Por Ernesto Acero C.
Hasta ahora, los recientes resultados en materia de seguridad pública son favorables para el estado. No obstante, ese territorio, el de la seguridad pública, es campo minado. En efecto, la seguridad pública es un “ser variable”, dicho sea, usando el verso del Carmina Burana. Conociendo la condición inconstante de la materia que aquí tratamos, el Gobernador de Nayarit Miguel Ángel Navarro Quintero se propone convencer a los legisladores locales para crear un Mando Único. La iniciativa, de entrada, se revela necesaria e impostergable.
Entre los objetivos de ese Mando Único, me parece que son dos los que sobresalen. Una de esas motivaciones tiene que ver con el aprovechamiento de los recursos limitados que se destinan a ese rubro. El otro, se relaciona con una estrategia que sirva para blindar al estado ante posibles embestidas criminales en el futuro, originadas en estados vecinos.
En cuanto al aprovechamiento de los recursos disponibles, me parece que nos queda claro que los ayuntamientos en el estado no poseen la misma capacidad de respuesta ante niveles de inseguridad muy diferentes, de municipio a municipio. No es lo mismo que un grupo de policías logre patrullar un área igual en La Yesca que en Tepic o en Amatlán de Cañas que en Santiago Ixcuintla. Los niveles de seguridad o inseguridad tampoco son los mismos, ni siquiera en un mismo municipio. En una ciudad como Tepic, los niveles de seguridad no son los mismos en todas las colonias. Baste con hacer el señalamiento sin enunciar caso por caso.
El Mando Único permitiría unificar esfuerzos, estrategias y racionalizar el uso de los recursos, dando como consecuencia la multiplicación de resultados. De un Mando Único podría derivar una estrategia común para blindar al estado de posibles ataques que (generalmente) se han gestado fuera de su territorio.
En ese mismo orden de ideas, en el de los recursos disponibles, también cabe señalar qué, si se logra crear el Mando Único, también se podrían dar mejores respuestas agrupando regiones municipales. La Ley Municipal para el Estado de Nayarit, dispone en su artículo 61 (relativo a las atribuciones de los Ayuntamientos), que “Los municipios, previo acuerdo entre sus Ayuntamientos, podrán coordinarse y asociarse para la más eficaz prestación de los servicios públicos o el mejor ejercicio de las funciones que les correspondan”. Esto alcanza un nivel de argumentación favorable a la figura de Mando Único, en lo previsto por el artículo 115 de la Ley Fundamental. Este dispositivo ordena que “La policía preventiva estará al mando del presidente municipal en los términos de la Ley de Seguridad Pública del Estado. Aquélla acatará las órdenes que el Gobernador del Estado le transmita en aquellos casos que éste juzgue como de fuerza mayor o alteración grave del orden público”.
Las bases constitucionales en el plano local, nos remiten a lo dispuesto en parte del articulado que alude al tema que nos ocupa. En el séptimo constitucional local, se alude a un sistema de “seguridad pública”, así como a la coordinación con la Federación para el mismo fin.
El numeral 69 de la Constitución nayarita, define como facultad y obligación del Gobernador, el de “Cuidar de la seguridad del Estado y de la de sus habitantes…” El 110, por su parte, se refiere a “seguridad pública, policía preventiva municipal y tránsito”, como campo de acción de los ayuntamientos.
El otro objetivo tiene que ver con la definición de una estrategia. Se trata de diseñar e instrumentalizar una estrategia disuasiva. Como ya lo hemos visto, la criminalidad aprovecha momentos de debilidad o confusión para actuar. Una estrategia disuasiva con un mando único, no solamente disuadiría, sino que sería la base para generar respuestas contundentes y oportunas, en su caso.
En cuanto a la Constitución Federal, esta dispone en el 115, que los ayuntamientos cargan con la responsabilidad de la tarea de la seguridad pública. No obstante, el dispositivo nos remite a los términos del 21 constitucional que esbozaremos más adelante. La Ley de Leyes deja en claro que los gobernadores de los estados no son cero a la izquierda en la materia, al precisar que “La policía preventiva estará al mando del presidente municipal en los términos de la Ley de Seguridad Pública del Estado. Aquélla acatará las órdenes que el Gobernador del Estado le transmita en aquellos casos que éste juzgue como de fuerza mayor o alteración grave del orden público”. En este sentido, la “alteración grave del orden público” no aplica. Lo que aplica en este caso es el concepto “fuerza mayor”, pues la amenaza a la seguridad pública está latente. El estado de Nayarit se ubica entre dos potencias con actividades criminales con alto poder de fuego: Sinaloa y Jalisco; colinda con otros dos estados que compiten en ríos de sangre: Durango y Zacatecas.
En esta lógica, creo que los municipios más cercanos a Jalisco (Bahía de Banderas, Compostela, San Pedro Lagunillas, Ahuacatlán, Amatlán de Cañas, Ixtlán del Río, La Yesca y Del Nayar) y Sinaloa (Tecuala, Acaponeta, Huajicori) estarían prestos a respaldar el Mando Único.
No creo que los alcaldes de esos lugares deseen cargar con las responsabilidades que derivarían de la fatalidad que sobrevendría si se pierde el control en materia de seguridad pública. Tampoco me parece que los alcaldes de municipios como Tepic, la capital del estado, así como el de Xalisco, se atrevan a asumir las responsabilidades de cruentos escenarios como los ya vividos por los nayaritas durante los años que van de 2008 a 2011-2012. De esa manera, si ayuntamientos como Bahía de Banderas, Tepic o Xalisco, no parecen poseer la capacidad de respuesta ante una oleada de violencia, del resto mejor ni hablar.
El Mando Único no significa desaparecer a las corporaciones municipales encargadas de la seguridad pública en sus variadas formas. De lo que se trata es de lograr una mejor respuesta en los planos de mayor relevancia, sobre la base de una estrategia conjunta, unificada y disuasiva. De esa manera se garantizaría el derecho humano a vivir en un clima que salvaguarde la vida, con respeto a las libertades, a la integridad y al patrimonio de las personas, así como de preservación del orden público y la paz social.
La clave del Mando Único es la coordinación. El valor fundamental que se debe resguardar, es el del respeto a la vida de las personas.
Finalmente, un comentario al margen. Un amigo, especialista en el tema, me planteaba que la alternativa al Mando único sería su antípoda, un Mando Conjunto. El Mando Conjunto me recuerda algunas tesis comiteológicas. Primera de tres tesis: Si quieres que un problema no se resuelva, crea un Comité, en este caso, crea un Mando Conjunto. Segunda de tres tesis: Un Comité o Mando Conjunto, solamente puede funcionar si se integra por tres personas, una de las cuales ya haya fallecido, otra se encuentre en estado comatoso y una tercera tomando decisiones. Tercera de tres tesis: Un Comité o Mando Conjunto, no resuelve problemas, pero los analiza científicamente en un número infinito de reuniones.