A la grata memoria del insigne amigo Héctor Gamboa Quintero, que ya no escribe más. Su nombre se ha salvado milagrosamente del muro de honor del Congreso.
Hoy, los suicidios han aumentado en Nayarit y en México, al menos; quizá es un fenómeno global. Los hombres son los que más atentan contra su vida. Las mujeres en México tienen la esperanza de vivir cinco años más que los hombres y son menos las que quitan la vida en comparación con los varones. En el contexto de la sociedad patriarcal, los indicadores de la esperanza de vida resultan contrastantes y paradójicos cuando se realiza el análisis por sexo.
¿Qué es lo que está ocurriendo en materia de suicidios, primero en el estado, luego en el país y finalmente en el mundo? En una sociedad patriarcal como la que vivimos, donde son cotidianas las manifestaciones de machismo, de misoginia y donde la desigualdad entre hombres y mujeres afecta en múltiples escenarios, ¿por qué los hombres prefieren quitarse la vida si se benefician de mayores ventajas que las mujeres?
Antes, procede un par de definiciones no enciclopédicas. El suicidio significa que una persona se quita la vida de manera voluntaria. La esperanza de vida es el número de años que una persona podría vivir.
Para el INEGI, una mayor esperanza de vida es indicativo de “un mejor desarrollo económico y social en la población”. En este caso, ¿debemos suponer que las mujeres tienen “un mejor desarrollo económico y social” frente a la población masculina? De ser así, ¿debemos suponer que las desigualdades no afectan en nada la vida de las mujeres y en cambio sí terminan más pronto con la vida de los varones? Lo mismo, pero planteado de otro modo: ¿las desigualdades entre hombres y mujeres benefician a las mujeres y a los hombres los mata? Seguro la irracionalidad llevará a numerosas personas a percibir (inexistente) misoginia en esas preguntas. Antes de dar respuesta a esas cuestiones, veamos las cifras.
El INEGI nos muestra que para 1930, las mujeres tenían una esperanza de vida de 35 años y 33 los hombres. En 2010, el indicador mostraba que las mujeres tenían la esperanza de vivir 77 años y 71 los hombres. Para el año 2022, el INEGI reportaba que la esperanza de vida de las mujeres se ubicaba en los 78 años y la de los hombres en poco más de 72 años.
La misma fuente posee registros de casos de suicidio en Nayarit. Entre 2010 y 2023, en el estado se contabilizaron mil 65 autoatentados letales. De esa cantidad, 884 (83%) casos fueron hombres los fallecidos y 181 (17%), mujeres.
En ese mismo periodo (2010-2023), el INEGI registra miles de casos de suicidio en el país. La serie nos indica que para 2010, la cifra se colocaba en cinco mil doce muertes. En 2014 se rebasa la cifra de las seis mil defunciones y para 2019 la de los siete mil casos. Para 2021 ya se registran ocho mil 432 muertes, para 2022 ocho mil 239. El año pasado, 2023, se registran casi nueve mil suicidios (ocho mil 837). En promedio, a nivel nacional, más del 80 por ciento de los suicidas son hombres.
El suicidio no es un fenómeno exclusivo de Nayarit. Como podemos observar, ese comportamiento se manifiesta y crece en el país y los datos indican un fenómeno parecido en el resto del mundo. Aquí, por razones casi obvias, trato solamente lo que ocurre localmente, en el estado.
La tasa de suicidios no se relaciona con la tasa de crecimiento poblacional. O sea, no hay más suicidas porque hay mayor población. Entre 2010 y 2020, la población del estado creció un 13.9 por ciento (de un millón 84 mil 979 habitantes a un millón 235 mil 456 personas). En Nayarit el incremento en la incidencia de suicidios, en el mismo periodo es de 97.8%, al pasar de 46 a 91 registros. Las muertes autoinfligidas crecen más que la población. Se trata de dinámicas muy diferentes. El número de pérdidas humanas por este fenómeno, no crece de la misma manera que el que registra el crecimiento de la población. La lógica permanece en el análisis por sexo: 8 de cada 10 suicidios son hombres, o en cuatro de cada cinco casos, el difunto es un caballero.
¿Qué es lo que está ocurriendo en el tema de los suicidios? ¿Por qué algunas personas deciden quitarse la vida? ¿Cuál es la razón por la que los hombres se suicidan más que las mujeres? Se suele tratar el tema del suicidio desde la perspectiva de la salud mental: ¿es correcto razonar en tal dimensión?
Me parece que no es correcto partir de la consideración unidimensional del suicidio como un problema mental. Para apoyar esta antítesis, aludo enseguida a varios nombres de personajes que decidieron morir por mano propia.
En 1873, Manuel Acuña muere tomando cianuro de potasio. Se dice que murió de amor, (como la niña de Guatemala a esa que le canta Oscar Chávez), pero existen otras versiones más históricas que fantasiosas.
Con un disparo en la sien, Jaime Torres Bodet se quita la vida en 1974, al parecer debido al cáncer que lo agobió durante años.
Una que al parecer sí se quitó la vida por razones amorosas, fue María Antonieta Valeria Rivas Mercado. Fue hija del arquitecto del arquitecto Antonio Rivas Mercado, originario de Tepic. En 1931, se hiere con un disparo al interior de la catedral de Notre Dame.
En 1970, Yukio Mishima lleva a cabo seppuku, esa forma de morir que se suele conocer como harakiri. No hubo ni decepción amorosa ni golpes de hambre o miseria.
La escritora argentina Alfonsina Storni se quita la vida en 1938. Años después, en 1967, muere Violeta Parra con un disparo en la cabeza. En una carta dirigida a su hermano había escrito que «Yo no me suicido por amor. Lo hago por el orgullo que rebalsa a los mediocres». Dos mujeres inteligentes, geniales, que inexplicablemente optaron por quitarse la vida.
El dos de octubre de 2016, Luis González de Alba se suicida en su casa de Guadalajara, Jalisco. Falleció por herida de bala en el tórax.
Naturalmente, la inmensa mayoría de suicidas están lejos de las vidas deslumbrantes de figuras como las antes mencionadas. No obstante, habría que reflexionar en torno a la estadística que conocemos y que afecta las truncas biografías de personas que son parte del mismo universo.
Se suele suponer que las personas se suicidan debido a un desorden mental. No obstante, me parece necesario y relevante plantearse otras hipótesis. Una de esas hipótesis alternativas podría poner de relieve la situación económica de las personas. Otra más, como una forma de protestar ante diversas razones. Otro motivo del suicidio puede estar relacionado con la intolerancia al dolor, como podría ser el caso de la eutanasia.
Aquí conviene pararle a esta reflexión. Me parece que el suicidio es una decisión equivocada. Entender y explicar los motivos que llevan a las personas a quitarse la vida, puede contribuir a reducir o evitar de plano que eso ocurra.