Por Daniela Gurrola
Luego de más de 16 años en los medios de comunicación, sin duda uno de los retos más importantes que he tenido en este campo laboral en el estado de Nayarit es lograr algún día entrar en el Centro Federal de Readaptación Social (CEFERESO) número 4, ubicado en El Rincón, municipio de Tepic, sobre todo por una razón: instinto periodístico.
Entrar al CEFERESO El Rincón es algo casi imposible para los medios, tal vez algo inalcanzable o simplemente dejamos de intentar por cuestiones de seguridad. Ese mundo desconocido impone, y solo sabemos de él cuando alguien entra o sale; el CEFERESO El Rincón guarda historias, mitos, leyendas tal vez de temor o terror, en su mayoría la sociedad pensamos y creemos que ese lugar es desagradable, que la gente que está allí es lo peor de la sociedad y de México, todo gracias a las noticias y a nosotros mismos como gente de medios.
Hace años en alguna ocasión lo pensé y dije que algún día lo iba a conocer, pero lo dejé de pasar, dejé de buscar… sin embargo, hace algunos meses me llegó una invitación, sin pedirla, sin solicitarla, y no lo dudé, dije sí voy.
La primera vez que entré iba con temor, con miedo, “¿y si pasa algo?”, “¿y si ya no me dejan salir?”. De entrada el filtro de vehículo, imponente por el tema de seguridad, al llegar al registro, los trabajadores de seguridad y de oficinas estaban atentos, todos mirando con sonrisas amigables en sus ojos porque el cubre bocas solo deja ver eso. Todos diciendo buenos días, saludando con respeto y amabilidad, y pensé “esto está raro”, el personal se ve bueno, tienes que ser de carácter fuerte porque aquí hay gente mala.
No sé cuántas garitas o filtros pasé, cuatro, cinco, no sé, perdí la cuenta, mi corazón latía y cuando más lo hacía no sé si de miedo o impresión, veía un grupo de niños entre 8 y 15 años con instrumentos musicales, y mi cabeza me decían “esto no es normal”, los niños acompañados de sus padres quienes al igual que yo transmitían un poco miedo por entrar a un mundo desconocido.
Cuando por fin llegamos al punto, en un módulo, lo primero que vi fue un grupo de hombres tal vez 30, todos uniformados, y conocí un concepto que casi no utilizamos: Personas Privadas de su Libertad (PPL por sus siglas), esos hombres de los que hablan las noticias, y sí, me tocó ver a uno que otro conocido a nivel nacional y local.
La actividad era un foro, algunos de los PPL tuvieron participación en conjunto con autoridades de prevención al delito de Tepic y del estado, así como estudiantes y personal de la Universidad Tecnológica. Los temas a debatir y compartir fueron diversos. Después una banda infantil tocó canciones para el público visitante y los mismos PPL, eran de “La banda infantil Del Tambor” de Santiago Ixcuintla, era un ambiente agradable, de sonrisas, tarareando las canciones, por un momento perdimos la noción de tiempo y el espacio, casi al finalizar las autoridades del centro penitenciario abrieron el micrófono para el público y para los PPL, y hay dos momentos con los que me quedé.
Una de las Personas Privados de su Libertad tomó la palabra y expuso la situación por la que se encontraba en ese lugar pero cerró con un mensaje hacia los padres, niños y jóvenes presentes: “sigan sus sueños, conquístenlos pero por el camino del bien, la línea entre ustedes y nosotros es muy delgada y cuando menos piensas la cruzas y no hay vuelta atrás”.
Otro instante fue cuando uno de los integrantes de la banda infantil tomó la palabra y dijo que había sido un momento muy especial para ellos, que ojalá los siguieran invitando que se sentían importantes.
Ambos me dejaron de enseñanza que lo que más anhelamos como sociedad es el reconocimiento, la aceptación, el tener un valor ante la sociedad, peleamos día a día por eso, algunos caen en la frustración, otros en estrés, depresión, suicidio o prisión, todos somos responsables, tanto los que dicen sí, los que dicen no y también los indiferentes.
Los culpables y criminales no están nada más en los centros federales de máxima seguridad como en El Rincón, los culpables y criminales somos toda la sociedad que creamos altas expectativas que nos vuelven vulnerables ante cualquier necesidad y situación.
Por último, mi reconocimiento y admiración para todo el personal del CEFERESO El Rincón, directivos, técnicos, penitenciarios, personal de seguridad, limpieza, cocina, áreas administrativas, todos merecen un reconocimiento social, el trabajo que hacen pues es de corazón y con ganas de que este mundo sea mejor.
Son varias ya mis visitas, esta es sólo el registro de la primera.
@danielagurrola
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