El diputado Armando Vélez sale del PRI y se une al Partido Verde. Mucho es lo que se especula en torno a su decisión. Para no abonar en ese territorio en el que se aseguran cosas basándose en absolutamente nada, procede comentar algo de su trayectoria. Esa trayectoria lo vincula estrechamente con el ex dirigente estatal del PRI, Manuel Humberto Cota Jiménez. Es relevante señalar que Vélez Macías es un cuadro político que toma sus propias decisiones y que actúa con sincera vocación de servicio.
La experiencia del legislador Armando Vélez es de la mayor significación. Conoce de movilización de cuadros, conoce de cuestiones electorales, es negociador, sabe dialogar, posee experiencia legislativa. Ha forjado durante años, un liderazgo basado en resultados. Esto último debe ponerse de relieve en un entorno en el que se construyen hombres de paja mediante la publicidad y el dinero a manos llenas. Otros personajes han sido elevados a cargos de manera inmerecida como consecuencia de “acuerdos en lo oscurito”.
La historia del diputado Armando Vélez es singular. Ha forjado su estatus con esfuerzo, talento y tenacidad. En los momentos en los que se le han confiado cargos públicos, ha demostrado que sabe escuchar y que no se revuelca en los problemas, sino que los enfrenta y los resuelve. Le ha tocado hacer política en los años más complicados para el PRI.
El PRI perdió las elecciones presidenciales en el año 2000. No aprendió la lección y volvió a perder la Presidencia en el 2006. Más adelante, en 2012, el PRI ofrece a los electores a un candidato creado con publicidad, pero sin formación política. El PRI, en lugar de avanzar en la recuperación de su naturaleza original, postula a un panista en el 2018 (Meade) y el año pasado, en 2024, de plano se entrega grotescamente al PAN, sin pena, ni gloria, puerca, voluptuosamente.
En esos años creció la personalidad de Armando Vélez, como ave que cruza un pantano. En un entorno cambiante, en el que los partidos que no habían nacido entraban en una crisis que derivó en grandes errores que tenían consecuencias en la esfera pública. Así es como el PAN elevó a la mayor responsabilidad de la seguridad pública, a un narcotraficante. Así es como el PRI elevó a cargos públicos como gubernaturas, diputaciones y senadurías a consumados pillos que hasta la fecha no aparecen. No obstante, Armando Vélez, como tantos otros del PRI –creo que la mayoría– se mantuvo ajeno, pero no indiferente. El PRD se convirtió en caldo de cultivo para vividores, espacio en el que crecieron mentecatos temerarios, audaces, que se enriquecieron para curar la miseria de la que nunca pudieron escapar ni con todo el dinero que amasaron (por eso se lo acabaron).
En 2024, los priistas fueron los primeros que no votaron por una candidata medio panista que ahora, en 2025, pretende crear un “partido”. No obstante, las figuras que tienen mayor vocación de servicio son los que han abandonado las siglas de un PRI al que le fueron fieles durante lustros o décadas. Esas siglas, las del PRI, han sido utilizadas por bucaneros que han firmado pactos vergonzantes como el Pacto Coahuila y que se aliaron con una derecha recalcitrante (el PAN) y a una falsa izquierda que se pudrió hasta la médula (el prd). El PRD, ufff, el PRD solamente nos recuerda el final de la historia contada por Edgar Alan Poe: “Sobre el lecho, ante todos los presentes, no quedó más que una masa casi líquida de repugnante, de abominable putrefacción”. Así se acabaron al sol azteca.
Del PRI han estado saliendo cuadros de la mayor importancia. Personas como Armando Vélez sin duda sirven a la gente. Servir a las personas fortalece políticamente. La gente sabe ser agradecida cuando le tienden la mano. Eso es lo que ha hecho Vélez Macías a lo largo de su vida pública, servir, así de sencillo y así de valioso.
No se equivoca la dirigente del Partido Verde, la líder del Partido Verde en Nayarit, Jasmine María Bugarín Rodríguez, al asegurar que “Nos enorgullece dar la bienvenida a un estratega excepcional, un hombre trabajador con una vasta experiencia en temas electorales, con una visión y probada capacidad, quien funge actualmente como Diputado Local. Es un honor recibir a Armando Vélez en el mejor proyecto de Nayarit y en nuestra bancada en el congreso del Estado”. Estratega excepcional, cierto; hombre trabajador, sin duda; conocedor de la temática electoral, está probado, y con formación política seria. Más, por encima de todas esas virtudes, personalmente pondría de relieve la sincera vocación de servicio que ha mostrado. Nuestro personaje es un “resolvedor” de problemas, valga la invención lingüística.
Recuerdo con agrado numerosas conversaciones que tuve con el querido amigo doctor Alejandro López Díaz. En una de esas conversaciones, el amigo López Díaz me hablaba de una persona que trataba a la gente de manera digna, con decencia, con la voluntad de servirle, con la idea de resolver personalmente los problemas que se le planteaban. No recuerdo que me haya dicho si lo supo por experiencia directa o porque se lo hayan declarado, pero eso es irrelevante. Se refería al hoy diputado por segunda ocasión, Armando Vélez. Con los años, otras voces se sumaron a la del amigo López Díaz.
Ahora hay quienes, chupándose el dedo, le piden dejar el escaño en el Congreso local, que porque ha abandonado las siglas PRI. Mal haría el diputado Vélez dejando la diputación. Él no ha abandonado a sus electores. Los que abandonaron a sus electores son los que no abandonan el barco privatizado que se adorna con las siglas “PRI”. Los que abandonaron a los electores son los que le piden el cargo de diputado que ejerce con dignidad en el Congreso. El “PRI” es un cascarón. El PRI, en su existencia mesmérica, de manera surrealista, se ha convertido en un “partido” independiente, independiente al menos de los electores. El “PRI” abandonó la gente que votó por esas siglas. No de ahora. Pero en las siglas PRI, no todos son iguales.
