El mundo digital se ha convertido en una verdadera jungla, en la cual sobrevive aquel que tenga más seguidores y capte la atención de los más de 4.95 mil millones de usuarios de internet en el mundo, no es labor sencilla; qué tipo de contenido debes generar para llamar la atención de tantos cibernautas, que en promedio utilizan una cuarta parte de su día en navegar por internet.
Vivimos en un mundo, en donde el like se ha convertido en moneda de cambio, al igual que las reproducciones y la cantidad de suscriptores que tengas; es algo serio, que se ha normalizado con el avance de la digitalización y que al parecer seguirá tomando relevancia en el día a día.
Es cuestión de echar un vistazo a las miles de cuentas en Twitter, Instagram, Facebook, TikTok, entre otras, de los autollamados influencers, que sin lugar a duda dan de que hablar en diferentes medios; cuántas veces no nos topamos con alguna publicación donde dicen que algún influencer quiere comer, hospedarse incluso hasta vestirse gratis a cambio de algunas menciones en sus redes sociales, modelo de negocio que cada vez se hace más rentable.
Por un like o más seguidores, las personas son capaces de hacer infinidad de cosas, incluso hasta poner en riesgo su vida, lo vemos en los titulares de la nota roja, “muere influencer en trágico accidente por tomarse una foto para subir a Instagram”, “muere influencer al intentar reto viral”, y como esos muchos otros.
En otros casos, el contenido que comparten no es verídico y dista de la realidad, ya lo comentó Vargas Pasaye, en una de sus columnas; crean las llamadas fake news. Lo curioso es que, muchas veces estos llamados influencers tienen tanta penetración que, más de algún medio incauto cae en sus redes y viraliza el contenido de este, haciendo que la cadena de engañados aumente.
Si bien, los medios tienen una gran responsabilidad en confirmar dichos hechos, la inmediatez gana más relevancia dentro del mundo de la información y gracias a la digitalización hace más difícil la encomienda, perjudicando su imagen y credibilidad.
Recientemente, muchos medios internacionales, nacionales y locales cayeron redonditos con la noticia de la muerte del papa emérito Benedicto XVI, pues cuando vieron un tuit de la supuesta cuenta de Georg Bätzing, presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, no dudaron en compartirlo, la noticia inundó todas las redes sociales; pero, nadie observó que dicha cuenta solo contaba con cuatro publicaciones y un “me gusta” a una de ellas, nadie dudó.
Este hecho es alarmante, pues no es la primera vez que medios caen en esta situación, buscan de una manera salvaje conseguir la primicia, ser el medio que difundió al instante tal noticia y al querer ganar la carrera por el like en el mundo digital, se olvidan de la veracidad y no corroboran la información. Personas como Tommasso Debenedetti, saben de esa vulnerabilidad del sistema, por lo que desde el 2006, ha “matado” a luminarias como Isabel Allende, Pedro Almodóvar, Fidel Castro y al papa Benedicto XVI, el más reciente.
Sin lugar a duda, el avance al mundo digital ha provocado la proliferación de las fake news, y en un mundo donde la inmediatez impera hasta en la comida, es necesario mantenerse informado de diferentes fuentes y sobre todo, dudar de lo que vemos en redes sociales.
Aquí es donde retomo las palabras ya dichas por Pablo Hernández en su columna “El papel no ha muerto”… “La desventaja obvia del medio impreso es que no ofrece información en vivo como lo hace la televisión o los medios digitales, pero esto a su vez es su mayor virtud, ya que lo que se publica en papel suelen ser redacciones más profundas y ampliamente verificadas”, por eso mismo, no dejemos morir al periodismo impreso.