A la memoria del abogado David García Alfaro

Por Manuel Salinas Solís

Hoy martes 12 de julio se celebra en México el Día del Abogado. Se comenzó a hacerlo a partir de 1960,  en virtud de que así lo dispuso mediante Decreto, el presidente Adolfo López Mateos, abogado por cierto. Se escogió el 12 de julio porque fue en esa fecha pero del año 1553, cuando en la recién fundada Real y Pontificia Universidad de México, se impartió la primera cátedra de Derecho en América. Entre peruanos y mexicanos existe una vieja discusión respecto a la antigüedad de  nuestras respectivas universidades. Aquellos alegan que la peruana lo es, porque el Decreto de su creación está fechado el 12 de mayo de 1551. La mexicana en cambio se fundó formalmente y comenzó a operar el mismo 25 de enero de 1553. Dada la situación política convulsa que vivía el Virreinato de Perú su Universidad comenzó a trabajar mucho tiempo después, de  modo que la mexicana le ganó la delantera al   comenzar  más temprano sus actividades.

El festejo del día del abogado en México, tiene su origen en cuestiones políticas. En el señalado año de 1960 el presidente de la república Adolfo López Mateos lidiaba –por decirlo en términos taurinos- con la influencia política y económica del alemanismo que por aquella época  presionaba fuerte. En medio de esas circunstancias don Adolfo (el joven) valido de su don de gentes y habilidad en el manejo de la mano izquierda, echó mano de dos personajes allegados a la corriente política del ex presidente  quienes sin darse cuenta, serían los encargados de prohijar como aparentemente propia, una idea que halagaría al amigo que al no resignarse al total ostracismo en que era costumbre cayeran los ex presidentes de la república, buscaba aparadores políticos. La idea de celebrar el Día del Abogado le cayó de perlas, pues como bien se había encargado de difundirlo la propaganda presidencial de la época, don Miguel Alemán había sido después del presidente provisional  don Emilio Portes Gil, el primer presidente de formación universitaria con origen en la carrera de Derecho. Aparte del “cachorro de la revolución” mote que le impuso el maestro Lombardo Toledano, la propaganda alemanista le nombraba primer “abogado del país” y el político veracruzano lo disfrutaba.

Los dos personajes en cuestión fueron los hermanos Juan y Rafael González Alpuche, ambos también abogados a quienes no les costó trabajo convencer al amigo ex presidente de la buena oportunidad que con esta celebración se le presentaba de reaparecer en los medios de comunicación. El primer homenajeado ese día durante la ceremonia oficial del Abogado celebrada en el Palacio de Bellas Artes, fue el propio presidente de la República, don Adolfo a quien se le entregó “la Cruz de Honor a la Dignidad Profesional. Por muchos años los hermanos González Alpuche y el periodista y abogado Federico Bracamontes, director del extinto periódico Diario de México fueron al mismo tiempo,  organizadores y alma de la fiesta a la que concurría como invitado de honor invariablemente el presidente de la república en turno y en la que se daba cita la crema y nata de los abogados de aquél momento. Por supuesto destacaba siempre la presencia de don Miguel a quien López Mateos le había dado cancha además nombrándolo Presidente del desaparecido Consejo Nacional de Turismo.

Al periodista Bracamontes le sucedió una  gran anécdota. El gobierno de Díaz Ordaz le cerró el periódico porque puso en primera plana la fotografía de don Gustavo y al lado de ella la de un conocido orangután del Zoologico de Chapultepec. El asunto fue que se “equivocó” e intercambió los pies de foto. A los abogados en su día felicidades. 

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