Campeonato, cuartos de final, series divisionales, clásicos…

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Por José Luis Olimón Nolasco

Cuartos de final en la Liga MX, series divisionales en las Ligas Mayores de Beisbol, finales del Mundial de voleibol femenil, el clásico Real Madrid vs Barcelona en La Liga y el nuevo clásico de la Premier League: Liverpool vs Manchester City, configuran una semana deportiva llena de emociones, con algunos desempeños notables.

Desde su inicio ―el 23 de septiembre― estuve monitoreando el desarrollo del Campeonato Mundial de Voleibol Femenil que tuvo a Polonia y Países Bajos como sede, aunque, eso sí, pensé prestarle mayor atención cuando llegaran ―después de esa larga y compleja etapa de clasificación que caracteriza los eventos de este deporte― las etapas finales.

Es verdad que la ausencia de la representación mexicana en cualquier torneo, le quita interés nacionalista, pero también lo es que este puede ser sustituido por el interés que se tenga por ese deporte o, incluso, por la relevancia afectiva que tenga en la vida propia ―lo que en relación con el voleibol aplica en mi vida por la relevancia que tuvo en mi adolescencia a través del Prof. Javier Gutiérrez, ese formador y forjador de seleccionadas nacionales [Blanca García y Yolanda Reynoso] en la coyuntura de los Juegos de la XIX Olimpiada México 68 que dejó en mi ser una huella indeleble y fundamentos que en ningún otro deporte adquirí a lo largo de mi vida—.

Relevancias personales aparte, las fases finales de este campeonato mundial fueron una oportunidad para ratificar el acierto que representaron las modificaciones al reglamento de este deporte, haciendo que todos los puntos vayan al marcador, que el golpe de bloqueo no cuente, el establecer más claramente las posiciones en la cancha ―especialmente el rol de quien desempeña el rol de “libero”―  y, por supuesto, el notable avance en la preparación física de los jugadores y las jugadoras, lo que ha elevado de manera significativa el nivel del desempeño y de las emociones correspondientes.

Eso sí, se siguen notando las diferencias entre el voleibol femenino y el masculino; aquel, más ágil, con menos errores en el saque y, sin embargo, con un aumento notable en la estatura de las jugadoras de las posiciones que la requieren y con un aumento también, de la fuerza desplegada en los saques y los remates; este, con mucha mayor fuerza y, consecuentemente, con muchos errores en el saque.

Con estos elementos en diversas combinaciones, disfruté ―gracias a las posibilidades que abren los servicios de “streaming”― la mayor parte de los encuentros de las series finales, en las que me dio gusto ver, por ejemplo, el avance de la selección japonesa a la que, en otros tiempos, le faltaba la fuerza que sí tenían selecciones como la de la antigua Unión Soviética; la renovación de la sexteta brasileña sin perder el nivel que han tenido a lo largo de los años y el descubrimiento de un equipo que, hasta esta semana no tenía presente en mi radar y que ha levantado la copa de campeona por segunda vez consecutiva: la selección de Serbia, la que se mantuvo invicta a lo largo de todo el mundial, que dio una exhibición increíble en la final ante la selección brasileña y que obtuvo, además, cuatro reconocimientos individuales: la mejor “líbero” [Teodora Pusic], la mejor “armadora” [Drca Boyana], la mejor “opuesta” [Tijana Boskovic], quien fue nombrada también “jugadora más valiosa”. La selección brasileña, por su parte, además de las medallas de segundo lugar, obtuvo dos premios individuales, al igual que la selección italiana que obtuvo el tercer lugar. Obviamente, se notó la ausencia de la sexteta rusa…

Tanto la Liga MX como las Ligas Americana y Nacional de las Ligas Mayores nos ofrecieron ese tipo de emociones que suelen venir asociadas a las etapas finales de cualquier tipo de torneos. En ese orden de cosas, el torneo Apertura 2022 del futbol mexicano nos permitió ser testigos de uno de los mejores partidos del torneo ―y, de acuerdo con varios comentaristas, de todas las liguillas―: el partido de ida entre Santos de Torreón y Diablos de Toluca y la más grande diferencia en una serie de liguilla: 11-2 del América del Tano Ortiz al Puebla de Nicolás Larcamón. Finalmente, calificaron tres de los cuatro equipos que calificaron directamente a la liguilla; solo el Toluca [6] logró sacar de las semifinales al Santos, clasificado en el lugar 3 al final de la etapa regular.

En las series divisionales de las ligas mayores del beisbol las sorpresas sí se hicieron presentes, ya que, en la Liga Nacional quedó eliminado el equipo que mejor récord tuvo al final de la temporada regular: los Dodgers de Los Ángeles [111] y los otros dos equipos que superaron las 100 victorias: Mets de Nueva York [101] y Bravos de Atlanta [101], y clasificaron a la serie por el campeonato, dos equipos que tuvieron un récord 89-73 [Padres de San Diego] y 87-75 [Filis de Filadelfia] respectivamente. En la Liga Americana, el avance esperado de los Astros, el máximo ganador de la Liga y la moneda que aún está en el aire en la serie entre los Yankees y los Guardians.

Se podría decir que “la cereza del pastel” deportivo de la semana fueron los clásicos Real Madrid vs Barcelona y Liverpool vs Manchester City celebrados este domingo, en los que “los merengues”, dirigidos por Carlo Ancelotti y “los reds” dirigidos por Jürgen Klopp mostraron: los madridistas, que el Real Madrid es un equipo maduro, que sabe a qué juega y que al Barcelona le falta todavía mostrar que las inversiones realizadas se plasmarán en campeonatos y que a Xavi le falta mucho aún para llegar a estar a la altura de la dirección del equipo del que fue pieza clave como jugador; los paisanos de “The Beatles”, a su vez, de-mostraron que “no estaban muertos” y que siguen teniendo capacidad para hacer frente y vencer a los pupilos de Guardiola, con todo y su goleador implacable, aunque las posibilidades de ganar el torneo de la Premier sigue estando lejano.

Confieso que, en ambos casos, los resultados se dieron en conformidad con mis deseos, esos deseos que, sin saber a ciencia cierta el por qué, tienen una dosis importante de distancia ―no exenta de reconocimiento y, en algún momento de admiración― con el conjunto culé y con el “guardiolismo” y una simpatía innegable ―proveniente desde mi niñez― con el Real Madrid y, más recientemente, con los “modi operandi” de Ancelotti [simplicidad sabia] y de Klopp [“heavy metal performance”].

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