Un fantasma muy de carne y hueso

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«Nosotros, los economistas, creemos que somos tipos tan fantásticos, pero la clave es la política. La política es la clave porque son las “polities”, o las organizaciones políticas, las que hacen y definen las reglas del juego»

Douglass North

Por Ernesto Acero C.

En México, el panorama no es el mejor para los trabajadores. Estudios revelan que, en México, más del 60 por ciento de las personas en edad de retiro, no recibe un ingreso por concepto de jubilación. Son personas que han trabajado toda su vida, algunas desde la infancia y qué, en el ocaso de sus vidas, corren el peligro de morir como perros. De ahí la potente pertinencia del programa del gobierno federal para que la población de adultos de 65 años o más, pueda acceder a una pensión financiada con recursos públicos.

Algunas personas, pueden agarrarse de este dato que, en realidad, es un clavo ardiendo. Si los fondos de pensiones ISSSTE e IMSS están quebrados, el gobierno bien podría destinar los recursos de pensiones para adultos mayores, o de la educación, de salud y para obra pública, para rescatar los fondos IMSS e ISSSTE. No obstante, eso constituye una falsa disyuntiva, al menos, si nos atenemos a la perspectiva social del asunto. En realidad, eso no es disyuntiva, sino imposible locura.

El gasto público no puede, ¡no debe ser!, destinado solamente para mantener un aparato administrativo. Es necesario que el gobierno gaste en burocracia, en maestros, en médicos y medicamentos. Lo que no puede ser aceptable de ninguna manera, es que el gobierno se convierta en fuente de riqueza para “funcionarios” corruptos o con aspiraciones plutocráticas. El gobierno tampoco puede ser la base de enriquecimiento de “líderes” que amasan fortunas que compiten con la de algunos empresarios que, a diferencia de ellos, han logrado hacer dinero con esfuerzo, ingenio y dedicación.

A todo lo anterior procede agregar otra variable que nos revela un mundo brutalmente injusto. La riqueza mundial, hemisférica o nacional, se encuentra injustamente distribuida. Los grandes conglomerados concentran proporciones inimaginables de riqueza, en unas pocas manos. Esos conglomerados aportan muy poco recurso a las finanzas de los gobiernos en el mundo. Esto complica enormidades, el poder de la intervención de los gobiernos.

Cualquier estudio de caso para cualquier país, nos puede conducir a una conclusión. Las transformaciones que requieren los sistemas de pensiones, deben impactar el escenario de manera radical. Entre los principios que deben orientar esas transformaciones, deben mencionarse al menos dos:

Primero. La perspectiva social debe privilegiarse para que las acciones del gobierno en materia de pensiones, sean eficaces.

Segundo. Las finanzas públicas en todo el mundo, deben generar mecanismos que eviten la concentración de riqueza que empobrece a gobiernos y a población trabajadora.

Lo anterior significa que el Estado Gendarme es inviable en las circunstancias actuales. Lo que requiere el mundo ahora, ya, son gobiernos con perspectiva social, dispuestos a rendir cuentas peso por peso, centavo por centavo. Esa rendición de cuentas no debe significar la manutención de albos paquidermos como el INAI y sus familiares locales, entre otros energúmenos “autónomos”. El gobierno no debe darse el lujo de mantener a numerosas bestias presupuestívoras, abandonando a su suerte a quienes necesitan de la cobertura del gasto público. Este es un tema que requiere análisis aparte.

En ese mismo sentido, cualquier solución a la crisis de las pensiones, reclama la definición de candados sociales que eviten el saqueo. Los nayaritas sabemos cómo, por la magia de la corrupción, un rector de la UAN, se convirtió en ojo de hormiga. Los nayaritas sabemos cómo gobernantes que ven el sol a rayas o que andan a salto de mata, se llevaron los fondos de los fondos, excepto sus huellas digitales.

De la misma manera, un gobierno con perspectiva social (no socialista, no comunista, sino sencilla, racionalmente liberal), debe actuar para evitar la elusión o la franca evasión a la que recurren las grandes corporaciones. Los gobiernos no van a lograr incrementar sus ingresos, si la sociedad continúa observando la dinámica endogámica que prevalece en las “instituciones” que parecen privatizadas por bandoleros.

Queda claro que el gobierno no puede, ni debe soslayar el problema, ni postergar las soluciones. Los que amenazan con venganzas en las urnas, subestiman a sus interlocutores. Si los cambios finalmente benefician a sectores vulnerables de la población, no habrá respuesta en las urnas para los que se oponen al fin de sus privilegios personales, prerrogativas que ni siquiera alcanzan a ser gremiales. Todos lo sabemos: los representantes de los trabajadores que no representan los intereses de los trabajadores, gozan de privilegios a costillas de los trabajadores.

En Nayarit, los “representantes” de las camarillas organizadas para mantener privilegios, amenazan con venganzas electorales. Si los aliados que han promovido las reformas impulsadas por el doctor Navarro Quintero, se mueven en esa misma dirección, en la de lo electoral, la fuerza que se puede mostrar será contundente. El desgaste que les ha ocasionado la práctica inveterada de la corrupción, los puede llevar a un fracaso de mayores proporciones.

La sociedad actual ha observado atentamente como algunas camarillas se apoderan de sectores completos de la administración pública. El nepotismo, la endogamia, son agentes corruptores de la función pública. Algunos sectores sociales son manipulados para que defiendan privilegios de bandas de maleantes que se hacen pasar como “políticos”.

Una de las claves para lograr los propósitos de un gobierno con perspectiva social, con sensibilidad social, con profundo compromiso social, radica en la suma de los actores sociales en objetivos que pueden y deben llevar a la unidad fundamental. Esto exige ánimo incluyente, voluntad contemporizadora, altura de miras; todo por la ruta del diálogo y la construcción de acuerdos. En pocas palabras, los problemas económicos, sociales y los que tienen de rodillas a las finanzas públicas, tienen su solución en la esfera política. ¡Cuidado!: los acuerdos no deben llevar, en el Sagrado Nombre de la Democracia, a la formación de un Nuevo Sindicato del Crimen integrado por “representantes” que no representan a nadie. (Segunda y última parte).

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