En diversos medios impresos y electrónicos, así como en las omnipresentes redes sociales, en días recientes, a nivel local y nacional y en contextos no limitados a lo eclesial y a lo eclesiástico, con ocasión de la visita de los obispos mexicanos a Roma, se han hecho presentes esas dos palabras cuya traducción literal —hacia el umbral— no dice demasiado.
Tal vez añadiendo una tercera palabra —apostolorum— la expresión vaya adquiriendo un sentido más claro y distinto: la visita “ad limina” tiene que ver con los apóstoles, con un peregrinar hacia el umbral de los apóstoles…
Sin embargo, para hacer aún más claro el sentido de esa visita a los umbrales de los apóstoles, puede ayudar el darle seguimiento a las actividades que, en días recientes, han realizado los integrantes del tercer grupo de obispos mexicanos en cumplimiento del mandato de realizar cada cinco años la Visita ad limina.
El lunes 29 de mayo iniciaron su visita los obispos integrantes del Grupo 2 [obispos del Centro de México, entre quienes estaba incluido el Obispo de Tepic] con una celebración eucarística en la Basílica de San Pedro, presidida por el Arzobispo Primado de México, Carlos Aguiar Retes; visita al Dicasterio para el Clero y a la Secretaría General del Sínodo.
El martes 30 de mayo: Misa en la Basílica de San Juan de Letrán presidida por el Arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez Espinosa; visita al Dicasterio para los Obispos, al Dicasterio para la Doctrina de la Fe,al Dicasterio para la Cultura y la Educación y a la Pontificia Comisión para la Tutela del menor.
El miércoles 31: visita al Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, al Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica, al Dicasterio para la Evangelización y al Dicasterio para la Comunicación, además de una celebración eucarística y cena en el Pontificio Colegio Mexicano.
El jueves 1 de junio: Misa en la Basílica de Santa María la Mayor, visita al Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, al Dicasterio para los Laicos, Familia y Vida y a la Pontificia Comisión para América Latina, además de una visita y cena con el Apostolado “la Obra de la Iglesia”.
El viernes 2 de junio: Audiencia con el Santo Padre; visita a la Secretaría de Estado; Eucaristía en la Basílica de San Pablo Extramuros.
Misas en las cuatro basílicas romanas más importantes; visitas a Dicasterios [organismos especializados de la Curia Romana], visita al “Colegio Mexicano” y Audiencia con el Santo Padre conformaron las actividades de los obispos mexicanos en su Visita ad limina.
Con ello, podemos darnos cuenta de que, aunque en los medios de comunicación —tradicionales y electrónicos—, el acento se suele poner en el informe sobre la situación del país, en realidad, el núcleo de estas visitas tiene un carácter eclesial y apostólico.
Para obtener una visión más formal de la Visita ad limina, el mejor recurso es el Directorio para la visita “ad limina” de la antigua Congregación para los Obispos [ahora Dicasterio para los Obispos].
En ese Directorio, se subraya el significado preciso de esas visitas: “el fortalecimiento de su responsabilidad de sucesores de los Apóstoles y de la comunión jerárquica con el Sucesor de Pedro y la referencia, en la visita a Roma, a las tumbas de los Santos Pedro y Pablo, pastores y columnas de la Iglesia Romana”.
Asimismo, se enumeran y explican sus dos fines esenciales:
1. Venerar los sepulcros de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo.
“La veneración y la peregrinación a los «trofeos» de los Apóstoles Pedro y Pablo se vienen haciendo desde la más remota antigüedad cristiana, y siguen conservando su profundo significado espiritual y de comunión eclesial; por esta razón ha sido conveniente su institucionalización precisamente para los Obispos”.
2. Encontrarse con el Sucesor de Pedro, el Obispo de Roma.
“El encuentro con el Sucesor de Pedro, el Obispo de Roma, custodio del depósito de la verdad transmitida por los Apóstoles, tiende a consolidar esta unidad, fundada sobre la misma fe, esperanza y caridad y a dar a conocer mejor y a apreciar el inmenso patrimonio de valores espirituales y morales que toda la Iglesia, en comunión con el Obispo de Roma, ha difundido por todo el mundo”.
Estas visitas, sin embargo, requieren una preparación remota que, de acuerdo con el Directorio antes mencionado tiene dos componentes:
1. La reflexión y la oración, gracias a las cuales, cada obispo “procurará […] recoger de su propia experiencia, los elementos más destacados de la situación, examinarlos atentamente y sintetizar las conclusiones que juzga puede sacarse en la presencia de Dios y para el bien de la Iglesia”.
2. La relación quinquenal “sobre el estado de la circunscripción eclesiástica que le ha sido confiada”, la cual ha de buscar “conciliar la brevedad con la claridad, la precisión, la concreción, la objetividad en la descripción real de la Iglesia particular que preside el Ordinario, de sus problemas y de sus relaciones con las otras comunidades religiosas no católicas y no cristianas y con la sociedad civil y las autoridades públicas” y que ha de enviarse al Dicasterio para los Obispos “seis meses antes (nunca menos de tres) de la visita […] con el fin de que pueda ser estudiada y resumida en una exposición sintética que se presentará al Santo Padre, quien debe tener un conocimiento completo y objetivo del estado y de los problemas de cada Iglesia, antes de la visita.
Además de la preparación próxima, tendiente a la programación de la visita, el Directorio sintetiza el desarrollo de la visita en tres momentos particulares:
1. La peregrinación a las tumbas de San Pedro y San Pablo con las celebraciones litúrgicas correspondientes:
2. El coloquio personal con el Sucesor de Pedro y, de ser posible, un encuentro colectivo o una celebración comunitaria con el Santo Padre.
3. El contacto con los Dicasterios, en cada uno de los cuales los obispos podrán “exponer sus problemas y asuntos, pedir informaciones, dar explicaciones, responder a eventuales preguntas”.
De todo esto, se suele hablar poco. Las notas informativas —incluso aquellas como Vatican News—, centran su atención en lo que los obispos le fueron a decir al Papa sobre la violencia, la migración, el narcotráfico en nuestro país, sin duda importante, pero no lo único…