En uno de sus libros, a Julio Scherer “la terca memoria” le atormenta por la pérdida de los amigos, incapaz de mantenerlos en el sepulcro del ayer. Recuerda a Abel Quezada, el caricaturista que sin palabras ni dibujo dice todo con el negro total en su cartón de Excélsior el 3 de octubre de 1968. De su brazo sale tras el golpe al “diario de la vida nacional”; no siguen juntos en Proceso. Sin reclamos se va Abel cuando la revista publica despiadadas críticas a su amigo Jorge Díaz Serrano, a quien considera “el mejor hombre de México”. En 1989 Abel publica un libro donde viajan en “el tren de los amigos” 52 pasajeros. El ex director de Pemex no va ahí; está en la cárcel. La amistad es imperfecta, inconstante, don Julio.