Peloteo | Desesperanza

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No hay para cuando. El regreso de ascenso y el descenso en el futbol mexicano es un tema condenado al arrumbamiento. Yace en lo más profundo de los archivos balompédicos. A los dueños de los equipos no les corre ninguna prisa para reinstalarlos. 

La desesperanza se apodera de los propietarios y simpatizantes de los equipos de la liga que más que de expansión, parece de reducción. 

En la entrevista que le hice esta semana a Ivar Sisniega para ESPN, el presidente ejecutivo de la Federación Mexicana de Futbol restó importancia al gastado tópico y dejó en claro que no existe urgencia para que se eleve el número de escuadras en la Primera División. 

Aseguró que el nivel futbolístico no aumentaría en caso de que se abriera el ascenso. Hay muchos otros asuntos preponderantes, puntualizó, antes que el del retorno del ascenso y el descenso.

Lo malo es que tales blindajes le dan en la torre al más elemental sentido deportivo de logros y fracasos. 

Dos días después de las declaraciones de Sisniega, los dueños estadounidenses del equipo de Cancún anunciaron que analizan la posibilidad de abandonar la Liga de Expansión. 

Y es que uno se puede imaginar los fuertes desembolsos de quienes invierten en la competición que está por debajo del máximo circuito y la devaluación de las franquicias que con tanto empeño y entusiasmo han sostenido por años. Llama la atención que, a pesar de todo, las aficiones de los clubes expansivos sacan las banderas, entonan los cánticos, se retratan en la taquilla, apoyan con todo y no pierden la fe. 

Mi compañero y colega John Sutcliffe, que tiene más fuentes que un parque, le dio la puntilla al tema al asegurar que el criterio de encorsetar la Liga MX perdurará durante mucho tiempo. 

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