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viernes, agosto 1, 2025
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La decadencia de una vendedora de placer

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A cambio de mantener en el anonimato su rostro, Irene estuvo dispuesta a relatar cómo fue que su explotador la obligaba a ejercer la prostitución desde que era joven

Desde la edad de los 18 años, Irene Hernández López se dedica al oficio más antiguo de la humanidad. En la actualidad cuenta con 55 años de edad, dijo ser originaria del estado de Tlaxcala y asegura padecer diversas enfermedades.
La dama narró cómo es la vida de una mujer que se dedica a este oficio.  

Aclaró que accedía a la charla porque en Tepic no hay clientes y ya tenía tres horas luciendo su figura en una de las esquinas de la avenida Victoria en la zona centro, lugar  donde la abordamos.

Especificó que va de paso por la ciudad de Tepic y sólo permanecerá en la capital del estado durante este fin de semana.

A cambio de mantener en el anonimato su rostro, Irene estuvo dispuesta a relatar cómo fue que su explotador la obligaba a ejercer la prostitución desde que era joven.

Relató, que en sus años de juventud, cuando ejercía el oficio en la Ciudad de México, por el rumbo de La Merced en un solo día llegó a estar en el cuarto con un total de 25 clientes y a cada uno de ellos les dedicaba de 15 a 20 minutos.

Dijo no recordar la cantidad de dinero que los clientes pagaban en ese entonces, pero relató que el billete que llegaba a sus manos se iba directo a los bolsillos de su proxeneta (se negó a proporcionar nombre o apodo del susodicho).

Explicó que en la actualidad padece diversas enfermedades que no ponen en riesgo su vida, pero que le impiden ejercer el oficio al cien por ciento: “Nada que ver con Sida y así ponle en tu nota, pero si estoy muy enferma, ya tengo 55 años de edad, el tiempo me ha cobrado la factura, ya no soy la misma de antes, ahora estoy vieja y gorda, las mujeres jóvenes  llegaron y me han desplazado, ya no tengo padrote, nunca tuve hijos, yo no sé lo que es amor, para mí todo fue negocio, mi cuerpo era negocio, pero mi negocio ya se está acabando”. 

Irene refirió que cuando era joven criticaba a sus compañeras de oficio: “Me burlaba de ellas, porque varias de mis compañeras cuando las conocí ya estaban viejas y aun así salían a talonear, claro que en esos años los clientes me preferían a mí, por joven y bonita, pero qué crees, ahora la vieja soy yo, ya estoy acabada y enferma, no hice dinero, no formé un hogar, para mi es lo mismo dormir en un cuarto de hotel de 100 pesos que una suite de mil dólares, para mi todos los días son iguales, pero ya párale y vete ”, ordenó la dama.

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