Con resultados y frente a nuevos desafíos, así es el escenario en el que el Gobernador Miguel Ángel Navarro Quintero ha rendido su Cuarto Informe de Labores. Como titular del Poder Ejecutivo de Nayarit, con ese motivo ha ofrecido un mensaje a los nayaritas. Sus palabras deben analizarse con detenimiento dado que el momento en el que hace el balance de su administración es clave en lo que sigue en Nayarit en tres campos: en lo económico, en lo social y, sobre todo, en lo político.
El Gobernador Navarro Quintero asume el mando de un gobierno que debía hacer frente a las consecuencias de la corrupción, de la irresponsabilidad y la indolencia. No podemos dejar de tener presente que Nayarit fue involucrado en un nivel de endeudamiento que se convirtió en una amenaza para la viabilidad financiera de la administración pública. De la misma manera, el estado fue comprometido con fuerzas ajenas al interés de los nayaritas, lo que en cierto modo es peor que el primer problema que aquí se plantea. Lo anterior lleva a la necesidad de reflexionar en torno a lo que sigue en el tercer tercio de la actual administración.
De lo que se trata es de consolidar los avances y de lograr que el espíritu de la transformación se mantenga en lo esencial. Esto puede parecer que estaríamos hablando del final de la administración navarrista. Y en efecto, esa es la cuestión central del análisis que se debe hacer a estas alturas. No se trata de un tema tempranero, no se trata de un tema que se adelanta a los tiempos. De ninguna manera. Me parece que el Viejo Don Emilio (González Parra) tenía razón cuando sostenía que la sucesión de un gobierno daba inicio al iniciar el periodo de gobierno. Esto significa que la sucesión para un gobierno como el de Emilio o como ahora, el de Navarro, dio inicio un 19 de septiembre. En el caso de Emilio el 19 de septiembre de 1981 y en el del doctor Navarro Quintero, el 19 de septiembre de 2021. Hay lógica incontrovertible que se impone.
Lo que el Gobernador Navarro Quintero ha logrado debe valorarse, debe dimensionarse partiendo de reconocer que no ha sido sencillo obtener resultados en un entorno de fuertes complicaciones. Problemas tan graves como el de las pensiones y jubilaciones, que comprometieron las finanzas públicas no pueden considerarse como temas de coyuntura. Este es un tema estructural que ha debido afrontar el mandatario estatal. Lo ha hecho y ha tenido resultados que deben considerarse como una obra de ingeniería financiera que ha dado resultados como consecuencia de la fortaleza de un equipo encabezado por el secretario Julio César López Ruelas. El Secretario se ha apoyado en el liderazgo del mandatario ha mantenido domada la deuda y ha traducido en más ingresos propios con el apoyo de una sociedad que se ve beneficiada con obras, con el trabajo honesto de un gobierno como el que lidera el doctor Navarro.
La capacidad de gestión mostrada por el gobernante nayarita también se muestra en las obras que se han realizado en todo el territorio del estado. Me refiero a la obra carretera, a esas obras para riego en zonas de alto potencial productivo, a las obras en escuelas y en hospitales. Una de las más importantes obras que se han desplegado en el territorio nayarita se relaciona con la salud. El estado de Nayarit fue el primero que se incorporó al modelo IMSS-BIENESTAR, que representa el primer paso para llevar al país a un Sistema Universal de Salud, en el que cualquier mexicano podrá acceder a servicios de salud, haciendo realidad el derecho humano a una condición de pleno bienestar humano. No se trata de cualquier cosa si tenemos en cuenta que durante varias administraciones previas al gobierno de López Obrador y de Sheinbaum Pardo se abandonó al sector salud, al IMSS, al ISSSTE, a todo el sector público de la materia. En el estado las cosas no eran mejor, pues obras en materia de salud fueron pura simulación (como el Hospital que inauguró un gobernador sin siquiera haber colocado al menos una primera piedra) u obras inconclusas, como en el caso del Hospital de la Mujer en Tepic. Eso se acabó y ahora las cosas son diferentes.
No se trata solamente de hacer gestión para que el estado salga adelante. Se trata de promover la “marca” Nayarit. Eso es lo que ha hecho el mandatario estatal. Esa promoción del estado tiene como punto de apoyo el respaldo popular al gobierno de Navarro Quintero. Ese apoyo ha significado el crecimiento de los niveles de ingresos propios que se traducen en obras de financiamiento directo por parte del gobierno navarrista. Una buena administración, honesta, con prioridades claramente definidas por mecanismos democráticos, con uso racional de los recursos escasos, se agregan como variables que han sido controladas con un buen liderazgo, tanto en la esfera financiera como en la esfera política.
Lo que sigue es un desafío de enormes proporciones. De lo que se trata es lograr que el proceso de transformaciones de la vida pública se consolide. El proceso de transformación no concluye con un gobierno, ni siquiera por asomo, no por casualidad. Ni en el país ni en el estado se pueden lograr todos los objetivos que desea la población en cuanto al estado de cosas que prevaleció durante casi todo el siglo XX.
El estado de Nayarit entra a una etapa de consolidación. También entra en una etapa fundamental en la historia de los cambios que reclaman los nayaritas. El estado deberá asegurarse de que los cambios se consoliden en un clima democrático. Lo peor que puede ocurrirle a Nayarit es volver a entrar, como hasta hace algunos años, en una etapa de venganzas y paredones.
Lo sabemos, Nayarit no es región propicia para los conflictos, sino para la construcción de consensos. Eso requiere el estado y esa es la naturaleza de la trayectoria del Gobernador Navarro Quintero.
El mandatario nayarita es dialoguista y es constructor de puentes, es constructor de grandes acuerdos para generar grandes soluciones a los grandes problemas de Nayarit. Ese es el reto: continuar en esa transformadora lógica democrática, de respeto a la pluralidad y de firme y sincero ánimo incluyente. Lo que está en juego es el futuro de Nayarit, no solamente el futuro de un resultado electoral.