Por Salvador Cosío Gaona
No es coincidencia que la ‘conveniente recaptura’ del presunto narcotraficante Ovidio Guzmán, se dé en el contexto de la próxima visita a México del presidente estadounidense Joe Biden, con motivo de La Cumbre de Líderes de América del Norte a celebrarse del 9 al 11 de enero, a la que también asistirá el mandatario canadiense Justin Trudeau y el anfitrión Andrés Manuel Lopez Obrador. De lo que no se tiene certeza es lo que se negoció en los entretelones de esta inesperada detención que ha dejado enorme caos en el estado de Sinaloa y que ha derivado en afectaciones y actos delincuenciales no solo en aquella entidad.
Lo que se pudo conocer, según declaraciones del secretario de la Defensa Nacional de México, Luis Cresencio Sandoval, es que el operativo en que se detuvo al hijo del convicto líder del Cartel de Sinaloa Joaquín “El Chapo” Guzmán, tomó “seis meses de trabajos de reconocimiento y vigilancia” en la zona.
Agregó que elementos de la Guardia Nacional y el Ejército, en coordinación con la Fiscalía General de la República y la Secretaría de Seguridad Pública de Sinaloa, participaron en el operativo conjunto en Culiacán, Sinaloa, en el que además se detuvo a “personal armado” que se trasladaba en varias camionetas.
Sandoval señaló que, posteriormente, los policías establecieron un cerco alrededor de los vehículos y pidieron a quienes estaban en su interior que bajaran para ser revisados. Luego indicó que estos se negaron y procedieron a atacar a los efectivos.
Al tener una amenaza, real, actual e inminente que puso en peligro sus vidas actuaron de conformidad con lo establecido en la Ley nacional del uso de la fuerza”, dijo en rueda de prensa desde la Ciudad de México.
El funcionario explicó que, al estar cara a cara con los pasajeros de los vehículos, pudieron constatar que entre ellos estaba Ovidio Guzmán en posesión de armamento, por lo que procedieron a su arresto.
Sandoval añadió que después de esta detención se registraron 19 bloqueos y agresiones armadas en la ciudad de Culiacán, incluidos el aeropuerto y la Base Aérea número 10 —perteneciente a las Fuerzas Armadas.
Hay que recordar que esta es la segunda detención de Ovidio Guzmán bajo la administración del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, quien como se recuerda, lo detuvo el 17 de octubre de 2019 y lo liberó el mismo día con el argumento de que mantenerlo detenido hubiera generado la muerte de decenas de personas. “Yo ordené que se detuviera el operativo y se dejara en libertad a este presunto delincuente” dijo en ese entonces.
Y en este contexto, la pregunta es ¿Qué cambio de aquel día a este jueves 5 de enero de 2023 con respecto a la captura de Ovidio Guzmán, quien está acusado por el Departamento de Justicia de Estados Unidos de conspiración para distribuir drogas para ser importadas al país de 2008 a 2018.
La primera detención
El 17 de octubre de 2019 quedó marcado en la historia del narcotráfico como el día en que el Cártel de Sinaloa sometió al Estado mexicano tras el fallido operativo para detener a Ovidio Guzmán López, cuyos detalles de planeación fueron revelados gradualmente durante tres años.
La primera versión del gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador fue que el Ejército y la recién creada Guardia Nacional fueron atacados por casualidad desde el interior de una casa, mientras los agentes realizaban patrullajes en un fraccionamiento de Culiacán, Sinaloa. Más tarde se comprobaría que el presidente mintió.
Eran cerca de las 14:00 horas en el bastión del Cártel de Sinaloa. Las autoridades sabían que a plena hora del día sería necesario un dispositivo de seguridad y destinaron alrededor de 120 agentes para la orden de arresto. Pero irrumpieron en dominios del narcoimperio heredado por Joaquín Guzmán Loera, el Chapo, y que estaba a cargo de sus hijos: los Chapitos.
Sin embargo, las autoridades informaron de todo el plan para detener a Ovidio Guzmán López, el Ratón, casi dos semanas después de que se registraran bloqueos, asesinatos, amenazas contra la población y toda una ola de narcoterror que paralizó a Culiacán y que desde entonces se llamó el culiacanazo.
Mientras tanto, pasaron horas para que la gente supiera las razones reales que llevaron a la violencia desatada una tarde que se convirtió en el jueves negro. En redes sociales circularon videos de sicarios desfilando con fusiles de alto poder, disparando contra militares; igual se veían autos quemados en vías principales y civiles resguardados en tiendas departamentales, al tiempo que las detonaciones eran incesantes en las calles.
Alrededor de las 19:30 horas de ese día, las autoridades federales informaron que suspendieron el operativo, lo que significaba que habían liberado al sujeto que sí tuvieron detenido: Ovidio Guzmán López, hijo del Chapo Guzmán acusado por narcotráfico en la Corte del Distrito de Columbia desde 2018.
Al día siguiente, el presidente López Obrador mintió en parte porque aseguró que la decisión fue en consenso con el Gabinete de Seguridad. Meses después confesó que él dio la orden directa de frenar todo. Durante su conferencia matutina en Oaxaca, el 18 de octubre de 2019, justificó que se evitó una masacre que se hubiera dado si el gobierno no cedía, además, estaban en juego la vida de militares como de sus familias, al igual que el resto de civiles.
El mandatario reveló la orden de captura con fines de extradición que intentó ser cumplimentada, pero que los soldados fracasaron por la reacción de los Chapitos. Supuestamente desconocía que se realizaría el operativo por su secrecía, pese a sus argumentos de que el presidente está enterado de todo lo que pasa en el país y se reúne diario a las seis de la mañana con su Gabinete de Seguridad.
La escena en Culiacán era devastadora. Algunos cuerpos ni siquiera eran levantados por la mañana siguiente. Quienes se refugiaron en comercios salían para ir a casa, otros pasaron toda la noche con vecinos que los resguardaron por donde iban pasando, cerca de la escuela o el trabajo. Había militares por todos lados. El Cártel de Sinaloa se impuso y demostró quién manda en esa zona.
Cuando la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) informó detalles del operativo, el 30 de octubre de 2019, concluyó que fue una estrategia mal planeada, precipitada y con falta de previsión sobre las consecuencias.
Después, las autoridades federales culparon al coronel Juan José Verde Montes, quien actuó sin consultar a sus superiores para realizar el operativo como líder del Grupo de Análisis de Información del Narcotráfico.
Luis Cresencio Sandoval, titular de la Sedena, había explicado con detalle una cronología de los hechos, el saldo y cómo se realizó el plan, pues presentaron los datos a la Fiscalía General de la República (FGR) para que investigara sobre las fallas y se determinaran responsabilidades.
Apenas de manera circunstancial, el general secretario dijo que el objetivo estaba con su familia en la casa del Fraccionamiento Tres Ríos, a donde acudió alrededor de las 14:00 horas. Luego se supo que la propiedad era de su pareja.
Fue a finales de 2021, a dos años del culiacanazo, que el grupo Código FN lanzó el narcocorrido que se ha convertido en himno de Ovidio Guzmán López, con su apodo del Ratón. Aunque es posible que los hechos narrados sean ficciones líricas, en el tema se afirma que el hijo del Chapo Guzmán no se confrontó a balazos porque privilegió la vida de sus hijas.
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