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jueves, agosto 21, 2025
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Tepic vuelve al diamante con los Jaguares de Nayarit

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Más de un siglo después de que unos soñadores pidieran jugar beisbol en la Loma de la Cruz, Tepic celebra su ingreso a la Liga Mexicana del Pacífico

¡Noticia de Última Hora!… bueno, de hace más de un siglo.

El 6 de febrero de 1908, el Periódico Oficial del Territorio de Tepic publicaba una curiosa, pero apasionada petición: el presidente del Club de Beisbol Víbora solicitaba, en nombre de sus socios, permiso para usar la Loma de la Cruz como campo de juego. Nada de lujos: sin estadio, sin butacas, sin hot dogs. Sólo pasión, tierra y una pelota.

Este gesto sencillo revela mucho: el beisbol ya era en aquel entonces más que un pasatiempo. Era un sueño colectivo, una forma de unir a la comunidad. Y aunque no hay documentos que confirmen que se les concedió el terreno, una fotografía de 1926 muestra a tepiqueños jugando beisbol justo ahí, en la Loma. ¿Era el Club Víbora? No hay pruebas… pero tampoco dudas.

Saltamos al presente. En 2024 se levanta el Coloso del Pacífico, un estadio moderno, majestuoso, con más concreto que una autopista federal, esperando con ansias su razón de ser: un equipo que lo habite, lo sude y lo haga vibrar.

Y en 2025, ¡el bombazo! La Liga Mexicana del Pacífico aprueba el ingreso de los Jaguares de Nayarit, trasladando la franquicia de los Sultanes de Monterrey a Tepic. Así, Nayarit entra por la puerta grande a una de las ligas más importantes del beisbol nacional.

¿La gente está emocionada? Claro. ¿El estadio es una joya? También. Pero aquí viene el verdadero strike: un proyecto deportivo no debe durar lo que dura una administración. Porque los gobiernos pasan… pero los sueños de afición deben quedarse.

Construir un equipo no es cuestión de inaugurar con fuegos artificiales. Se necesita visión, lana (mucha lana), compromiso y, sobre todo, continuidad. Porque domar un jaguar no es tarea de tres años. Ni de seis.

Que este nuevo capítulo no sea sólo una jugada de temporada. Que no volvamos a ver el estadio convertido en otro elefante blanco, silencioso, solitario y lleno de promesas vencidas.

El Club Víbora lo intentó hace más de 100 años. Hoy, Tepic tiene la oportunidad de convertir ese sueño polvoriento en una realidad que dure generaciones.

Nota: Información y fotografía proporcionada por Javier Berecohechea (Club de Beisbol Víbora)

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