En 2025, el programa federal Producción para el Bienestar benefició a dos millones de productoras y productores de pequeña y mediana escala en México, quienes cultivan maíz, frijol, arroz, café, caña de azúcar, cacao, nopal y miel. Esta iniciativa federal contribuyó significativamente al fortalecimiento de la producción agroalimentaria y la soberanía alimentaria del país.
El programa operó con un presupuesto autorizado de 15 mil 420 millones de pesos, destinados al otorgamiento de apoyos económicos directos. Estos recursos se canalizaron a través de la tarjeta del Banco del Bienestar, una institución de banca social que facilita la dispersión de apoyos gubernamentales, con el objetivo de mejorar la producción de granos básicos y otros productos elegibles.
En lo que respecta a la inclusión social, el programa cumplió con sus metas institucionales al reportar que el 36 por ciento de los beneficiarios fueron mujeres y el 68 por ciento se ubicaron en municipios con población indígena. Esto supera los parámetros mínimos establecidos en la normatividad y se alinea con las políticas de igualdad sustantiva promovidas por la administración federal.
Producción para el Bienestar reafirmó así su papel estratégico en los objetivos de autosuficiencia alimentaria del país, al fortalecer el apoyo a cultivos prioritarios. De manera destacada, impulsó la producción de maíz, frijol y arroz, componentes clave para incrementar el abasto nacional de alimentos básicos. Un ejemplo de ello es la incorporación de productores de frijol en Durango, Nayarit y Zacatecas, y de arroz en Campeche y Nayarit, lo que permitió ampliar la cobertura del programa en regiones estratégicas para la producción de granos.
La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural también inició la primera fase de actualización, corroboración de datos e integración de expedientes de los derechohabientes del programa en la Ciudad de México, Durango, Nayarit, Morelos, Tlaxcala, Querétaro, Puebla y Zacatecas. Este proceso busca asegurar la correcta focalización de los apoyos y optimizar su distribución. La buena respuesta registrada en esta etapa refleja el interés y la participación activa del sector productivo en los procesos de ordenamiento y mejora del programa.
Contar con un padrón actualizado y confiable permitirá disponer de información de calidad para democratizar el acceso a las oportunidades públicas y fortalecer la toma de decisiones en materia de política agroalimentaria. Esta información es un insumo esencial para construir bienestar, contribuyendo a una intervención pública más coordinada, eficiente y orientada al desarrollo rural en el territorio.



