La Secretaría de Educación Pública conjuntamente con la Secretaría de Salud, han emitido las reglas para la venta de alimentos en las escuelas públicas. Se trata de un documento publicado en el Diario Oficial de la Federación el último día de septiembre pasado. Ahí se dan a conocer una serie de medidas que se deben respetar en la venta de alimentos al interior de las escuelas. No son pautas sencillas, aunque son el ideal de lo que los niños y los adolescentes deben ingerir en esos lugares (y en sus casas).
Esas reglas tienen como objetivo central, contrarrestar “eficientemente la desnutrición, el sobrepeso, la obesidad y otros trastornos de la conducta alimentaria”. El país suele estar entre los primeros lugares, cuando no en el primer lugar, en obesidad infantil en el contexto internacional. En esas condiciones, la intención no deja de ser buena. ¿Servirán esas reglas para resolver un problema que ya es grave en el país? Intentemos acercarnos a una respuesta.
En el mejor de los casos, los niños deben ir a la escuela 200 días al año. En el ciclo escolar 2024-2025, niños y adolescentes asistirán a su escuela solamente 190 días. Idealmente, los menores deben ir a clases, habiendo consumido sus alimentos. La realidad es en extremo diversa, aunque cono punto de partida consideraremos que los niños hacen una de sus comidas en el centro escolar al que asisten. Eso quiere decir que los niños harían unas 190 comidas al año, dentro de su escuela.
Los niños, todas las personas deben hacer unas mil 95 comidas al año. Se trata de tres comidas al día (mañana, tarde y noche) durante los 365 días de un año. Eso quiere decir que estamos hablando de poco más del 17% de las comidas que hace una persona por año. En este caso, durante el año, los niños y los adolescentes hacen menos de una de cada cinco comidas, en su centro de estudios.
Casi el 83% de las comidas que hace el universo poblacional en cuestión, se registran en el hogar. Eso descarta a la escuela como un lugar en el que los niños suben de peso. Los niños, la mayoría de las veces come en su casa. Podría pensarse que la mayoría de niños que asisten a la escuela, tienden a bajar de peso. Lo anterior, los niños tienden a bajar de peso, si consideramos que el gasto de energía suele ser superior al que incorpora a su organismo vía alimentos. Una buena cantidad de menores ni siquiera consume alimentos en su casa, ya sea por restricciones financieras en su hogar o porque sencillamente no suele tener el apetito suficiente a la hora en que debe dirigirse a su escuela.
No obstante, partamos del supuesto que establece que los niños hacen 190 comidas dentro de su escuela en el horario de clases. Esas 190 comidas deberán cumplir con normas plasmadas en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, en la Ley General de Educación, en la Ley General de Educación Superior, en la Ley General de Salud, en la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes y en la Ley General de la Alimentación Adecuada y Sostenible, principalmente. Las reglas son más, pero solamente cito aquí las de mayor relevancia.
El documento publicado de manera conjunta por la SEP y la Secretaría de Salud, define los niveles de aporte de energía de cada tiempo de comida para las y los estudiantes por tipo, nivel o servicio educativo, así como número de porciones por grupo de alimentos y grupo de edad para la preparación e información de desayunos, refrigerios y comidas escolares y también una tabla de la conformación de los desayunos, refrigerios y comidas escolares. ¿Cómo asegurarse de que se cumplan esas normas? El desafío es para las personas responsables de la preparación o venta de alimentos, pero los directivos igual llevan parte de la responsabilidad de vigilar y rendir informes a la misma SEP y a Salud.
La mayor carga de responsabilidad la llevan los mismos consumidores de alimentos que se venden en las escuelas. El documento pone ejemplos de los alimentos que deben ser vendidos en los centros educativos. Cita alimentos como manzana, fresa, sandía, melón, tunas, uvas, piña, entre otras. Enuncia una lista no limitativa, en la que se encuentran verduras y hortalizas como zanahoria, pepino, jícama, entre otras. Como postres pone como ejemplo alimentos a base de semillas y/o cereales integrales (sin grasa o azúcar añadida) como palomitas naturales, alegrías de amaranto (con agregados mínimos de azúcar), mezcla de frutos secos: nuez, almendras, arándanos o ciruela pasa, entre otros. Propone como botanas, alimentos elaborados a base de semillas naturales (sin sal y sin freír) como cacahuates, habas y lentejas deshidratadas, pepitas de calabaza, entre otras. Menciona también para las preparaciones y combinaciones con base a verduras como nopales, calabazas, jitomate, espinacas, entre otras. Con base a leguminosas como haba, lenteja, frijol, entre otras. De origen animal menciona el queso panela, canasto (¿qué es eso?), jocoque, requesón, huevo, pollo, entre otros. Finalmente menciona alimentos con base a cereales, como la tortilla de maíz, pan integral, avena, elote, entre otros.
Las reglas para regular la venta de alimentos en los centros educativos, no son sencillas. Uno de los mayores cuestionamientos se relaciona con los costos de producción de ese tipo de alimentos y con los márgenes de ganancia de los particulares responsables de su preparación y comercialización. Los encargados de la preparación y venta de alimentos en las escuelas, tendrían que elevar el monto de sus inversiones y por tanto de los costos de sus productos alimenticios. Por parte de los consumidores, habría que cuestionarse si poseen la capacidad para comprar alimentos con las especificaciones que definen los lineamientos de la SEP y Salud.
No será sencillo cumplir con esas reglas para preparar y vender alimentos dentro las escuelas. No obstante, las reglas son imperativas, no potestativas. Los niveles de exigencia no son sencillos de cumplir. No obstante, la tarea debe hacerse por el bienestar de la infancia y de adolescentes, principalmente. Esa tarea debe hacerse y para todo hay soluciones.