Por Ernesto Acero C.
Resulta crucial el papel del doctor Navarro en la reconstrucción y modernización del sistema de salud. No me refiero solamente al sistema de salud en el estado de Nayarit, sino al del país mismo. Ha sido una verdadera hazaña lograr lo que se ha podido registrar de manera cotidiana en la vida de las personas, en la existencia de millones de mexicanos.
Tras la peste de corrupción, negligencia e irresponsabilidad, sobrevino el impacto de la pandemia de coronavirus. En adverso contexto se avanzó en los años recientes en la reconstrucción y modernización de un sistema de salud. El sistema había sido subsumido a un silencioso proceso de privatización y aniquilación.
En Nayarit, durante años se abandonó el crecimiento, modernización o construcción de nuevos espacios hospitalarios. Los escasos esfuerzos para avanzar en la materia, ser toparon con el escaso margen de maniobra de las finanzas públicas que también había sido atacadas y sitiadas por malos gobernantes.
La peor de las enfermedades fue la corrupción. Por la corrupción se desviaron recursos destinados al sector para aplicarlos a otros fines, incluidos los particulares. Una buena cantidad de recursos destinados a la salud, se aplicaron para beneficiar a propietarios de hospitales privados. Algunos particulares enfermaron de corrupción dada su enfermiza ansia de dinero, ganado a cualquier costo, incluidas sus deterioradas almas. Por la corrupción, al menos un hospital se inauguró sin haber hospital.
El trabajo realizado por el doctor Miguel Ángel Navarro Quintero, al frente del Poder Ejecutivo, se propuso avanzar en varios frentes de manera simultánea. Uno de esos frentes tiene que ver con la ampliación y remodelación de los espacios ya existentes, incluida la modernización de equipos médicos. Por otra parte, el mandatario estatal se propuso construir nuevas unidades para otorgar servicios de salud a los nayaritas, o sea, para cumplir con un mandato claramente expresado en el Pacto Federal, el derecho a la salud.
En tercer lugar, se debe poner de relieve la estrategia que aplicó el gobernante nayarita, para aprovechar la energía y la potencia creadora del sistema IMSS-BIENESTAR. Las decisiones del mandatario estatal no solamente fueron acertadas, sino que lograron colocar al estado en una posición ventajosa, al ser el primer estado que se incorporó al modelo que encabeza Zoé Robledo.
No ha sido ni sencillo ni casual lo que se ha logrado en materia de salud en México y en el estado. Debemos en todo momento, apegarnos al rigor intelectual que requiere este análisis. Debemos tener en consideración que al año de haber asumido la presidencia de México (2018), la administración de López Obrador se topó con el impacto de una pandemia como el coronavirus que solamente se puede comparar con la gran pandemia que se registró a fines de la segunda década del siglo XX.
El doctor Navarro se formó en un modelo comprometido con el bienestar de las personas. No se formó en el afán de enriquecerse sin medida, a diferencia de otros que amasaron grandes fortunas haciendo negocio de su profesión.
El sistema de salud en el que se formó quien hoy ostenta la titularidad del Poder Ejecutivo de Nayarit, es fundamental para la inmensa mayoría de la población. Es así, dado que es la mejor solución para quienes carecen del dinero en las enormes cantidades que se requieren para atenderse en el modelo particular sus enfermedades. Todos sabemos que una cirugía por más sencilla que sea, suele representar un gasto catastrófico que puede llevar a la pobreza a una familia.
Algunas personas sencillamente se verían condenadas a morir de no existir un sistema como el que ha desarrollado el gobierno del estado de la mano del gobierno federal.
Para la actividad empresarial, la presencia del sistema de salud es crucial. El modelo que ha desarrollado el gobierno de México y que se ha consolidado en Nayarit, se complementa con mecanismos de seguridad social.
El estado no se ha desentendido del cuidado al derecho a la salud que se encuentra consagrado constitucionalmente. Por el contrario, el gobernador de Nayarit ha redoblado los esfuerzos para modernizar hospitales, para equiparlos con unidades de alta tecnología, para garantizar mejores condiciones laborales para los trabajadores de ese sector, entre otras cosas.
Eso no solamente requiere de recursos financieros, sino y, sobre todo, de una estrategia clara para que cada esfuerzo, para que cada acción que realice el gobierno, se traduzca en los mejores resultados. Cualquier cantidad de dinero que se destine a un objetivo, si no se aplica de manera inteligente, planeada, corre el serio riesgo de perderse en el laberinto de cuestiones ajenas a las metas planteadas.
Prácticamente en todos los municipios de Nayarit se han manifestado los efectos de la política de salud instrumentalizada por el mandatario nayarita. En algunos municipios se han edificado o se edifican clínicas, hospitales, o se han renovado las instalaciones ya existentes. En otros lugares se ha contratado nuevo personal para atender a la población y otro número de personas que ya laboraban en el sistema, ahora cuentan con la seguridad de su empleo.
Al inicio de la administración federal, se encontró un sistema saqueado, abandonado y una y otra vez comprometido con los empresarios de la salud. Eso se acabó en buena medida y se avanza sin descanso. Eso se acabó.
Las personas que concurrían a los hospitales, a las clínicas públicas en busca de atención médica, prácticamente debían escapar por la desatención, por el abandono de instalaciones y por la falta de personal preparado. De los medicamentos, mejor ni hablar: sencillamente no había. Ahora, los derechohabientes ya cuentan ¡hasta con medicamentos!
Bien lo ha dicho el Gobernador Navarro Quintero: “El propósito del Gobierno Federal es que los mexicanos tengan un sistema de salud como el de Dinamarca, o mejor. El propósito de los nayaritas es que podamos convertirnos en la mejor versión del modelo concebido y desarrollado por el Presidente Andrés Manuel López Obrador. Los nayaritas quieren y merecen lo mejor de lo mejor”. Esa es una realidad ya en curso. Sin duda.