Culminó una semana movida en la Monumental Plaza México, que celebró su aniversario 79.
El peruano Andrés Roca Rey pasó por el ruedo capitalino como una locomotora. Cortó cuatro orejas y el rabo número 131 en la historia del coso. Tuvo la fortuna de encontrarse con dos toros bravos de la ganadería queretana de Xajay, a los que aprovechó cabalmente con su propuesta poderosa y dominadora. La actuación del sudamericano fue aplastante, arrolladora, entrando de lleno en el ánimo del público mexicano.
Al día siguiente, en la corrida que se había reprogramado debido al aguacero del domingo 2, el triunfador fue el rejoneador navarro Guillermo Hermoso de Mendoza. El queretano Diego San Román y el michoacano Isaac Fonseca tuvieron escasas posibilidades de triunfo debido al pobre juego del encierro de La Estancia. Después del paseíllo, fui objeto de un reconocimiento por mis 40 años como cronista taurino. Agradezco mucho el gesto a la empresa de La México. Como se puede corroborar en distintos videos, mi intención era regresar al callejón después de recibir la placa, pero ante la amable insistencia de la afición, di la vuelta al ruedo que disfruté al máximo y nunca olvidaré. Es un honor ser el primer cronista en dar una vuelta al redondel en los 79 años de historia de la plaza.
El día del aniversario, fallaron sorpresivamente los toros de Los Encinos. A pesar de ello, el hidrocálido Alejandro Adame cortó una oreja y dejó una grata impresión en el toro de su confirmación de alternativa, mientras que Diego Silveti tuvo una comparecencia sólida y madura para cortar dos orejas. Como no había tenido materia prima a modo, Enrique Ponce regaló un sobrero con el que finalmente pudo despedirse en son de triunfo, dando lustre a su brillante magisterio de 35 años de alternativa. Brotaron la clase, la técnica, el oficio y los recursos del valenciano.
Y finalmente, en la novillada nocturna del viernes pasado, también dejó mucho que desear el ganado. Los novillos de Carranco dieron poco juego y se cayeron, con excepción del quinto, con el cual Bruno Aloi pudo lucir sus extraordinarias cualidades. Sin embargo, malogró su bella faena con la espada. Su alternante Emiliano Osornio se fue con las manos vacías.