Espionaje, política y el poder público

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“No será ventajoso para el ejército actuar sin conocer la situación del enemigo, y conocer la situación del enemigo no es posible sin el espionaje”

Sun Tzu

Por Ernesto Acero C.

A fines de 2022, salió a relucir evidencia suficiente para demostrar un caso de espionaje ilegal. Se sabe que fue realizado por el ex gobernador Ney González, a quien se le suele identificar como Ney “N”. Uno de los blancos de esa actividad fue el doctor Miguel Ángel Navarro Quintero, hoy titular del Poder Ejecutivo de Nayarit.

El espionaje se puede realizar al cobijo de la normativa que regula la actuación del gobierno. Solamente qué en el caso que nos ocupa, el espionaje se realizó con la cobertura del poder público, pero con un gobierno actuando al margen de la ley, contra la ley.

Aquí, en el corazón de lo que un día fue la Nueva Galicia, poblada por neo-gallegos, hemos sido testigos de actividades de espionaje. Un vasto universo de ese “espionaje”, intuyo que más de un 90 por ciento, no deja de ser más que una actividad pura de chismosos. Algunos “espías” se han mostrado más como gendarmes orientales y los iniciados ya saben la razón por la que se les denomina de ese modo.

En resumen: buena parte del bucólico “espionaje” se integra por chismes relativos a la vida privada de los “espiados”. Súmense especulaciones que se hacen pasar como análisis de prospectiva, captura y entrega de “borregos” (conocidos en la red como “fake news”). Hablamos también de “informes” de mala fe contra enemigos personales del espía o de los que el espía considera “enemigos” de sus jefes. Pura basura generada por zoquetes, pues.

Viene lo anterior a cuento, porque en Nayarit ha salido a relucir la evidencia del asunto. No obstante, debe quedar claro que en el estado no se le engaña a nadie; en todo caso actúa otra manifestación abusiva del poder, el miedo. Algunos, desde el gobierno, en el ejercicio de poder, pueden actuar al margen de la ley o en sentido abiertamente contrario a la misma. El espionaje, en el expediente que nos ocupa, iba de la mano del miedo sembrado a manos llenas. Empero, lo que las autoridades han descubierto, era secreto a voces desde mucho antes de ese periodo de gobierno. En todo caso, la autoridad ha obtenido la evidencia de lo que era secreto a voces pero que no podía demostrarse o por miedo, no era tema público.

Ahora, salen a relucir otros casos de lo que ha dejado de ser espionaje para ser “espionaje”. Nótese la presencia del entrecomillado. No es lo mismo “espionaje” que un servicio de inteligencia, mismo que la academia define en términos de una “Organización del Estado que proporciona al poder ejecutivo análisis e información para mejorar la toma de decisiones estratégicas orientadas a prevenir o neutralizar amenazas y a defender los intereses nacionales”. Se debe ser en extremo cuidadoso en el uso del lenguaje (siempre).

Cuando se habla de “espionaje” como actividad criminal, la organización del estado es reemplazada por una runfla de rufianes. Cuando se habla de Poder Ejecutivo, se alude a un jefe de camarilla, en el mejor de los casos. Cuando se habla de análisis e información, estas son sustituidas por intrigas o especulaciones basadas en absolutamente nada y chismes, y mitotes. Cuando se habla de decisiones estratégicas, en realidad se hace alusión a las órdenes que se dan a los compinches. Las amenazas en este caso, las representan todos aquellos que puedan poner en peligro los intereses personales, no los del Estado, no los supremos intereses nacionales.

Ahora, los expedientes que se han obtenido por medio de cateos a las propiedades del ex gobernador, seguramente van a documentar las acusaciones en su contra. Esto ya es un proceso que se sigue y que sin duda tendrá un final de pronóstico reservado.

Lo que ahora es un asunto que ha salido a relucir, es el “espionaje” del que han sido objetivo algunos colaboradores del Gobernador Navarro Quintero. El caso más escandaloso de espionaje es el ataque que se ha dirigido contra su principal asesor jurídico. Ya antes había sido atacado su Secretario General, el responsable de la política interior y el operador político de mayor peso en el gobierno.

No hablaremos de las cosas que han sido publicitadas. No vale la pena difundir el estiércol que se ha lanzado utilizando para mal las redes sociales. No procede hablar de los simples chismes que se difunden verbalmente y para lo que utiliza a chismosos profesionales o a ingenuos mitoteros. Buscando fama, un imbécil destruyó el Templo de Artemisa en Éfeso; el mejor castigo consiste en olvidarlo. Igual ocurre con los sembradores de chismes; sus chismes deben ser condenados al olvido.

¿Por qué se recurre a los chismes?, ¿quiénes son el blanco de la insidia sembrada?, ¿quiénes son los que cultivan la infamia y qué intereses son los que representan?

No hay duda. Los sembradores de chismes, los promotores de la insidia, son los que se sienten afectados por las decisiones de Gobierno. Decisiones de Gobierno, léase correctamente: decisiones de Gobierno, no del Gobernador. Aunque, añadamos, se requiere de liderazgo, de apoyo popular, de robusta legitimidad, de convicciones a toda prueba, para proceder como lo está haciendo el mandatario Navarro Quintero. El poder no puede ser ejercido, ni por pusilánimes ni por locuaces autoritarios.

Es normal que se recurra al ataque directo contra la vida privada de las figuras públicas. Que sea normal atacar la sagrada vida privada, ni la justifica ni la legitima.

Hasta hace unos pocos años, la vida privada era el blanco preferido de los promotores de la infamia. Ya sabemos, o podemos imaginar, de qué manera era tratada la vida privada de las personas públicas. Quienes en el pasado hemos sido defensores de la vida privada de las figuras públicas, hoy debemos defender la vida privada como derecho humano absolutamente intocable.

La política es arte y ciencia que eleva a su máxima potencia a la naturaleza humana. La vida privada no debe ser parte de los recursos que se utilizan para atacar a los adversarios. Los adversarios no son enemigos a destruir. La política es construir.

La vida privada debe ser respetada por todos, por tirios y troyanos. Los que apuesten a los beneficios de atacar la vida privada de los demás, verán como su vida privada es carcomida por la misma boñiga de la mentira, del chisme, de la intriga, de la infamia.

Lo peor de todo es que cuando se ataca la vida privada, se hace con mentiras absolutas. Esas mentiras se dirigen contra la vida privada que suele ser vulnerable. Eso obliga a fortalecer la esfera familiar, para hacerla invulnerable a cualquier ataque.

Las mentiras se suelen dirigir también para dañar la cohesión de grupo. En el gobierno no se debe ni se puede actuar sometido al imperio del chisme. No se puede gobernar esclavizado a la lógica del mitote. Ante la infamia, ante la calumnia o ante el chisme, procede el cierre de filas en la esfera familiar y el cierre de filas dentro de gobierno.

Puede ser que la política sea una extensión de la guerra por otros medios (Clausewitz dixit). Esa no deja de ser tesis para cavernícolas, para inciviles. El espionaje, como actividad fuera de la ley, no es manifestación de la política, sino de la politiquería y de nula vocación democrática. La politiquería es manifestación de la anti-política que se ejercita ¡en el buen nombre de la política!

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