Desafío para los descendientes

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Por Raúl Rea Carvajal

                     I

Se entiende que será siempre

un enorme privilegio

que disfrute la humanidad:

el que existan seres creyentes

que tengan un Dios como ideal

Que su mano se ofrezca franca,

que su sonrisa sea alegre,

y su mirada exprese

una gran tranquilidad;

que el conjunto de sus actos

sean ejemplo de nobleza

y de valores mantengan:

la vida y la fraternidad;

que su convicción ideológica

sea siempre digna y honesta

de conciencia y corazón,

para alcanzar la grandeza

de poder lograr la cima

de entender y ejercer perdón;

que sea su sonrisa por vida

su plena satisfacción.

Que su ánimo se disponga

a entregarlo siempre todo,

renunciar a lo más querido

en el mundo terrenal;

para cumplir el compromiso

de inmolarse, si es preciso,

por salvar a los demás;

sin esperar nada a cambio,

ni trofeos, ni galardones,

ni el disfrute de una gloria

de dicha y felicidad;

y tener solo en la conciencia,

la satisfacción infinita

de cumplir lo prometido,

donde fluya la bondad;

para que sea su adoración,

su único camino,

por el que considere:

“divino

el gozo de “su eternidad”.

Hay otros seres

de incuestionable respeto,

que nunca han tenido tiempo

de pensar si existen dioses,

ni en la vida “un más allá”;

solo saben de necesidades;

de angustias; sangre, sudor y hambre,

latigazos de circunstancias

de injusta vida social

“en la que la riqueza es sagrada;

y la pobreza es un mal”.

Otros creen que sacrificios

y que ritos corporales,

son los mensajes divinos

entre dioses y mortales:

y que, pagando tributos,

en especie o numerario,

logran grandes atributos

de indulgencias primordiales;

Hay un respeto que apena

para quien solo simula,

y crea con el pensamiento

encubrimiento de burla,

que goza en todo momento,

presumiendo de alma pura

sin sentir remordimiento.

Es de entender que los humanos

antes o al final de la vida,

ante una crisis letal,

nuestro sistema nervioso

ejerce automaticidad

respondiendo nuestro cuerpo,

en especial el cerebro,

buscando o deseando auxilio

de imperiosa necesidad,

en cualquiera de los individuos

de toda la humanidad.

Más lo que es inconcebible

y jamás se podrá perdonar,

que, por ambición de poder,

por egolatría, o por riqueza,

por dominio o por vileza,

desgarren a las naciones;

destruyan la naturaleza;

liquiden familias y pueblos,

por sus dioses o creencias;

o de los que solo viven

para servir de rodillas

al maldito lucro insaciable,

por el poder y riqueza;

conquista de la explotación

que, por siglos y milenios,

fanáticos del Dios dinero

de cerebro y corazón,

drogados de vanidad,

siendo solo unos cuantos,

devoran la humanidad;

impidiendo que la grandeza

de la creatividad humana,

ilumine su luz el futuro

en el que gozar se pueda la gloria

que por existir merecemos,

siendo agentes de la historia

y formar parte de este mundo.

                    II

Se ha dicho en el mundo

desde pueblos originarios,

de muchos de los ancestros

que “somos hechos de polvo de estrellas,”

y vamos rumbo al firmamento.

Todos debemos saber

que jamás existió

el primer principio,

como nunca jamás,

existirá el último final;

porque el Universo

es eterno, inteligente,

infinito e increado;

y jamás conocido

a toda cabalidad

Él se integra

y desintegra,

porque la integración

es a la vez su contrario;

es atracción y rechazo,

coordinada combinación;

es en todo lo que existe

construcción y destrucción.

Por ello en el espacio,

absoluto, infinito,

se transforman

todas cuales sean sus formas,

premisas del universo

para crear tiempos y espacios,

en movimientos en sucesión.

Porque desde siempre el Universo,

es conjunto interminable

de la continuidad de procesos

que mantiene la realidad,

de un proceso sin límite,

que llamamos eternidad;

y las leyes naturales

son su expresión, su “lenguaje”

en toda la inmensidad,

desde en sus más ínfimas partículas

siempre en transformación,

hasta en cuerpos siderales

que pueblan el infinito

en su inmensa dimensión;

y todas las formas que sean

tendrán siempre

cada una su principio,

y por tanto su final;

porque lo que sí es eterno,

increado e infinito:

es la transformación, el cambio

y la inteligencia universal;

con su movimiento, espacio y tiempo

todos ellos absolutos,

rostros de la eternidad.

Entre cada principio y fin,

se da la lucha de contrarios,

que, en transitorio equilibrio,

determinan formas de ser,

que en cambios cuantitativos

de dialéctica actividad,

crean cambios cualitativos

que son cambios de calidad.

Al formarse los hidrocarbonos

que se integran y desintegran

en incontables combinaciones,

transformándose unos en otros,

según sea su calidad

de cuánticas partículas,

que crean átomos,

y estos los elementos,

y con ellos moléculas, cuerpos y más,

como planetas,

estrellas, cometas,

galaxias, metagalaxias,

universos-islas, y la inmensidad;

cada una de estas formas

con su particular movimiento,

con su propio espacio y tiempo

como ley universal;

todos sujetos al “TODO”,

a las leyes que se conocen

y a las que no se conocerán.

                    III

Y en la galaxia “VÍA LACTEA”,

nuestro sol, tan pequeñito

posibilita a la Tierra orbitar;

siempre en transformación,

en recambio de cualidades

en continua combinación,

duradera, perdurable

o de millonésimas de segundo

de existencia o duración;

permite que se transformen

en el tiempo terrenal,

sustancias muy diferentes

de función y calidad,

en múltiples combinaciones

por designio natural.

