Especialmente durante la temporada de lluvias, a menudo nos encontramos en redes sociales y medios de comunicación con fotografías y videos que muestran el desbordamiento de arroyos y ríos, provocando la incomunicación de pueblos en diversas partes del estado.
Tales imágenes traen otra evidencia: en Nayarit no se cuenta con al menos un helicóptero del Gobierno del Estado que cumpla esas tareas de emergencia, que pueda llegar en minutos a donde por tierra la policía, militares y cuerpos de rescate tardan horas hasta que baja el nivel del agua de un río, o bien retiran árboles, piedras y lodo de una carretera ante el desgajamiento de un cerro.
La necesidad de contar con un helicóptero para tareas de seguridad y traslado de víctimas es más que evidente ante las inundaciones, pero una situación similar sucede en temporada de incendios, y de hecho en otros siniestros como accidentes en carretera.
Se insiste en lo anterior para que el gasto aborde estas prioridades.
A lo ya anotado habría que añadir, entre otros temas, la riña registrada hace unas semanas en la penal de Tepic y que dejó tres reos muertos, despertando información sobre la saturación que padece el centro de reclusión desde hace décadas, que es un inmueble viejo, ubicado en una zona poblada de Tepic, y por lo tanto la necesidad de construir otro acorde a las nuevas demandas.
Y a lo anterior hay que mencionar la añeja petición para que Nayarit pueda contar con un hospital psiquiátrico.
Se trata de algunos ejemplos de necesidades que enfrenta la entidad y que se han ido prorrogando.
El desbordamiento de ríos se ha ido convirtiendo año con año en una situación crónica en Nayarit, generando el aislamiento de comunidades. Bien podría el Gobierno del Estado abordar el tema de cómo hacerse de un helicóptero.
En este sentido, la reciente muerte de una joven pareja en el pueblo Otatiste, municipio de Tepic, a raíz del desgajamiento de un cerro, evidenció otro de los problemas que se presentan por las constantes lluvias.
Para cerrar este apunte, habría que añadir la necesidad de monitorear el cerro de La Cruz en Tepic, pues como es conocido, hace años fue alterado para la construcción de un camino de vehículos, generando que de sus paredes constantemente haya caída de piedras.
Muchas personas viven en la parte baja del cerro, y no son pocas quienes lo escalan para ejercitarse.
* Esta opinión es publicada con autorización de su autor. Oscar Verdín Camacho publica sus notas en www.relatosnayarit.com