Desde hace 30 años gana el sustento familiar con mucho esfuerzo: bajo el inclemente rayo del sol, la lluvia, con calor o frío. La venta de sus productos debe dejar lo suficiente para sacar adelante a los suyos.
Desde que tenía apenas doce años, Katy Valencia García comenzó a vender en las calles de algunas ciudades del país. Las conoce casi todas.
Una vez que llega al lugar donde guarda sus mercancías, y que son vigiladas por uno de sus hijos, nos dice que cuando las ventas son muy buenas se va a casa con 800 pesos y en ocasiones hasta con mil pesos, son días buenos, pero hay también otros en los que apenas obtiene recursos para lo básico.
A través del tiempo aprendió a protegerse de los rayos de sol. Para lograrlo usa lentes oscuros que combina con su cubrebocas en color negro, además de sombrero, blusa de manga larga y guantes de tela que le cubren sus manos.
Con destreza y agilidad ofrece a los automovilistas sus productos. Los tripulantes de los autos que se encuentran esperando la luz verde del semáforo de las avenidas México e Insurgentes no ponen atención a sus palabras y ella prefiere retirarse en silencio. No hubo venta.
Katy Valencia comenta que la gente de Tepic es buena y respetuosa, incluso calificó como buenos clientes a los automovilistas que circulan por las calles de la capital nayarita.