Coyuntura excepcional en la seguridad pública
“Si alguna vez ha de realizarse la unificación de la humanidad, será necesario encontrar medios de engañar a nuestra primitiva ferocidad, en gran parte inconsciente, por un lado, estableciendo un régimen de orden, y por otro encontrando salidas inocentes para nuestros instintos pugnaces”
B. Russell.
No ha sido fácil. No obstante, la historia hace que las valoremos: la paz y la tranquilidad. La paz se mantiene en Nayarit a pesar de un entorno azaroso y preocupante y bajo asedio de amenazas concretas. El tema de la seguridad pública se muestra en un nivel de violencia del que el gobierno no se debe ni se puede desentender, no solamente por razones constitucionales, sino por razones morales, políticas y sociales. Los resultados son plausibles, aunque no son producto de la casualidad, sino del liderazgo fortalecido por convicciones mostrado y demostrado por el Gobernador Miguel Ángel Navarro Quintero. No obstante, es asunto que debe mantenerse con todas las alertas encendidas.
El gobernador de Nayarit, Miguel Ángel Navarro Quintero, ha debido sortear uno y mil obstáculos. Así es como ha logrado que las instituciones de Nayarit se mantengan en pie, funcionando en mejora continua. Las inercias de corrupción se han manifestado en el rubro educativo con escuelas que estafaban a personas con aspiraciones de preparación profesional. La presencia de ganado enfermo traído de otras entidades federativas, otro mal. La destrucción de suelo por el exceso de siembra de agave, otro conflicto de grandes dimensiones. Y así sucesivamente.
La lista se muestra interminable. Es la lista de los problemas sociales, de los rezagos, de las inercias que estropean el desarrollo del estado. Eso en cuanto a la estructura de la economía local. En otro plano, en el de la estructura gubernamental, otras dificultades, derivadas de legados con efectos negativos en el funcionamiento de la administración pública. No obstante, a pesar de tantas dificultades, se ha logrado avanzar tanto en el plano de la economía del estado, así como en el de la administración. El gobierno se ha dado el lujo de responder antes de que lo haga el gobierno federal, sobre todo cuando lo que se pone en peligro es la integridad de la población, como en los casos de evento meteorológico.
Una buena parte de las obras que se han realizado en Nayarit, han sido financiadas con recursos propios. Otras son producto de la gestión del mandatario estatal, el doctor Navarro Quintero. Los indicadores en materia de empleo y de crecimiento de la economía, son favorables para nuestra entidad. Eso, en el escenario de las graves dificultades y de las inercias que amarran al estado a los niveles de subdesarrollo, eso tiene un valor inmenso, casi inconmensurable.
Esos resultados tienen una razón de ser. ¿Por qué se ha logrado avanzar en medio de los vendavales del saqueo, del atraso y la desmesura de la irresponsabilidad?
Hay respuesta categórica a las interrogantes, mismas que derivan en resultados favorables para el estado. Se trata del liderazgo que construyó el titular del Poder Ejecutivo del estado. Ese liderazgo deriva de la firmeza de convicciones. Quienes conocen al menos un poco al Gobernador Navarro Quintero, saben que durante toda su vida se mostró solidario con las personas en situación de vulnerabilidad, y qué en el ámbito personal, político y profesional, siempre se mostró dispuesto a servir a los demás, a gestionar, a responder hasta en recursos personales.
Ahora, el liderazgo del doctor Navarro se manifiesta un reto de proporciones que realmente no se pueden medir. Se trata de un asunto delicado, cuyos indicadores suelen ser altamente vulnerables. Me refiero específicamente al tema de la seguridad pública.
En todo momento, el gobernante nayarita ha estado atento a los acontecimientos y a los indicadores relacionados con la seguridad pública. En las semanas recientes, esto se ha convertido en un asunto de máxima importancia. Lo anterior dada una serie de hechos ocurridos en el vecino estado al norte del estado, Sinaloa.
Un hecho puede transformar la paz más firme, en la guerra más desgarradora. Acordado, traicionado o por cualquier razón, lo que tenemos en la historia reciente es el fin de un personaje de leyenda sinaloense que lideraba un sector de la actividad ilícita. Eso ha movido el piso de quienes realizan ese tipo de actividad económica que tanto daño provoca a millones de personas en México y en el mundo. Ese hecho ha desatado una batalla campal que tiene por objetivo definir un nuevo liderazgo criminal, lo que la guerra no garantiza, ni siquiera por más brutal que se manifieste.
La seguridad pública pende de hilos en Nayarit, en México y en el mundo. Lo vemos a diario en las noticias, locales, nacionales o mundiales. Se trata de un asunto que a diario y por cualquier razón, se manifiesta en cualquier espacio. Buena parte de la inseguridad que se manifiesta aquí y en el resto del mundo, es una violencia, pugnacidad, que resulta ser naturaleza concomitante en el ser humano.
A modo de cordial digresión, traigo al caso una grata conversación sostenida con mi querido amigo Oscar Herrera en los últimos días del año 2007. Decía que el miedo subyace a muchas de las acciones que se manifiestan en formas violentas. El miedo, sobre todo, a ver modificado el entorno como consecuencia de la irrupción de “otros”, de un Tercero en Discordia. Hay quienes aluden a la naturaleza humana, entre ellos Bertrand Russell. De ahí las expresiones de rechazo, que en repetidas ocasiones no se saben externar de manera constructiva.
Sea como sea, la autoridad está obligada a mantener un clima de paz, de tranquilidad. No se puede desentender ninguna autoridad, de un imperativo constitucional que es clave para que se preserve lo más valioso de la sociedad, la vida de las personas, su integridad. El bienestar de las personas es más posible en condiciones de paz y de tranquilidad. Esa es convicción que mueve el liderazgo del doctor Navarro Quintero. Ese liderazgo actúa de manera útil, convencido y pertinente.
