“Es menos malo agitarse en la duda que descansar en el error”
Alessandro Manzoni
Por Ernesto Acero C.
La contienda electoral en curso deja mucho que desear en cuanto a la calidad del discurso. La bazofia que se impone como componente central en la plaza pública y en las redes sociales es el mejor ejemplo. Las redes sociales se han convertido en el mejor instrumento para “tirar la piedra y esconder la mano”. Seguir la pista al dinero que se paga a quienes promueven ataques en las redes sociales, puede ser útil para ubicar a los que los pagan. Saber quiénes pagan por realizar ataques contra sus “enemigos”, sirve para exhibir intereses concretos.
La muestra más deplorable de esa estrategia es la serie de ataques que se dirigen contra el presidente Andrés Manuel López Obrador y contra la candidata de Morena y aliados, Claudia Sheinbaum. Esos ataques muestran que quienes los orquestan carecen totalmente de propuestas que sirvan para que la gente pueda vivir mejor.
No se trata de que López Obrador o Sheinbaum sean ajenos a la crítica. La crítica, constructiva o destructiva según la lógica de Ibargüengoitia, siempre será bienvenida y sin duda es enriquecedora. No obstante, quienes nada tiene que proponer, solamente pueden recurrir a los ataques y si estos son de corte personal, mejor.
No hablamos de algo nuevo. Los ataques en la esfera de los procesos electorales son un recurso al que recurren quienes tienen pocas o nulas ideas y propuestas, y menos escrúpulos. Los ataques personales, sobre todo aquellos que involucran de una manera u otra a la familia, son constantes y son una vieja historia.
Es lamentable que salgan a relucir asuntos personales en las contiendas comiciales. Ahora, con la aparición de las redes sociales, las distancias se acortan ante un mundo que se ha expandido. Por eso, los resultados de los atraques en las redes sociales son los mismos que aquellos que se podían esperar de ataques realizados hace cien o quinientos años.
Por lo que se observa, y de acuerdo a los resultados de algunos estudios, los ataques a candidatos provienen de aliados o simpatizantes de quienes compiten por un mismo cargo de elección popular. Esos son los intereses creados que se mueven tras algunas candidaturas.
Hasta ahora, conforme a las evidencias, los ataques contra López Obrador o contra la candidata de Morena y aliados, Claudia Sheinbaum, provienen de intereses afines a la candidata del PAN y aliados. La cantidad de dinero destinado que está en movimiento para pagar ataques, es enorme. También el tamaño de los intereses en juego, es enorme.
No son ideas las que ocasionan el uso de lodo en las campañas. Lo que lleva al uso de lodo en las campañas, es la miseria ideológica, moral y política de quienes hacen uso de la boñiga como parte de su arsenal publicitario. Pueden tener mucho dinero, pero en relación inversamente proporcional a las dimensiones de su vergüenza.
Recurren a la mentira, a la calumnia, a la infamia, quienes carecen de propuestas e ideas políticas. Cada persona solamente puede proyectar lo que tiene en su mente. Quienes tienen guano en el cráneo, solamente pueden evacuar verbalmente más guano.
Para atacar a los “enemigos” existe un vasto repertorio de mugre y pudrición. Todo lo que proponga Sheinbaum tendrá como respuesta un retorcimiento de su oferta. Es lo mismo que ocurrió a López Obrador cuando fue candidato en 2018. Todo lo que proponga Claudia Sheinbaum en su campaña electoral, será retorcido y utilizado en su contra. Y si no dice, también eso será utilizado en su contra. La calidad de las campañas solamente puede medirse por la calidad de las propuestas en juego y de la calidad de los debates entre los contendientes. Esa es la razón por la que Claudia Sheinbaum pregona en el desierto, porque sus contrincantes sencillamente carecen de propuestas y de discurso.
En el uso de las redes sociales se percibe la identidad de quienes mecen la cuna de la candidata del PAN y aliados. Se trata de personas que poseen fuertes cantidades de dinero y que recurren al dinero que obtienen del extranjero. Con ese dinero de plutócratas mentecatos, se compran granjas de robots, cadenas de “usuarios” de redes sociales que atacan sin medida y sin recato, a la candidata de Morena y al Presidente.
Nos dice Marx en “El 18 Brumario de Luis Bonaparte”, que “los los grandes hechos y personajes de la historia universal suelen aparecer dos veces”. Así es, aunque puntualiza: “Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y la otra como farsa”. La historia de 2018 ahora se repite y seguramente que tendrá el mismo resultado o peor pues ahora el PRI-PAN solamente tiene a una candidata y más mediocre que los dos que postularon en el 2018. La tragedia de ayer es la farsa de hoy. Eso ya es mucho decir.
Los límites que todos aceptamos en el ejercicio de la libertad de expresión, no son respetados por quienes hacen uso de las redes sociales para dar y repartir estiércol. Quienes solamente tienen heces por cerebro, solamente pueden proyectar eso mismo en sus palabras.
¿Qué debe hacer la gente para no caer en el juego de quienes mienten y engañan por redes sociales? ¿Qué debe hacer un elector ante tanta infamia, ante tanto detritus?
De entrada, el elector debe someter a duda todo el material que llegue a sus redes sociales. La duda es parienta de la incredulidad. Si el elector, si el usuario de las redes sociales duda, luego entonces se empodera y puede apropiarse de la razón de manera más efectiva.
La duda metódica y hasta anárquica enriquece el pensamiento. Es útil, en la lógica de Descartes, coincidir con su aforismo el cual supone que “Para investigar la verdad es prudente dudar, en cuanto sea posible, de todas las cosas”. No debemos repetir sin ton ni son todo lo que nos hacen llegar por redes sociales. Dudar es sano para la mente y para nuestra dignidad. Dudemos de todo cuanto vemos o escuchamos en las redes sociales. La duda es liberadora.