Entre robos y drogueros Don Pedro perdió su negocio

Al año dos meses de iniciado su proyecto decidió cerrar: “Porque después del primer mes de instalada la tienda nunca vi ganancias, fue hasta que lo cerré que me di cuenta que todos me habían robado, me robaron los empleados, me robaron los clientes, me robó la visita, me robaron los amigos y hasta los proveedores”, se lamenta el profesor jubilado

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Cuando decidió instalar su tienda de abarrotes en una de las colonias más populares en la ciudad de Tepic, la 2 de Agosto, nunca imaginó que perdería más de 100 mil pesos de inversión en poco más de un año de iniciado el proyecto.
En entrevista para este medio de comunicación, el señor Pedro Altamirano comentó que para hacer realidad su proyecto comercial hizo una inversión de poco más de 100 mil pesos en la compra de diversos abarrotes y más de 30 mil pesos en equipos de refrigeración usados.
Explicó que él es maestro jubilado y a través de los años logró ahorrar un capital que le permitía vivir cómodamente al lado de su esposa, de quien dijo, también es profesora jubilada.

Don Pedro comentó después de que se jubiló, al transcurrir de los días se empezó a sentir aburrido: “No hacia nada, me la pasaba descansando y comiendo, por eso una tarde se me ocurrió poner una tienda abarrotes aquí en la cochera de mi casa, le comenté a mi esposa que instalaría una tienda de abarrotes y ella me respondió que no lo hiciera, recuerdo que me dijo que la crisis y la inflación me llevaría a la quiebra, no entendí la advertencia y continúe con el proyecto, me dije; soy maestro y yo sé de números y los números no fallan… Y efectivamente los números no fallaron”.  

Añadió que cuando inició con la tiendita las ventas eran buenas: “Vendía mil, dos mil y hasta tres mil pesos al día, mis ganancias eran pocas, pero las volvía reinvertir y seguía surtiendo el changarro,  así fue pasando el tiempo, pasaron seis meses, pasó el año y a pesar que me le metía más dinero a la tienda poco a poco empezó a quedar vacía y me aferre, le fui metiendo dinero bueno al malo con la esperanza de que el negocio levantara, pero todo fue en vano, fueron pérdidas, pérdidas y más pérdidas”, se lamentó.
Expresó que fue justo al año dos meses de iniciado su proyecto que decidió cerrar el negocio: “Porque después del primer mes de instalada la tienda nunca vi ganancias, fue hasta después de que lo cerré que me di cuenta que todos me habían robado, me robaron los empleados, me robaron los clientes, me robó la visita, me robaron los amigos y hasta los proveedores”.

Don Pedro detalló uno de sus graves errores fue compadecerse de las madres de familia de escasos recursos que acudían al establecimiento para pedirle mercancía fiada: “Llegaban vecinas con sus hijos en brazos, a veces llorando y me pedían créditos, yo le fiaba, me pagaron dos o tres semanas consecutivas, no fallaban, pero después ya no volvieron, tengo una libreta donde lo fiado asciende a más de 35 mil pesos, pero además los proveedores me cobraban mercancía que no me dejaban, algunos clientes se robaban cosas de muy bajos costos pero en volumen fueron varios miles de pesos los que se llevaron y yo ni cuenta me di, otros clientes más decentes me quedaban a deber 3, 4, 5 y hasta 10 pesos y nunca me los pagaron, me asaltaron dos veces, los recibos de luz eléctrica eran muy muy caros, el impuesto por parte del ayuntamiento por las nubes y con eso le paramos amigo si no voy a llorar”, concluyó el señor Pedro Altamirano.

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