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sábado, agosto 2, 2025
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Miscelánea deportiva | Patadas y más patadas

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Por José Luis Olimón Nolasco

Esta vez, la “Miscelánea deportiva” contendrá pocos productos pero, eso sí, de calidad: dos productos del “soccer” [adjetivo utilizado en los Estados Unidos para distinguir entre “su football” y el del resto del mundo] y uno del “americano” [adjetivo utilizado en buena parte del mundo para denominar al que se juega en “America”, en ese vecino país del norte que suele adjudicarse el nombre oficial de todo un continente].

Los dos productos que ofrece la ”Miscelánea” esta ocasión nos remiten a dos de las ligas más importantes de Europa y del mundo: “La Liga” española y la “Bundesliga” alemana y, más concretamente, a dos partidos que tenían una relevancia particular por enfrentar a los equipos que encabezan las tablas de clasificación: dos que casi siempre aparecen ahí: el Real Madrid y el Bayer Múnich y dos, cuyo desempeño inesperado les ha colocado en el centro de la atención: el Girona y el Bayer Leverkusen.

Un primer dato interesante en relación con estos encuentros lo constituye el hecho de que los horarios fueron coincidentes, lo que obligó a quienes los queríamos seguir “en vivo” tuviéramos que elegir el uno o el otro, “campechanear” de un canal al otro para seguir los dos o, definitivamente, tener dos monitores simultáneos.

En mi caso personal, opté por ver el partido entre el Real Madrid y el Girona, lo que me permitió ser testigo de una muestra de lo que representa ser local, lo que significa la camiseta y el escudo de un equipo que está acostumbrado a ganar, lo que pesa tener dos o tres jugadores de “clase mundial” en tu oncena [en este caso, Vinicius y Jude Bellinham] y tener como director técnico a un “viejo zorro” capaz de reinventar un once capaz de funcionar a pesar de tener ausencias importantes.

¿El resultado? Un contundente ―y, tal vez, al final del campeonato, definitivo― 4-0 a favor del conjunto “merengue” que se aleja del Girona a 5 puntos, a 10 del Barcelona y a 13 del Atlético de Madrid.

Del encuentro entre el Bayern y el Bayer vi poco, lo suficiente para dar testimonio del alto nivel que ha alcanzado el equipo de “las aspirinas” bajo la dirección de Xabi Alonso al grado que se ha comenzado a decir que el conjunto de Leverkusen es la “xabineta” auténtica [la falsa sería la “xavineta” de Xavi Hernández].

Es verdad que, sin dejar de ser un equipo poderoso e, incluso, candidato a ganar la “Champions”, el conjunto bávaro ha dejado de ser el equipo que arrasaba en el campeonato alemán año tras año y se ha convertido en un equipo que se ha visto obligado a cambiar de entrenador con una frecuencia poco común en un equipo “grande” y que, desde la partida de Lewandowski y de la lesión de Neuer, no ha alcanzado el nivel de desempeño a que nos tenía acostumbrado, pero lo que está haciendo el Bayer y, lo que hizo el domingo pasado ―un 3-0 inobjetable― y la ventaja que ha tomado sobre los demás contendientes: 5 sobre el Bayern; 12 sobre el Stuttgart; 15 sobre el Dortmund y 18 sobre el Leipzig, hacen prever que este año no solo habrá un nuevo campeón después de once años de hegemonía bávara, sino que, probablemente, lo hará con una ventaja significativa, sin dejar lugar a dudas.

El producto “americano” ofrecido en esta “Miscelánea” no puede ser otro que el Súper Tazón LVIII, disputado en el “Allegiant Stadium” de Las Vegas, NV, sin duda alguna el evento deportivo del año en los Estados Unidos de América; un evento en el que, en una semana, el tiempo deportivo adquiere una densidad única que se concentra aún más en tres o cuatro horas en las que ―esta vez―: 65,000 espectadores asistieron al estadio; más de 100 millones de personas lo siguieron por televisión y 10 más a través de servicios de “streaming” en los Estados Unidos; un número difícil de calcular lo vieron en 232 países y que, en nuestro país, en un hecho poco frecuente, pudo ser seguido en televisión abierta por los canales 5 y 7 y, en televisión de paga por ESPN y FOX Sports.

Tratándose de un “Super Bowl” disputado en la conocida como “la ciudad del pecado” es imposible no hacer alguna referencia al dinero y, más específicamente, a las apuestas ―esas que, poco a poco, se han ido apoderando del deporte en general―.

Los 65,000 espectadores que asistieron al Allegiant este domingo, pagaron entre 10,000 y 48,000 dólares por sus boletos y, según el periodista Luke Sahook, una suite de lujo en dicho estadio habría tenido un costo de 2,500,000 de dólares. Los famosos comerciales durante la transmisión ―que este año tuvo una duración de casi cuatro horas, por el tiempo extra― tuvieron un costo de 7,000,000 de dólares por cada 30 segundos y las apuestas involucraron ―solo en los Estados Unidos― aproximadamente a 68 millones de personas y se calcula que ascendieron ―solo en Las Vegas― a 23,000,000,000 de dólares].

¿Y el partido?

Muy disputado, como se esperaba, con un muy buen inicio de los “49’s” que, después de un 0-0 en el primer cuarto, se pusieron adelante 10-0 hasta 20 segundos antes del final del segundo cuarto; con un mal inicio de los “Chiefs”, que se fueron en blanco casi hasta el final del segundo cuarto en que consiguieron sus primeros 3 puntos por medio de un gol de campo.

Sin embargo, en el tercer cuarto, los “Jefes”, gracias a un segundo gol de campo y un “touchdown”, lograron revertir un marcador que, en el cuarto cuarto, el equipo de San Francisco volvió a revertir con un “touchdown”, solo para que los de Kansas City lo empataron, por primera vez, con un tercer gol de campo.

En los dos minutos finales ―con un “script” estilo Hollywood que seguramente puso en movimiento las apuestas en vivo― el sexto gol de campo del encuentro y segundo anotado por Harrison Butker, el pateador de San Francisco y el séptimo del partido y tercero de los “Jefes” anotado por Jake Moody cuando quedaban 3 segundos en el reloj, llevaron el LVIII Súper Tazón, por segunda ocasión en la historia, a un tiempo extra en el que el equipo del estado de Kansas se consolidó como uno de los mejores equipos de la NFL y Patrick Mahomes como el MVP y uno de los mejores “quarterbacks” de todos los tiempos al ganar yardas importantes por sí mismo y dar el pase de anotación definitivo cuando, de nuevo, quedaban solo tres segundos en el reloj, lo que significa que, si lo hubiera fallado, habrían perdido y la pregunta ¿por qué no buscaron empatar con un gol de campo? habría quedado flotando en el aire.

Del espectáculo del medio tiempo, prefiero no decir nada, pero sí que a nivel de artistas: definitivamente _con su sola presencia y sus apariciones a lo largo del partido―, Taylor Swift, “se robó” el “show” por segunda vez en una semana…

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