
No tengo (ni pretendo tener) 16 esposas y 36 hijos como Mswati III, Rey de Esuatini, antes llamado Swazilandia, que de todos modos no sé ubicarlo en el mapa, quizá en lo que sí nos parecemos es que yo también vacacionaría en Nayarit.
Y lo haría como él en La Mandarina, complejo ubicado en Compostela, famoso porque llegan estrellas de todo tipo, algunas, como el monarca en su propio avión, y es que no es para menos.
Pues a decir de los que saben, el Rey Mswati III es una rara avis, cabeza, rostro y nombre de una de las últimas monarquías absolutas del mundo, le fue puesta la corona de monarca en 1986, mientras en México celebrábamos el Mundial de futbol, él apenas con 18 años; la razón fue la muerte de su padre llamado Sobhuza II. Los que le dan seguimiento al mundo de las monarquías dicen que el oriundo de Manzini lleva una vida de lujos y polémicas, y que como buen Rey absoluto decide y define a su libre albedrío, como por ejemplo cuando le cambió el nombre a su reino en 2018.
Por lo pronto allí estará algunos días de vacaciones el monarca, quizá se encuentre con gente del jetset mundial, difícilmente hablarán de algún tema, no se conoce mucho sobre sus aficiones o intereses culturales, salvo sus gustos culposos que ya vimos por donde van.