoria y de las tres de la tarde en adelante ahí me encuentran, agradezco mucho la entrevista amigo reportero, ojalá y alguien me ayude a hacer realidad mi sueño, quiero vivir en una casa de Infonavit hasta que Dios mande por mí”, expresó el señor Francisco Avendaño López.

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