Por Ernesto Acero C.
Los indicadores en materia de seguridad pública en el estado han mejorado. Subjetivamente nos sentimos mejor y objetivamente estamos más seguros. El de la seguridad pública es un indicador medible y, por tanto, evaluable. Esos indicadores favorables para el bienestar de la población, son resultado de políticas públicas y no producto ni de la imaginación, ni de la casualidad. ¿Cómo ha logrado obtener esos resultados el Gobernador Miguel Ángel Navarro Quintero?
Repetir los datos que hace públicos el INEGI en materia de seguridad, es innecesario. Solamente debemos observar que el organismo encargado de las cifras nacionales ha logrado un nivel de reconocimiento que convierte sus productos en base de innumerables estudios altamente especializados.
Lo que el INEGI hace en este indicador de percepción pública en la esfera de la seguridad, puede disociarse de lo que realmente ocurre. Una región puede presentar altos niveles de incidencia delictiva o de manifestaciones de violencia. Aun así, la percepción puede ser favorable. Por el contrario, el indicador puede ser positivo, aunque la violencia se asiente en regiones enteras.
Sobre esa base, procede señalar que los indicadores de violencia y delitos en el estado, son de los más bajos en el país. Así, podemos concluir que la seguridad en Nayarit no es solamente un indicador de percepción, no es un indicador subjetivo. Los números no mienten. La realidad nos muestra que la percepción concuerda con la realidad. Nos sentimos más seguros y vivimos más seguros.
Por ahora, no procede repetir indicadores de incidencia delictiva. Esos números son públicos, accesibles y sobre todo, verificables. Las personas pueden verificar en su vida cotidiana, que las cifras concuerdan con lo que vive, con lo que percibe.
Las cifras favorecen la reputación de nuestro estado como una entidad de paz y de trabajo. Esas cifras son producto de políticas públicas que han dado resultados. No obstante, las cifras en la materia pueden ser volátiles y exigen asumir responsabilidades en el ascenso, pero igual en el descenso. Como nos lo dice el Carmina Burana (Fortuna Imperatrix Mundi –Fortuna, la Emperatriz del Mundo–): “¡Oh Fortuna, / como la luna, / eres variable! / Siempre crece / o mengua”. La fortuna nos da la cara en un momento y al siguiente nos da la espalda. Así es la lógica caótica de la seguridad pública.
La seguridad pública, además, puede presentar cientos de otros matices. Uno de ellos lo vivimos los nayaritas durante el periodo en el que era Fiscal General Edgar Veytia, a quien se le obsequió el título de “Doctor” en una conocida universidad privada. La paz, la tranquilidad, la seguridad pública en el estado, era un espejismo que (medio) ocultaba saqueos, despojos, desapariciones y, en general, un frío infierno. Sí, vivíamos en las tripas de un monstruoso oxímoron.
Es absolutamente inevitable tanto como indispensable, comparar la realidad de hoy con el truculento pasado. Ese pasado retorcido llevó a Nayarit a la geografía del crimen en los Estados Unidos. Los cambios son radicales y son resultado de las decisiones que se tomaron ayer y ahora. Se nota el trasfondo personal que gobernó el pasado y el que gobierna en el presente.
La Nueva Seguridad Pública es un hecho, aunque no es una realidad inmutable. Las acechanzas ahí están y los indicadores pueden cambiar de manera radical y hasta por razones ajenas al estado. Y de un momento a otro todo el entramado se puede caer. La paz puede estallar de pronto. Es necesario prepararse para esa posibilidad.
El liderazgo exigente del Gobernador Navarro Quintero, apegado rigurosamente al mandato popular, es crucial para entender la nueva realidad. La Nueva Seguridad Pública es respetuosa de los derechos humanos y orientada a un objetivo central: la seguridad pública que sirva como entorno favorable para el trabajo y la inversión. Esa es la clave: el liderazgo con estrategias atinadas.
El Gobernador ha priorizado el bienestar de la población, la paz y la tranquilidad del estado. Por tal motivo es que no promovió la remoción del Fiscal, Petronilo Díaz, ni del Secretario de Seguridad, Benito Rodríguez. El mandatario ha sido leal al mandato que se le confió y ha construido una trinchera infranqueable en el ámbito institucional en esta materia.
El papel del Fiscal Petronilo Díaz y el del Secretario Benito Rodríguez, ha sido crucial para lograr los objetivos definidos por el Gobernador Miguel Ángel Navarro. Para lograr los indicadores que han sido difundidos en materia de seguridad pública por el INEGI, ha sido fundamental la confianza que el titular del Ejecutivo ha depositado en los dos funcionarios, en el Fiscal General y en el Secretario de Seguridad. La confianza depositada en el Gobernador ha dado resultados. La confianza depositada por el gobernante nayarita en el Fiscal y en el Secretario, también han dado resultados que colocan al estado en una posición de ventaja para la inversión, para la generación de empleo, para vivir bien.
Por otra parte, es sabido de todos que la seguridad pública contribuye de manera decisiva a convertir a una región en foco de inversiones privadas. La inversión genera empleo y los empleos son la mejor forma de asegurar que la gente, que las familias, se beneficien de ingresos producto de ese esfuerzo. Este es otro tema que debe ponderarse al lado del de la seguridad en el estado. Así, dado que Nayarit muestra indicadores plausibles en materia de generación de empleos y en su dinámica económica.
Los indicadores en seguridad pública, son favorables para Nayarit Eso es comprobable porque es medible y por tanto evaluable. Es un indicador que muestra también la satisfacción social en ese sentido. Una satisfacción que se puede comprobar en la vida cotidiana y consultando los datos relativos. Es evidente que la Nueva Seguridad Pública es parte de la transformación que se encuentra en curso. En Nayarit hay liderazgo y da resultados que todos percibimos y agradecemos.