La necesidad de vivienda en México no deja de crecer, pero el acceso al financiamiento para adquirirla se reduce. En el primer semestre de 2025, el número total de hipotecas cayó 9% y el monto total 4.5% respecto al mismo periodo del año anterior, según el informe Situación Inmobiliaria del grupo financiero BBVA México.
El estudio identifica un fenómeno estructural: mientras se estima una demanda potencial de 7.5 millones de viviendas para los próximos años —en su mayoría de interés social o tradicional—, los instrumentos que permiten financiar la compra se han vuelto menos accesibles para los sectores con mayor necesidad.
La banca comercial disminuyó en 6,8% la cantidad de hipotecas para adquisición y redujo 10,3% el monto total colocado. Los organismos públicos como Infonavit y Fovissste también registraron caídas en la originación, sin ofrecer alternativas de cobertura masiva para los segmentos excluidos.
A esta contracción se suma la presión del mercado. La apreciación de la vivienda se mantiene por encima del 8% anual, mientras el crecimiento de los ingresos ha sido limitado. Esto ha deteriorado la asequibilidad: hogares que antes calificaban para un crédito ahora no alcanzan los montos mínimos requeridos.
El banco advierte que la paradoja se agrava por la concentración geográfica del crédito: los grandes centros metropolitanos, donde se concentran empleo formal e ingresos, absorben más de la mitad del financiamiento total. En contraste, entidades del sur presentan mayores tasas de morosidad y menor acceso a hipotecas.
Esta situación deja fuera del mercado a millones de familias con ingresos bajos o informales, aun cuando representan la mayoría de la demanda. “Ampliar el acceso al crédito hipotecario de forma sostenible y garantizar una mayor oferta de vivienda asequible” es el reto inmediato, señala BBVA.
Además de las barreras crediticias, el Registro Único de Vivienda reporta una caída de 8,2% en nuevos proyectos registrados, pese al anuncio gubernamental de construir 1.7 millones de viviendas. El inventario creció 7,6%, lo que sugiere una sobreoferta de viviendas no adecuadas al perfil del comprador real.
El análisis complementa la reestructuración de créditos y concluye que para enfrentar la crisis es necesario “equilibrar la política habitacional, ampliando el financiamiento inclusivo y alineando la oferta de vivienda con las verdaderas necesidades regionales del país”. De lo contrario, el déficit habitacional podría convertirse en un riesgo social de largo plazo.