Por Salvador Cosío Gaona
Los devastadores incendios forestales en Maui, Hawái, han dejado una huella indeleble. La intensidad de los incendios ha sido tal que los residentes han sido forzados a huir hacia el océano, lo que refleja la magnitud del desastre. Al menos se han registrado 110 víctimas, y el suceso ha alcanzado a encender las alertas en la Casa Blanca, donde el presidente estadounidense, Joe Biden, ha resultado con serias quemaduras.
De acuerdo con National Geography, los incendios han provocado una devastación extensa en Lahaina, una ciudad turística situada en el noroeste de Maui con aproximadamente 13.000 habitantes. Lahaina, que en su día fue un centro ballenero y la capital del reino hawaiano, ahora recibe a cerca de 2 millones de turistas cada año.
Además, las llamas han consumido áreas cercanas a Kihei, una localidad costera en el sur de Maui, y han arrasado partes de Kula, una región residencial situada en el área montañosa central de la isla. También han incinerado zonas de la Gran Isla.
Elizabeth Pickett, codirectora ejecutiva de la Organización de Gestión de Incendios Forestales de Hawái, ha enfatizado que el ecosistema del archipiélago no está adaptado al fuego.
Las causas exactas de los incendios que comenzaron en la noche del martes aún no han sido identificadas. No obstante, el Servicio Meteorológico Nacional había previamente emitido alertas para las islas hawaianas, advirtiendo sobre fuertes vientos y condiciones climáticas secas, condiciones que son favorables para la propagación de incendios forestales. Estas alertas fueron finalmente suspendidas a última hora del miércoles.
De acuerdo con el Servicio Forestal de los Estados Unidos, alrededor del 85% de los incendios forestales en el país son causados por acciones humanas. Las causas naturales que pueden originar estos incendios incluyen los rayos y la actividad volcánica. Es importante destacar que en las islas hawaianas existen seis volcanes activos, y uno de ellos se encuentra en Maui.
Lo que está alimentando los incendios en Maui, y en muchos lugares del mundo, es el viento. En este caso, el huracán Dora al sur y un sistema de alta presión al norte de Hawái han creado ráfagas de viento de casi 130 kilómetros por hora, impulsando las llamas y permitiendo que salten de estructura en estructura. Estos vientos también tienen la capacidad de arrojar brasas a kilómetros de distancia, creando nuevas llamas.
Además del viento, Maui también ha sufrido de sequía moderada o grave. La vegetación seca se ha acumulado y está lista para arder, y los vientos secos han agravado aún más la situación al absorber cualquier humedad restante. El cambio climático, con su aire más cálido, contribuye a una mayor desecación.
FACTORES HISTÓRICOS Y VEGETACIÓN INVASORA
La llegada de europeos y la introducción de hierbas invasoras también han desempeñado un papel. Estas gramíneas propensas a los incendios han cubierto el 26% del estado, creando un paisaje explosivo y volátil. La Universidad de Hawaii en Mānoa ha señalado la sequía creciente y los cambios en el comportamiento del fuego como señales claras de que algo está mal.
DESAFÍOS Y SOLUCIONES FUTURAS
En el futuro, las comunidades de Hawái enfrentarán desafíos adicionales debido a la “interfaz urbano-forestal” (WUI) donde el desarrollo humano se encuentra con la vegetación. Esto no solo aumenta el riesgo, sino que también proporciona más fuentes de ignición. Los expertos creen que el problema de la gestión de la vegetación es solucionable, y hay esperanza en que, con una mayor conciencia y acciones, se puedan prevenir futuros desastres en Hawái.
En resumen, los incendios forestales en Maui son un complejo entrelazamiento de factores naturales y humanos. Desde los vientos impulsados por el huracán hasta la sequía, la invasión de gramíneas, y el cambio climático, todo ha contribuido a un desastre de proporciones catastróficas. La respuesta y la prevención futuras requerirán una comprensión profunda y una gestión cuidadosa de estos elementos, con un fuerte enfoque en la adaptación y resiliencia.
De acuerdo con el periodista Fernando García, corresponsal en Washington de “La Vanguardia Internacional”, “las críticas al presidente, algunas comprensibles, no cesan mientras el número de muertos crece y crece, muy por encima del centenar. El presidente acudirá el lunes a la isla, junto con su esposa, para confortar a las familias de víctimas y comprometerse con ellas; para explicar las ayudas enviadas y escuchar a las autoridades locales.
Los fuegos se declararon la noche del martes 8 de agosto, y Biden no hizo ninguna declaración al respecto hasta el martes día 15. De ahí los primeros reproches. Pero, aunque el mandatario no hablara directamente en casi una semana, sus portavoces sí lo hicieron pronto, el día 10. A través de un comunicado y de una intervención del jefe de comunicación del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, la Casa Blanca anunció ese día la declaración de desastre para Hawái y el envío inmediato de “ayuda federal para complementar los esfuerzos de recuperación estatales y locales en las áreas afectadas”. Los funcionarios transmitieron las “profundas condolencias por las vidas perdidas y por la destrucción de tierras y propiedades” de parte del presidente, quien desde el principio estaba en contacto con los líderes del archipiélago.
