La nación wixárika está de fiesta y lo hace por razón trascendente. A su gente también se le conoce como huichol y su presencia es compartida en la geografía de los estados de Jalisco, Zacatecas, Durango y Nayarit. Ahora, tras siglos de injusta condición, se dan pasos para reconocerles su condición como pueblo originario. En un esfuerzo coordinado por la Presidenta Claudia Sheinbaum y por el Gobernador de Nayarit Miguel Ángel Navarro Quintero, han sido restituidas casi seis mil hectáreas de tierras. Las comunidades beneficiadas son las de San Sebastián Teponahuaxtlán y su anexo Tuxpan, en la comunidad de Mesa del Huanacaxtle, municipio de La Yesca.
Poco nos pueden decir las cifras sin análisis histórico, pero es necesario conocer los números para comprender la dimensión del acto gubernamental. En Nayarit son unas 48 mil personas que se identifican como indígenas, como población originaria. De esa cifra, unas 22 mil personas se reconocen como wixárikas. Su presencia no se focaliza en un solo sitio, sino que se manifiesta en una especie de diáspora provocada por razones históricas.
Durante el proceso de conquista y colonización, una buena parte de la población originaria en toda la región que hoy se define como occidente de México, fue víctima del despojo, de los abusos y de la muerte con fines económicos. Es en extremo complicado tener una idea del número de habitantes que los españoles encontraron en la región. De lo que podemos estar seguros es de que no fueron tratados como súbditos de la corona española, sino como personas de segunda, si no como animales. Otra de las cuestiones presentes en esa parte de la historia de lo que ahora es México, es de la mayor trascendencia para comprender las razones de esa dispersión. Los pueblos originarios, antes de la llegada de los españoles, mantenían una especie de límites geográficos que fueron destruidos por los españoles que definieron su propia geografía. Junto a esa destrucción, los españoles movieron habitantes originarios de otras regiones, a lo que es la geografía actual.
Lo anterior nos da una idea de las razones de esa diáspora de los pueblos originarios y del abuso y despojo sistemáticos del que fueron víctimas. A partir de dichas consideraciones, también podemos comprender las razones por las que se localizan en zonas relativamente remotas y entreveradas las personas pertenecientes a diferentes naciones originarias.
En ese contexto histórico expuesto de manera simplista y lacónica es que debemos dimensionar las palabras del Gobernador Navarro Quintero y de la Presidenta Sheinbaum Pardo. Recientemente, el mandatario nayarita ha recibido en el estado a la presidenta Claudia Sheinbaum, con quien reconoció que con estos actos se contribuye a hacer justicia al pueblo. Muestra de ello es la restitución de casi seis mil hectáreas a las comunidades de San Sebastián Teponahuaxtlán y su anexo Tuxpan. Procede enfatizar el concepto de “restitución”, pues no se les obsequia ni un centímetro cuadrado de tierra de manera paternal, sino que, con estos actos de autoridad, se da respuesta por parte de gobiernos transformadores, a una parte de los justos reclamos históricos de las naciones originarias.
El mandatario nayarita y la Presidenta de México han dejado en claro que el Plan de Justicia del Pueblo Wixárika, en Nayarit, es vital para lograr construir un ambiente para el trabajo y la calidad de vida, para un clima de paz y de unidad. Hay que recordar que la región, durante décadas si no es qué durante toda la vida, ha sido asolada por la violencia, por los enfrentamientos que han llevado a situaciones de peligro, de intranquilidad, de ingobernabilidad y de inestabilidad.
El Plan también considera mecanismos para que los pueblos originarios puedan ejercer el derecho que les asiste de autodeterminación., La Ley Fundamental reconoce ese derecho a los pueblos originarios, pero ese reconocimiento no iba acompañado de apoyos con una perspectiva holística. Lo anterior significa que las naciones originarias, como los wixárika son reconocidos como sujetos de derecho público con capacidad jurídica para recibir y administrar recursos públicos.
El Gobernador Navarro y la Presidenta Sheinbaum han generado mecanismos para que la sea la voz de las naciones originarias la que define prioridades y rumbos. Es por eso que el plan da prioridad a las demandas, a los sentimientos, a las preocupaciones y anhelos de las naciones originarias y en este caso especial a los wixárika.
La restitución de tierras es apenas un pequeño paso que representa un enorme salto para acercar la justicia a los pueblos indígenas. A eso se añaden inversiones para construir caminos artesanales, apoyos como becas parta educación y acciones en favor de la salud de la gente. Para eso se requiere hacer política y rescatar las tradiciones que se traduzcan en buenos gobiernos. La democracia en ese sentido, no se hace a un lado, no se excluye, sino que adquiere una forma y una dimensión diferente porque suma tradiciones de dos mundos.
El Plan también busca proteger y preservar los lugares y sitios sagrados y las rutas de peregrinación de los pueblos indígenas. De esa manera se apoya y se promueve la cultura e identidad del pueblo wixárika.
Es notorio que el gobierno de Navarro Quintero y el que encabeza la Presidenta Sheinbaum reconocen en su justa dimensión la relevancia cultural e identitaria de los pueblos originarios. El Plan que promueven, apoyan y encabezan la Presidenta y el Gobernador, apenas empieza para esta parte de la nación actual. Apenas da inicio, pero son pasos de gigante los que se dan en dirección a la justicia que merecen y reclaman los pueblos originarios.