Se antoja poner una anotación en el cuarto de guerra de los partidos de oposición de México o de los profetas del desastre de Morena. Sería una copia al carbón de aquella del estadounidense Carville.
“Es el amor, estúpido”, diría.
Pongamos el contexto: Clinton disputaba a Bush la presidencia. Bush destacaba sus logros en política exterior. El estratega de Clinton quería que el demócrata se enfocara en lo que realmente preocupaba a los ciudadanos: la economía. Pulió una frase para el equipo interno: “La economía, estúpido”. Se filtró y terminó siendo tan popular que cumplió su objetivo.
Regresemos a México. Figuras clave del morenismo se han visto envueltas en escándalos, en especial por el disfrute de lujos y una vida de derroche. Los opositores se frotan las manos por la plusvalía que podrían obtener y pronostican que esta crisis socavará los cimientos de la cuatroté. Un estratega podría decirles que eso no importa a los ciudadanos; que centren su atención y análisis en el amor para, tras su comprensión, cambiar de estrategia y de táctica.
Ironía o no, se dice que el amor eterno dura seis meses. El amor acaba, canta la canción. Demasiado pronto, por desgracia. En el enamoramiento hace de las suyas la química cerebral, la idealización, los pensamientos intrusivos y la atracción incontrolable. En ese período, los defectos, las fallas y los errores no se ven o no se quieren ver. Luego todo se apaga, desaparece la idealización y llega la maldita realidad.
Y es que este enamoramiento político es más terco y absurdo que el romántico. No se sustenta solo en una persona, sino en la promesa de que, por fin, la historia está del lado de uno. Por eso, cada escándalo revelado por la oposición no se procesa como una falla del líder, sino como una agresión del enemigo a la causa propia. Se levanta así una muralla donde los datos duros simplemente se estrellan; la lealtad no sólo ciega, sino que blinda.
En el lenguaje político se llama atinadamente “luna de miel” a esa primera etapa cuando alguien es electo. Dura, dicen, un año.
En movimientos sociales o políticos más amplios, como el de la aparición y crecimiento de Morena, el enamoramiento dura más tiempo. Tal vez en su caso sea más prolongado, atípico, por tres factores: un líder hábil y carismático, una narrativa polarizante y programas sociales masivos con transferencia en efectivo.
Mientras dure la luna de miel, los costos por escándalos de la vida de lujos y derroche serán insignificantes para el movimiento y su fortaleza electoral. Lo pagarán de manera personal algunos, dependiendo del poder en la sombra o el poder formal, que dispensarán perdón o castigo según sus humores e intereses.
Conviene que los opositores pongan un post-it en todos los lugares recordándoles que es el amor, porque mientras dure, esas fallas no podrán capitalizarlas.
Ya deberían saberlo, cuando ningún argumento contra la reforma judicial logró provocar una crisis seria. Precisamente porque ese amor colectivo otorga un cheque en blanco. Permite emprender cambios estructurales profundos, no por la solidez de sus argumentos técnicos, sino por la fuerza de la confianza ciega. La legitimidad no emana del debate parlamentario o del análisis experto, sino del vínculo afectivo con las masas. La oposición habla el lenguaje de las leyes y los contrapesos, mientras el poder habla el de la misión histórica y la lealtad incondicional.
Ante la reforma electoral anunciada, tienen tiempo para prepararse y hacer valer su voz ante la ciudadanía.
Entonces, ¿qué significa pescar ahora, en este río de fervor? No se trata de gritar más fuerte sobre los pecados del otro, pues eso sólo refuerza el cerco de los fieles. La pesca virtuosa consiste en cambiar de cebo. En lugar de atacar la figura amada, se trata de señalar con paciencia la brecha creciente entre la promesa de amor y la cruda realidad cotidiana: la inflación que no cede, la farmacia sin medicinas, la inseguridad en la esquina. La decepción no nacerá de un gran escándalo, sino de la suma de pequeñas ausencias y promesas rotas.
Cuando el amor haya acabado, cualquier pecado tendrá un costo catastrófico y cualquier oposición podrá cosechar. A río revuelto, ganancia de pescadores. La virtud es pescar ahora.