Breverías | Burro que ladra

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En los 80 se implantó autogobierno en algunos centros penitenciarios, entre éstos Islas Marías, como rejas el viento, como muros el Océano Pacífico. La vida al interior transcurría con mínimas restricciones de tránsito nocturno y prohibición total de consumo de alcohol. Allá llegué como prestador de servicio social; instalado en una casa frente al mar en Campamento Hospital, tuve la primera revelación poética carcelaria: efectivamente burro que ladra no muerde. El asno que jalaba la carreta de basura de Isla María Madre, cierto día, sin ladrido de por medio, dio tremenda mordida al carretonero, que permaneció encamado un par de meses. También gobernaba el lugar un director sacado de novela, del que se contaban las cosas más increíbles. Yo sólo fui testigo del día que su poder absoluto convirtió el domingo en jueves.

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