El proceso para alcanzar el primer tratado global contra la contaminación plástica entró en una fase crítica tras el fracaso de las negociaciones en Ginebra y la renuncia de Luis Vayas Valdivieso, embajador de Ecuador y presidente del Comité Intergubernamental de Negociación (CIN). El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) abordará la continuidad del tratado en su próxima reunión en Nairobi, prevista para diciembre.
La ronda más reciente de negociaciones concluyó sin acuerdo, a pesar de extensas discusiones que se prolongaron durante varias jornadas. De momento, no está claro si un nuevo presidente del CIN convocará otra reunión o si se dará por cerrado el proceso sin un tratado.
“El papel del presidente en estos procesos es crucial, ya que establece el plan de trabajo y dirige las discusiones”, señaló Samuel Winton, investigador de la Universidad de Portsmouth. Según Winton, la salida del embajador tendrá “un gran impacto en el progreso de esas conversaciones”.
El Tratado Global de Plásticos busca coordinar medidas globales para enfrentar una crisis ambiental creciente. “El plástico es una cadena de suministro global”, afirmó Winton, quien subrayó que las acciones individuales de los países tienen efectos limitados. “Un tratado global brinda a los países la oportunidad de colaborar estratégicamente para tomar medidas realmente significativas”.
Entre los avances parciales, el investigador destacó que la Coalición de Alta Ambición, compuesta por más de 50 países incluyendo la Unión Europea y el Reino Unido, ha logrado una mayor comprensión mutua. También observó un cambio moderado en la postura de países como China, aunque otros actores como Arabia Saudita, Irán y Rusia no han modificado sus posiciones.
El proceso se ha visto afectado por la falta de un bloque negociador estructurado y la imposibilidad de introducir mecanismos de votación ante la oposición del PNUMA y algunos Estados miembros. Según Winton, una alternativa podría ser que un grupo de países avance en un tratado externo al sistema de las Naciones Unidas, aunque reconoció que esta vía es compleja y controvertida.
Consultado sobre el peor escenario posible, Winton advirtió que no llegar a ningún tratado no sería lo más grave. “El peor escenario posible sería un tratado muy débil que aborde únicamente el reciclaje y el consumo de plásticos desechables, en lugar de limitar su producción”, explicó.
El experto también remarcó que el proceso reveló deficiencias estructurales en la forma en que la ONU negocia acuerdos ambientales. “Necesitamos encontrar nuevas y mejores maneras de facilitar el debate, que no puedan ser bloqueadas por un grupo de países… ni impulsadas en una dirección específica por países que buscan un resultado extremo”, señaló.
Mientras tanto, bloques como la Unión Europea y la Unión Africana podrían impulsar acuerdos regionales en capacidad de recolección, incluso si no se concreta un tratado global. “Espero que este proceso, tras haber unido a los países, genere más diálogos regionales, incluso si no se logra un acuerdo global”, concluyó Winton.