Por Ernesto Acero C.
NECESARIO “OFICIALIZAR” CENTROS DE ACOPIO
La economía del estado también ha sufrido por el embate del huracán Roslyn. No solamente el pleno social y humano ha sido impactado por el meteoro. No se trata de dar mayor importancia a lo material, aunque el componente económico se traduce más temprano que tarde, en efecto social y humano.
En esa lógica, las autoridades federales, estatales y municipales han cerrado filas para llevar la solidaridad a los miles de damnificados de Nayarit, por el paso del huracán Roslyn. No se trata de una estrategia reactiva, sino proactiva. Esto se tradujo en una estrecha articulación de esfuerzos desde los días previos al impacto del citado meteoro.
El Gobierno federal que encabeza el Presidente de México Andrés Manuel López Obrador, ha estado presente en todo el territorio afectado. La articulación de las labores de apoyo a la población ha involucrado al Gobierno estatal que preside el doctor Miguel Ángel Navarro Quintero, que volcó todo el poder del Ejecutivo para responder a la altura de las expectativas. Los alcaldes, por su parte, se han mostrado dispuestos a mover sus estructuras de gobierno para complementar la estrategia y los recursos estatales y federales.
Procede señalar que el Gobernador Navarro Quintero sabe lo necesario que va a resultar apoyar la reactivación o la recuperación de la economía. Ese desafío lo comparte con autoridades municipales, federales, pero también con los mismos empresarios, que deben ser solidarios también con otros empresarios.
El huracán Roslyn ha sido severo con el estado de Nayarit. Los municipios con mayores afectaciones son Tecuala, Acaponeta, Rosamorada, Huajicori y Santiago Ixcuintla. Por ahora, el recuento de las afectaciones se ha enfocado a valorar los daños materiales y de perdidas humanas. Naturalmente, así debe ser, pues lo urgente es dar respuesta a las personas que requieren del apoyo de sus autoridades.
Calles inundadas, servicios públicos municipales colapsados, redes de distribución de energía eléctrica con severos daños, infraestructura escolar dañada, caminos obstruidos. Los hogares inundados y, por tanto, con perdida de menaje de casa, con áreas de servicio dañadas, con bienes como ropa y alimentos en condición de pérdida total o parcial.
Lo peor es la pérdida de vidas humanas. Ese daño, naturalmente, es irreparable. No obstante, también en ese caso las autoridades de los tres niveles se han mostrado solidarias con las familias. Esa solidaridad no solamente se ha manifestado en términos morales, sino materiales hasta donde es posible hacerlo.
El Gobernador de Nayarit, Miguel Ángel Navarro Quintero, empezó a realizar gestiones desde los días previos a la entrada del fenómeno meteorológico. Se desplegaron acciones informativas para que la población se alejara de los lugares de mayor peligro. Es cierto que se ha registrado la pérdida de vidas humanas, pero las cosas pudieron haber sido peores si tenemos en cuenta la demoledora fuerza con la que impactó el huracán Roslyn. La información y la cercanía del gobierno, desde los días previos, han sido clave para que se logre responder con la calidad del acto de gobierno que se hace necesaria en este tipo de casos.
Lo que hará falta en los días posteriores, también tiene que ver con el recuento de las afectaciones, pero ahora en el plano económico. La agricultura, la ganadería, la producción forestal y otras actividades que se engloban principalmente en el sector primario, han sido dañadas de manera relevante. Los indicadores productivos al final del año, seguramente que van a mostrar la gravedad de los daños. De cualquier manera, se habrá de necesitar, de nuevo, de esa presencia solidaria del gobierno.
No solamente es el gobierno el que debe mostrarse a la altura de las circunstancias. También los distintos sectores sociales. Los padres de familia, los trabajadores sindicalizados y esa mayoría que carece de cobertura sindical, deben mostrarse solidarios con las personas, con las familias afectadas. El sector empresarial, en este caso, tiene la enorme oportunidad de mostrar su calidad moral, su capacidad para responder solidariamente con los que requieren de apoyo para superar esta dura etapa.
En el caso del sector empresarial, este no debe manifestar su solidaridad solamente con un paquete de botellas de agua o con un cartón de leche evaporada. La calidad del apoyo que otorguen las empresas, mostrará la calidad moral de las empresas, no el tamaño de la necesidad de los damnificados. Aquí, los empresarios tienen la palabra para apoyar a damnificados, y de la misma manera, a empresarios que han sido afectados.
Las familias deben responder al llamado de los damnificados. Esa respuesta de los que pueden ayudar, se deberá canalizar por los Centros de Acopio. Esos Centros de Acopio deberán ser claramente reconocidos por el gobierno, para evitar que los oportunistas “hagan su agosto” en pleno mes de octubre. Procede plantear la sugerencia dado que la experiencia muestra qué en la tragedia, no solamente se muestra la categoría humana de la mayoría de las personas, sino que se muestra también la forma en que se aprovechan las personas carentes de escrúpulos.
Ante el drama que viven miles de nayaritas, procede la solidaridad generalizada. El gobierno en sus tres niveles, los tres poderes que constituyen el Gobierno, la sociedad civil, las organizaciones sociales, los empresarios, todo mundo, debe mostrar su capacidad de repuesta y su calidad humana en esta oportunidad.
Esa solidaridad no puede iniciar y concluir con una donación. Las personas afectadas por el paso del multicitado huracán, requerirán apoyo durante los próximos meses, no solamente en las horas próximas. Esto debe comprenderse en su justa dimensión, para que las personas solidarias no se limiten a dar una botella de agua para descargar la conciencia.
La solidaridad es una forma de vida. Los meses de octubre y noviembre son, históricamente, los meses en los que Nayarit ha sido golpeado por huracanes. Por eso, esa solidaridad no se puede reducir a un día de generosidad, sino a una forma de pensar y de sentir. Pensar con el corazón, y sentir con la mente.