“Que el año nuevo no sea tan hijo de puta como el viejo”, canto al estilo Sabina en mi personal Sala de Despecho, entre vinos y rencores. Deseo que así sea, porque puede ser igual o peor. Electoralmente triunfaron los fanatismos y el gobierno que empieza este mes en Estados Unidos nos pondrá de cabeza. En el mediano plazo no habrá resurrección para partidos opositores en México y la estructura gobernante mantendrá el sello autoritario y polarizante. Las metas formuladas copa en mano la noche del martes, empezaron a diluirse, por olvido, al amanecer del miércoles y serán cenizas el Día de Reyes. Bienaventurados los que cada día, de enero a diciembre, hacen su contribución al cambio acumulativo. Seamos como ellos. Porque el camino al infierno está sembrado de buenas intenciones sin acción.