El paro cardíaco repentino y el ataque cardíaco son dos eventos cardiovasculares críticos que, aunque comparten consecuencias graves muy parecidas, tienen causas, síntomas y tratamientos diferentes. Ambos requieren atención médica inmediata y conocer sus particularidades puede ser clave para salvar una vida.
De acuerdo con especialistas de Mayo Clinic, el paro cardíaco repentino se produce cuando el corazón deja de latir de forma súbita, por lo general debido a una arritmia fatal que interrumpe el ritmo normal y efectivo del órgano. “Si su corazón no está bombeando, la sangre no llegará a su cerebro, lo que le causa un colapso”, explicó el Dr. Brian Shapiro, especialista en medicina cardiovascular en Mayo Clinic, Jacksonville, Florida. Este tipo de colapso puede presentarse mientras una persona realiza actividades cotidianas, como caminar o hacer deporte.
En contraste, el ataque cardíaco ocurre por un bloqueo en las arterias coronarias que impide el flujo sanguíneo hacia el músculo cardíaco. Esto puede manifestarse con dolor en el pecho o dificultad para respirar. En algunos casos, el ataque cardíaco puede inducir una arritmia letal y provocar un paro cardíaco repentino. Según Shapiro, “la fibrilación ventricular y la taquicardia ventricular ocurren cuando el corazón late demasiado rápido, lo que se vuelve peligroso”.
Ante un paro cardíaco, las autoridades médicas recomiendan actuar con rapidez: llamar a emergencias, iniciar reanimación cardiopulmonar (RCP) y utilizar un desfibrilador externo automatizado (DEA) si está disponible. “El desfibrilador le dará una indicación para que, si nunca lo ha hecho antes, […] le dirá exactamente qué hacer”, indicó el especialista.
El riesgo de sufrir un paro o un ataque cardíaco varía según la edad y condiciones médicas subyacentes. En menores de 35 años, es más común un paro cardíaco debido a miocardiopatías como la hipertrófica, que engrosa el músculo cardíaco y lo hace más propenso a arritmias. Este tipo de afección afecta particularmente a atletas jóvenes y su incidencia es de aproximadamente 1 en 500 casos.
A partir de los 35 años, el principal factor de riesgo es la enfermedad de las arterias coronarias, relacionada con hipertensión, diabetes, tabaquismo, antecedentes familiares y un estilo de vida sedentario. Las placas ricas en colesterol pueden obstruir las arterias y desencadenar un ataque cardíaco o un paro si se genera una arritmia posterior.
Tanto quienes realizan poca actividad física como los atletas de alto rendimiento están expuestos a distintos riesgos. En estos casos, el monitoreo médico constante es esencial. “Durante el examen físico, los médicos escuchan soplos inusuales y realizan un electrocardiograma (EKG) y radiografías del tórax para detectar posibles signos de miocardiopatía”, agregó Shapiro. También pueden emplearse pruebas de esfuerzo cardiopulmonar para identificar alteraciones sutiles.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2024 se registraron 192 mil muertes por enfermedades del corazón en México, consolidándola como la principal causa de mortalidad del país. En una década, los fallecimientos aumentaron un 80%, un problema que sigue una tendencia global, afirma la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Los especialistas coinciden en que la actividad física debe continuar siendo parte de la rutina, siempre que se adapte al estado de salud de cada persona. “El objetivo siempre es lograr todo esto de manera segura”, concluyó el cardiólogo.