Los químicos elementos

hidrógeno, nitrógeno,

oxígeno, y el carbono

que para la creación de la vida

este último es fundamental

y él, también como los otros,

con la acción de la tierra,

el influjo de nuestro sol

y de todas las estrellas,

de otra cualquier dimensión,

crean los hidrocarburos

que, al reaccionar con el agua,

producen sustancias orgánicas

que se relacionan entre sí,

surgiendo la “condensación”,

“hidrólisis”, “polimerización”

así como la “oxireducción”.

Al formarse los hidrocarbonos,

los oxigenados y nitrogenados,

las proteínas, los coacervados,

aparecen formas de vida

como regalos del sol.

En la era “eozoica”

medusas, moluscos y gusanos del mar;

en la era “paleozoica” 

que son atisbos de vida:

algas, medusas, esponjas;

creándose luego las plantas

en el dorso de la tierra;

y los vertebrados incipientes,

en los ríos y en las lagunas

así como en el ancho mar,

en el periodo “levoniano”,

también especies de peces

semejando a los actuales;

aquellos desovan en el agua;

después reptiles aparecen

que ponen sus huevos en tierra;

y aunque vivan los anfibios,

los reptiles predominan

en el “jurásico” y “cretáceo”

en que surgen las aves y fieras;

y después a mitad del “terciario”

entre este y el “cuaternario”

se llega al “pitecántropos”

Porque en el psiquismo animal,

actividad que es reflejo

desde el nivel sensorial

en amibas y en insectos;

pasando por el “preceptual”

como en caballos y perros;

y después en el “manual”

también llamado “concreto”,

como en los simios o monos,

cuando gracias a la ingesta

de carne, y a la erectud

y oponibilidad de los dedos

de la mano, y a la virtud

de la evolución del cerebro

que refleja la realidad

de su contexto y a sí mismo,

a través de las ideas

que va elaborando su psiquis

con sentimientos y emociones,

expresiones sensoriales

de seres que producen fuego,

y con aguda observación

logran la abstracción,

identifican la diferencia

seleccionando en razón

grandes y pequeños mundos

de unidades y conjuntos

y después generalizaciones

que van formando su mundo,

con un pensamiento veloz

y cada vez más profundo

sin límites para la imaginación

al crearse así su otro mundo;

con sentido de identidad,

y también de pertenencia.

Porque el trabajo colectivo

y fabricación de herramientas,

hizo evolucionar al cerebro

impulsando la creatividad

elevando toda su psiquis,

proyectando con ello futuros

con la construcción de preconceptos,

evoluciones naturales;

primero en tierra matices

de sonidos guturales,

en los mares polifonías

y graznidos en los aires.

Ideas que saltan y brincan

sobre imágenes mentales

que al superar la intercomunicación

de sonidos y señales,

cuando el hombre primitivo

logra creación de conceptos

conciencia su individualización,

desprendida del colectivo

donde adquiere juicio y razón;

donde surgen las hipótesis

que permiten crear teorías

que interpretan la realidad;

con ellas construye la ciencia

y su relativa verdad.

Uniendo ideas con acciones

transforma su realidad,

conociendo el poder de la fuerza

y la fuerza del poder

en la horda, clan y tribu

ensayos previos de nación.

                  IV

Al mismo tiempo sabría

que quienes lo ejercen disfrutan,

por eso no aceptarían

renunciarlo fácilmente;

por eso los dominadores

requerían inventar los dogmas

que aceptaran mansamente

sin discutir ni sus formas.

Para eso crearon el “Estado”;

la “Institución de creencias”;

y el “Derecho” como candado

para masas irredentas,

de individuos que se revelen

según adquieran conciencia,

crean esas tres instituciones

para imponer obediencia.

                    V

Sabiendo que en el universo

ni la bondad ni la maldad existen,

las antípodas equivalentes

en la vida de nuestro mundo:

en los reinos no animal,

formación y transformación;

y en el de los animales

lo útil y lo perjudicial;

y para la especie humana

la maldad y la bondad.

Siendo estos contenidos

de carácter cultural;

lo “Bueno”, que es como “valor”

lo que conserve a la especie

mejorando a la humanidad,

de los diversos humanos;

teniendo como su contrario

lo que viole esta verdad;

esencia absoluta

de la concepción ética;

aunque las diferencias y cambios

que se vivan en sociedad,

cambien beligerantemente o no,

el contenido del concepto

de lo que llamamos moral.

Los genes de la depredación

tienen cerebros cautivos

que disfrutan gran placer

con su poder destructivo;

sin que importe a su vesania

el que no quede ser vivo.

Se desea salven la Tierra

las nuevas generaciones;

hábiles en las tecnologías;

de ciencias conocedores;

con sentido ético de la vida

y bondad en sus corazones;

y que sea por entender la verdad,

o por cumplir con sus dioses.

                   VI

Encontremos pronto el camino

que nos pueda hacer frenar,

la religión del egoísmo;

de obvia fatalidad,

cima en el paroxismo

de destruir y liquidar

las seguras maravillas,

que los humanos unidos,

todavía pudieran crear.

¡QUE NO SE LE QUITE A LA VIDA

¡EL DERECHO DE LOS ORGANISMOS!

¡DE CUMPLIR SU CICLO NORMAL!

¡QUE VIVA LA VIDA Y EL MUNDO!;

¡JUNTOS HASTA SU FINAL!

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