Por Julio Casillas Barajas
Este año es clave para el futuro de nuestra democracia si consideramos que están en curso procesos electorales, federales y locales que implican la renovación de 20 mil 367 cargos públicos.
Los más relevantes cargos son la presidencia de la República, las nueve gubernaturas y, sobre todo, la renovación del Poder Legislativo federal que incluye, por vez primera, la posibilidad de reelección de las senadurías.
ELEVADA RESPONSABILIDAD
Las autoridades electorales deben cumplir con sus funciones y garantizar la adecuada celebración de la jornada electoral del 2 de junio en un entorno que les impone exigencias mayúsculas.
Una vez superadas las diferencias internas que los han llevado a vivir episodios inéditos, como la evidente imposibilidad para construir consensos en la designación de personas en posiciones clave del organigrama institucional; o, en el caso del Tribunal, la constante es trabajo eficaz y transparente.
Urge estabilidad interna, diálogo permanente entre consejerías y magistraturas y funcionamiento armónico que respete las diferencias. Para los mexicanos es importante que ambas instancias electorales encuentren caminos para fortalecerse y afrontar, con mejores posibilidades de éxito, los retos visibles. No es fácil, pero el país lo exige, y vaya que les pagamos mucho y bien para que hagan su trabajo de la mejor manera.
FUERA MANOS EXTRAÑAS
Debe evitarse, como hasta ahora, la intervención del gobierno y de su partido para mantener todo en la legalidad
Por otro lado, una cosa que nadie debe negar: los efectos nocivos de la presencia de personas indeseables que lamentablemente cobran vidas de personas afines a la oposición y al oficialismo, que poseen el control de diversas regiones del país; además, perfilan apoyos con financiamientos indebidos a candidaturas que les convengan.
Sería lamentable que las autoridades electorales, sobre todo, las jurisdiccionales, cierren los ojos ante una terrible realidad más visible que nunca.
La integración equilibrada de los órganos de la representación política y de gobierno, debe ser una consecuencia natural de un voto libre y razonado.
CONFIANZA Y CREDIBILIDAD
Del desempeño de nuestras autoridades electorales existe la expectativa de que se sujeten a los mandatos de la Constitución y de las leyes, que logren darle vuelta a la patina y cerrar capítulos que no deben repetirse.
El INE TIENE TODA LA CONFIANZA DE LOS MEXICANOS.
VEREMOS Y DIREMOS.