Un sueño hecho realidad para la Fundación Dar Amor, Dar Vida (FUNDAVID) se materializó este domingo, con la inauguración oficial de su nueva Casa Hogar en la colonia Versalles.
La mañana estuvo llena de emoción, con una misa de acción de gracias y bendición a cargo del obispo de Tepic, Luis Artemio Flores Calzada, quien destacó la importancia de este espacio de amor y protección para los niños en situación de vulnerabilidad.
La Casa Hogar, ubicada en la calle Nogal número 47, consta de casi tres mil metros cuadrados, un inmueble propiedad de la Diócesis de Tepic. Esta nueva sede permitirá a FUNDAVID ampliar su labor de apoyo a niños en desamparo, brindándoles un lugar seguro donde puedan recibir atención, cariño y las oportunidades necesarias para un futuro mejor.
El evento fue un momento de reflexión para los asistentes, quienes celebraron no sólo la inauguración de las instalaciones, sino también el cumplimiento de un sueño que inició hace 12 años. En ese entonces, un pequeño grupo liderado por Joel Haro Mora, presidente de la asociación civil, comenzó a trabajar con la visión de crear un espacio para estos niños. Hoy ese sueño se ha convertido en una realidad tangible.
En su intervención, el obispo Luis Artemio Flores expresó su alegría por la nueva casa y ofreció palabras de aliento, destacando la importancia de atender a los más pequeños: “Jesús lo ha dicho, el que recibe a un niño, me recibe a mí. Ustedes, quienes han hecho posible este proyecto, tienen ese honor”. Además destacó que la paz, la alegría y el amor son valores esenciales que se siembran en estos niños, quienes serán los futuros ciudadanos del país.
Visiblemente emocionado, Joel Haro Mora recordó los comienzos humildes de FUNDAVID y agradeció a todos los que han apoyado a la causa: “Hace 12 años, comenzamos a pedir dinero para lo que hoy es FUNDAVID. Hoy estamos aquí con una casa que albergará a muchos niños, un legado que nos dejaron nuestras hermanas eucarísticas evangelizadas de los pobres”, comentó Haro Mora, refiriéndose a la labor que realizaron previamente las religiosas en ese mismo lugar.
Aunque el presidente de la fundación reconoció con orgullo el crecimiento de la institución, también dejó claro que su mayor deseo es que las casas hogar no fueran necesarias. “Ojalá algún día no existieran estas casas, porque eso significaría que ya no hay niños en situación de desamparo. Mientras eso no ocurra seguiremos poniendo todo nuestro esfuerzo y corazón para brindarles lo mejor”, expresó con firmeza.