El mandatario explica que no quiso estorbar, pero un ‘no comment’ sobre la tragedia le costó duros ataques. El domingo, Biden tropezó. Un periodista le preguntó sobre la tragedia. Y su respuesta, según el informador, Justin Sink, fue que no tenía nada que comentar: “Tras un par de horas en la playa de Rehoboth, se le preguntó a @potus (siglas del presidente) sobre el aumento del número de muertos en Hawái. ‘Sin comentarios’, dijo antes de irse a casa”, relató el periodista en la red X.
El expresidente Donald Trump, en ese momento a punto de recibir su cuarta imputación penal, esta vez por prácticas mafiosas para intentar anular su derrota electoral del 2020 en Georgia, aprovechó para cargar contra Biden. Su “No comment”, afirmó, es “absolutamente horrible”. El exmandatario desempolvó de paso su negacionismo sobre el cambio climático al añadir que el gobernador de la isla, el demócrata Josh Green, “se limita a culpar al calentamiento global y otras cosas que simplemente le pasan por la cabeza”.
Otros republicanos se sumaron por supuesto al ataque de Trump, a veces de forma sorprendente. La diputada ultra por Florida Anna Paulina Luna juzgó “desafortunado” que el Gobierno estuviera prestando “más” ayuda y atención a Ucrania que a Maui. “Hawái y la gente de Hawái son mucho más importantes que lugares como Ucrania”, señaló en un vídeo igualmente publicado en X.
También algún que otro demócrata se quejó de Biden. Fue el caso del exdiputado estatal de Hawái Kaniela Ing, director de la organización ambientalista Green New Deal Network, para quien la actitud de su líder era decepcionante. “Esperaba más”, dijo.
La situación para el presidente no mejoró cuando su secretaria de Prensa, Karine Jean-Pierre, confundió nombres y género de parlamentarios hawaianos en su rueda de prensa del lunes. El Comité Nacional Republicano, junto a medios de derechas como la Fox, The Federalist oNational Review , se abalanzaron contra ella y su jefe, tanto en sus emisiones y publicaciones como en sendos mensajes en su red social favorita, X. Y el consejo editorial de The New York Post , del Grupo Murdoch, sentenció: “Joe Biden es indiferente a los incendios de Maui porque de todos modos ganará en Hawái”.
En su esperada declaración del martes, el gobernante aclaró que no se había desplazado rápidamente al archipiélago para no estorbar: “No quiero interponerme. He estado en demasiadas áreas de desastre, y quiero ir y asegurarme de que tengamos todo lo que necesitan”, pero también “de que no interrumpamos los esfuerzos de recuperación en curso”.
La Casa Blanca desgranó al mismo tiempo su amplio paquete de ayudas a Hawái para combatir los incendios y asistir a las víctimas, con más de 500 efectivos federales y apoyo de varios departamentos del Gobierno, incluidos los de Sanidad, Defensa y Agricultura. Horas después, el presidente anunció para el próximo lunes su visita al lugar del desastre. Una vista que puede prolongarse más de lo habitual, dada la complejidad de los efectos causados por el mayor incendio que el país vive en más de un siglo (desde el enorme fuego de 1918 en Minnesota y Wisconsin, con 453 muertos).
En el área principal del incendio de Maui “aún no pueden limpiar porque no saben cuántos cuerpos hay”, dijo Biden cuando la cifra de cadáveres se acercaba al centenar pero la de desaparecidos superaba (y supera) el millar. “No saben lo que queda. Imagínense lo que en esa situación significa ser padre o madre, esposo o esposa” de alguno de los desparecidos, agregó en señal de empatía.
Las quejas por la reacción de Biden ante los incendios de Maui, propiciados por la sequía y el viento, aunque de causa específica todavía sin aclarar, se suman a las que el presidente hubo de encajar por su “lenta a insuficiente” respuesta al vertido tóxico de un tren de mercancías en el pueblo de East Palestina, Ohio, en febrero.
Por si fuera poco, la oposición política y parte de los vecinos de Maui arremetieron el miércoles y ayer contra el administrador de la Agencia de Emergencias de la isla, Herman Andaya, por no haber activado las sirenas cuando los fuegos se desataron. Él, con apoyo del gobernador Green, adujo que no se arrepentía, toda vez que el uso de sirenas podría haber causado males mayores; según explicó, las 80 alarmas instaladas en Maui se utilizan habitualmente para avisar de la llegada de tsunamis. Y muchos, para protegerse de una gran oleada marina, habrían corrido hacia las montañas justo “en el peor momento”, cuando en sus laderas el fuego crecía.
Las llamas en la mayor parte de las superficies afectadas pueden haberse apagado. Pero sus efectos parecen aún lejos de la extinción. Efectos de todo tipo”.
@salvadorcosio1