Industrial Meridiano | Jorge Enrique González
La embotelladora de Coca-Cola en Nayarit —administrada por Embotelladora del Nayar (Grupo Álica)— inauguró ayer una nueva etapa tecnológica en su producción gracias a la incorporación de líneas de soplado y etiquetado de origen francés e italiano. Esta actualización se hizo posible en colaboración con Envases Universales, proveedor internacional de envases, y supone una coinversión superior a los 10 millones de dólares. “Hoy hacemos una alianza para generar fuentes de empleo. México, Nayarit, no te vamos a fallar”, afirmó Antonio Echevarría Domínguez, presidente del Consejo de Administración de Grupo Álica, durante la ceremonia, subrayando la trascendencia de este proyecto industrial que, además de modernizar la planta, busca fortalecer la economía local generando desarrollo.

El acto oficial incluyó un recorrido por las nuevas instalaciones, donde se ilustró paso a paso el proceso automatizado de fabricación de botellas: la preforma, un pequeño tubo de plástico transparente, del tamaño de un salero, delgado, la misma que aparece en la portada de este diario, se calienta en un horno y luego se “infla” en un molde para tomar la forma exacta de la botella. De inmediato, el mismo equipo aplica la etiqueta y entrega el envase a la línea de llenado, evitando transportes intermedios y garantizando una producción en línea que supera las 180 botellas por minuto. Con ello, la empresa se prepara para cumplir la ambiciosa meta de 180 millones de botellas para 2025, abasteciendo así la demanda de refrescos y aguas que distribuye en Nayarit y Puerto Vallarta, Jalisco.
La gran novedad radica en el proceso de inflado de las preformas, que llegan a la planta desde Guadalajara o El Salto en un tamaño mucho más compacto que una botella terminada. Al pasar por un horno que las calienta entre 120 y 160 grados centígrados, se vuelven maleables. Posteriormente, una varilla y un presoplado inicial dan forma a la sección inferior; en el segundo paso, el soplado definitivo moldea la pared externa al contacto con el molde específico de cada presentación (Coca-Cola, Sprite, Sidral Mundet, aguas Ciel, etc.). Un técnico de la planta explica que la sofisticación de este mecanismo permite producir botellas ligeras y resistentes a la vez: “Validamos que tengan la capacidad exacta y el grosor adecuado para evitar roturas en el refrigerador o durante el traslado”.
El experto detalla también la secuencia de pruebas de calidad que se ejecutan antes de entregar el lote a la línea de embotellado: verificación visual de cada botella, medición de la presión interna máxima que soporta el PET, test de capacidad y ensayo de resistencia vertical para estimar cuánto peso aguanta cada botella cuando son apiladas en tarimas. “Nos exigimos mucho más para entregar un envase de mejor calidad”, aclara el técnico, reafirmando que la planta cuenta con un laboratorio de aseguramiento de calidad donde se realizan pruebas destructivas por muestreo para garantizar la integridad del producto.
La modernización trae consigo múltiples ventajas para la embotelladora y su operación diaria. En primer lugar, eleva la velocidad de producción, con un ritmo cercano a 180 botellas por minuto y el potencial de escalar más en función de la demanda. Además, disminuye la huella de carbono y los costes logísticos, dado que ya no es necesario transportar botellas vacías —“aire”— desde otras plantas. Al mismo tiempo, abarata costos gracias a botellas más ligeras y reduce la manipulación de envases para incrementar la inocuidad. Finalmente, unifica el control de calidad en cada fase: desde la preforma hasta el etiquetado. Todo ello ocurre en un proceso integrado y automatizado que contempla hornos de precalentamiento, moldes de soplado y etiquetadoras sincronizadas, garantizando un abastecimiento constante de botellas para el embotellado de los diversos productos.
Según los directivos de Envases Universales, la instalación de estas líneas implica que la planta en Nayarit se sume a otras 50 operaciones de la firma en México. Luis Castellanos, vocero de la compañía, resaltó la importancia de esta inversión para competir con mayor fuerza: “La nueva maquinaria da una capacidad de 180 millones de envases”, lo que asegura que la embotelladora local pueda cubrir su producción sin depender de otras sedes. A su vez, la Embotelladora del Nayar mantiene su vocación de impulsar el mercado regional de bebidas, enriqueciendo su tradición de más de 70 años en la zona y comprometiéndose con la adopción de tecnología puntera para mantener la excelencia productiva.

Por otra parte, la maquinaria francesa e italiana instalada en el área de soplado y etiquetado es resultado de la evolución tecnológica de la industria embotelladora a escala global, donde la automatización, el ahorro energético y la optimización del PET son tendencias en crecimiento. Durante el recorrido, los responsables técnicos explicaron que el “aire caliente” es esencial para inflar la preforma, mientras que los sistemas de refrigeración y etiquetado inmediato contribuyen a mantener la uniformidad de cada botella. “Así evitamos el flete de botellas y reducimos emisiones”, apuntó uno de los técnicos, añadiendo que el proceso en sitio permite un mejor control sobre la inocuidad, gracias a filtros de aire y protocolos de limpieza en cada cambio de presentación.
El proyecto, presentado como un “arranque y línea de soplado”, es valorado como un paso sólido hacia la modernización de la industria en Nayarit. Al finalizar el acto protocolario y el corte del listón, los asistentes recorrieron las bandas transportadoras y vieron en acción la sopladora de 14 moldes, capaz de inflar botellas para refrescos carbonatados, jugos o agua natural. “Esta máquina puede llegar a 37 mil botellas por hora si se sincroniza con la llenadora”, acotó uno de los ingenieros a cargo, indicando que el margen de crecimiento es aún mayor que la actual configuración de 180 botellas por minuto.
Este tipo de acciones refuerza la vocación de la embotelladora por mantenerse a la vanguardia, al tiempo que crea nuevas oportunidades laborales y fomenta la transferencia de conocimiento sobre estas tecnologías. De esta manera, la alianza entre Embotelladora del Nayar y Envases Universales contribuye no sólo al desarrollo empresarial, sino también a la consolidación de una cultura industrial enfocada en la eficiencia, la sostenibilidad y la calidad del producto para los consumidores de la región y del país.